Netrebko 45 

La era Netrebko

Sobre la soprano rusa en su 45 cumpleaños

Marcar una era no debe ser cosa fácil. Hoy, Anna Netrebko (Krasnodar, 1971), cumple 45 años y lo hace siendo considerada por muchos como la soprano más importante de la actualidad, la más deseada por los teatros de todo el globo y la más mediática. Llegar hasta aquí para esta soprano rusa, formada en San Petersburgo, bajo el ala y la protección de su mentor, el director Valery Gergiev, desde su debut como Susanna en 1994 en el Teatro Mariinsky, no se puede decir que haya sido fácil, pero si una carrera ascendente con ribetes de meteórica. Sus dos años como chica de la limpieza en los vestíbulos del Teatro Mariisnky, la manera más fácil de entrar al teatro en esa época para poder ver todos los ensayos y vida musical interna del teatro, forman parte ya de la leyenda Netrebko. Valery Gergiev recuerda que la descubrió en esa época, para dos años más tarde en una audición decirle, “¿ah pero también cantas?, ¡que sorpresa!”. Una anécdota de la que Anna ya está bastante harta de recordar pero que marcan el nacimiento de una figura como la suya, la Cenicienta rusa se la ha llamado por esta razón más de una vez. ¿Qué la ha convertido en la Diva del siglo XXI, como lo es para tanto fan del mundo entero?

Netrebko posee un instrumento privilegiado, opulento, con cuerpo, timbre reconocible al punto, nacarado, muy atractivo y fonogénico como se puede apreciar en su abundante discografía. Su extensión de soprano lírica es notable, desde sus comienzos como Susanna de Le Nozze, o la Natasha con la que debutó como solista en el Met de Nueva York (2002), o en el Teatro Real allá en un lejano 2001, cuando todavía nadie sabia que estaba viendo a una estrella en ciernes, pasando por los roles que la han catapultado mundialmente, la Donna Anna en Salzburgo en 2003, pero sobretodo su Violetta Valery de nuevo en Salzburgo en 2005. Su fuerza escénica, energía actoral y magnetismo personal en estas interpretaciones hicieron que el mundo lírico la señalara como la nueva estrella de la ópera, queda el testimonio de esas funciones en La Traviata en DVD, producción de Willy Decker, junto a su pareja estelar en ese momento, un Rolando Villazón en pleno cenit de su fulgurante carrera. De repente su nombre empezó a aparecer como un vendaval, en Austria, donde se nacionalizó sin perder su ciudadanía rusa, la encumbraron como la reina de Salzburgo. sus éxitos y debuts mundiales se contaron como acontecimientos, así como una carrera discográfica encumbrada por DG, desde su solo debut en el cd Anna Netrebko: Opera Arias (2003), pero sobretodo con el Sempre libera (2004), dirigido por Claudio Abbado con el aria inicial de Violetta, pero también con fragmentos de SonnambulaLuciaPuritani, Desdemona o el inefable "O mio babbino caro" de Gianni Schicchi.

Desde aquí su éxito fulgurante, no solo con un público que la adora, sino también refrendado por la crítica mundial, que ven en ella las características de una nueva Diva de la lírica, merced a un atractivo físico evidente, a su instrumento vocal redondo y sin fisuras apoyado en una técnica firme y de gran versatilidad, pero sobretodo por una personalidad radiante, fresca y sin complejos, lejos del aura de glamour de divas más estilo finiseculares y caprichosas como pudieran ser la Gheorghiu o la sofisticación un tanto amanerada de una Fleming. Anna Netrebko cumplirá en 2019, 25 años de carrera, encumbrada como la personalidad operística femenina que habrá marcado una época y sobretodo el inicio del siglo XXI, un inicio de siglo redefinido por un sobrevalorado culto a la imagen, multiplicado por las nuevas formas de distribución de la ópera por internet, y su eclosión en las retransmisiones de salas de cine a nivel mundial, proyección elevada al cubo por las redes sociales. Anna ha sabido mantener su personalidad artística con todas estas características, se deja querer por las cámaras, aparece en revistas de moda, belleza y estilo con la misma soltura que debuta nuevos roles, denotando una ambición artística sin complejos, que la hacen crecer como solista. Desde su base inicial con el repertorio ruso, de la que es consumada especialista, y que supone su base natural, ha sabido compaginar con roles de Mozart, pero sobretodo con una base de papeles belcantistas, desde Lucia, pasando por Elvira, Norina o Gilda, para también más tarde dar un salto a roles de mayor enjundia lírica como Anna Bolena, Giovanna d’Arco o la Leonora de Il trovatore, siempre aportando un enfoque personal inconfundible, una calidad solista irrefutable y ese carisma escénico único que mantiene y la hacen ser una artista fascinante en directo.

Soprano de gran empatía con la audiencia, gestiona su fama de celebrity algo alocada, con una vida personal que siempre ha sabido llevar con naturalidad, a pesar de la presión de los medios. Sus parejas, siempre cantantes, el barítono Simone Alberghini primero, su boda, hijo en común y divorcio con el bajo-barítono uruguayo Erwin Schrott y su actual esposo, el tenor ruso Yusif Eyvazov, se han seguido con fruición desde el papel corché y desde las redes sociales, donde Netrebko se muestra sin complejos, con una naturalidad y despreocupación lejos de las divas inalcanzables y divinas de antaño, con Anna uno parece que pudiera irse a tomar algo en cualquier sitio y además divertirse con su carácter extrovertido y alegre. Pero su autoexigencia de solista sigue ahí, su cambio de voz, que no a todos convence, desde que tuvo a su hijo Thiago, han redirigido su repertorio a roles de mayor peso, abandonando paulatinamente los roles belcantistas más ligeros para adentrarse en nuevas metas, como su acercamiento al verismo italiano, último cd novedad de este otoño 2016. Sus último debut como Manon Lescaut este pasado verano y su sorpresivo éxito como Elsa del Lohengrin wagneriano bajo la batuta de Christian Thielemann en Dresde -grabación que saldrá estas navidades bajo el sello DG- el pasado mayo, marcan un futuro que parece augurarle nuevos triunfos personales. Anna Netrebko parece reinventarse con los retos y la presión mediática, su evidente cambio físico de estilizada soprano, a mujer sin complejos de curvas con una nueva vida emocional que la llena de felicidad, la redirigen a un nuevo camino artístico de la que pueden venir nuevos éxitos y renuncias también su debut como Norma de Bellini en el Covent garden, demostrando una decisión meditada desde la madurez. 

La era Netrebko ha marcado el descubrimiento de cantantes eslavas que han surgido sobre su estela, como las sopranos Nino Machaidze u Olga Peretytako, o las también radiantes y llenas de vitalidad, la sudafricana Pretty Yende o estadounidense Nadine Sierra, todas ellas con características marcadas por la figura de Anna, culto a una imagen cuidada y jovial, frescura escénica y dominio del instrumento con exigencia pero sin caer en la autocomplacencia. La era Anna Netrebko sigue viva, en 2019, cuando se cumplan los 25 años de carrera de la soprano rusa, se podrá hacer un interesante background de los inicios de este nuevo milenio lírico, donde Netrebko, por méritos propios habrá dejado una huella imborrable en la historia de la ópera.