Alberola Carlos Gil 

Maite Alberola, soprano: “Ojalá la voz volviese a ser lo primordial en nuestra profesión”

Acaba de debutar con éxito en el Teatro de la Zarzuela con La villana. Nacida en la localidad valenciana de Silla, la voz de la soprano Maite Alberola es sin duda una de las más interesantes y valiosas que ha dado el panorama lírico español en los últimos años. En esta conversación con Platea Magazine recapitula sus raíces, sus inicios y avanza algunos de sus próximos proyectos.

¿De dónde parte su vocación por la lírica y el canto?

Empecé con la música a los diez años, estudiando la viola. En mi familia, no tanto en mi casa, había primos músicos y la viola me vino dada sin yo buscarlo de forma especial. Cuando llegué a grado medio, cuando empiezan las asignaturas de coro, comencé a cantar y un profesor me animó a dar clase de canto. Cursé clases particulares con una profesora que se llama Jacqueline Squarcia. En mi pueblo instauraron el grado medio de canto y me apunté. Cursé todas las asignaturas paralelas del grado medio, tanto en viola como en canto. Y me presenté a las pruebas para el coro de un Elisir que iban a hacer en Valencia y fue allí donde conocí a Enedina Lloris.

Cuénteme más de su trabajo con ella y su formación posterior.

La conocí con uno diecisiete años y ella ha sido la maestra de canto con la que me he formado. Con ella descubrí mi vocación para hacer una carrera profesional dedicada al canto, algo que costó un tanto entender en mi casa, donde al final encontré un apoyo fundamental para poder formarme en mis inicios. Terminé los estudios en el conservatorio mientras estudiaba con Enedina. Además de ella quiero mencionar también a un barítono estadounidense, Darrel Babidge, con el que trabajo desde hace cuatro años, en muy buena sintonía.

Lo que realmente me impulsó a esforzarme en una carrera solista fue el concurso de la Ópera de Sabadell para Las bodas de fígaro, con unos veintiún años. Hice algún concurso más, como el de Logroño que gané, hice el concurso de Cordoba, el Manuel Ausensi. Fueron unos años, en torno a los veinte o veintidós, de presentarme a concursos, hasta llegar a esa escuela de Las bodas de Fígaro en Sabadell, fue el punto de inflexión para mí.

¿Por qué exactamente?

Fue la primera vez que me subía a un escenario como solista. Ya había trabajado antes con varios coros, como el de la Generalitat de Valencia. Pero ese fue el impulso que me dejó claro que quería y podía apostar por una carrera como solista. Tenía claro que sería difícil, pero era una apuesta que tenía que A partir de ahí debuté en el Liceo con Las bodas de Fígaro. Entre las primeras cosas que hice fue también La flauta mágica en el Festival Mozart de A Coruña 

¿Siempre tuvo un instrumento de soprano lírica?

Evidentemente siempre se ha intuido que tipo de voz tenía y hacia donde podía evolucionar, pero siendo tan joven tuve que ir con cuidado, estudiando, con paciencia. Eso siempre lo tuve claro y creo que he estado siempre muy bien asesorada. A día de hoy sigo investigando pero todo va cayendo por su propio peso. Siempre he sido una soprano lírica, si bien al principio podía sonar más ligera por color, no por vocalidad sino por lo juvenil del timbre. 

Y hasta la fecha, ¿con qué repertorio se ha sentido más cómoda?

Con la Condesa de Las bodas de Fígaro, por ejemplo. También la Nedda de Pagliacci, la Desdemona de Otello, que fue la confirmación del cambio que iba viniendo en mi voz, hacia cosas más dramáticas, con más orquestación, etc. Puccini me va muy bien, he hecho Mimí en La bohème y haré pronto Liú de Turandot. También estoy estudiando Suor Angelica.

Me parece que tiene a la vista su debut con Elisabetta en Don Carlo.

Sí, si nada se tuerce será la próxima temporada, en una temporada española. Me hace mucha ilusión porque es algo que se me había propuesto ya antes y entonces no salió adelante por diversas circunstancias. En aquella ocasión estudié ya parte del rol y me encontré muy cómoda. Ahora me llega una nueva propuesta, para la próxima temporada, y creo que puede encajar muy bien en el desarrollo de mi voz.

¿Cuáles son su referentes del pasado, en qué sopranos se fija cuando estudia un nuevo rol?

Sin duda citaría en primer lugar a Mirella Freni la primera de todas. Siempre que canto algo, busco sus registros. También Lorengar, Scotto… y pocas más, no suelo tomar demasiadas referencias cuando preparo una partitura y casi siempre son ellas tres, que en todos los casos hicieron evoluciones muy pausadas y meditadas de una vocalidad más ligera a una de soprano spinto

Seguro que le han ofrecido papeles a los que por el momento ha tenido que decir que no.

Por supuesto, ya hace tiempo que se me propone hacer Tosca o Butterfly. Quizá estos dos en concreto, en las condiciones idóneas, tuvieran sentido; pero es un repertorio con el que hay que medirse con cuidado, con tiempo, con suficiente estudio y preparación. Imagino que llegarán, pero sin prisa; es importante meditar bien y no dañarse. El problema de fondo es que una vez que das un paso adelante, es después muy complicado dar ese mismo paso hacia atrás. Y por desgracia la profesión está como está y eso no nos permite tampoco escoger tanto como quisiéramos, en ocasiones. De modo que el equilibrio entre lo que quieres, puedes y debes cantar es complicado. Muchas veces escucho a otros colegas quizá en partes que no son ideales para su momento vocal, pero es que al final todos tenemos que comer y pagar nuestras facturas. Y eso a menudo nos impide elegir tanto como quisiéramos. 

Y bajo esas circunstancias, ¿cuál es la agenda que tiene por delante?

Ahora tengo sobre la mesa varias propuestas, algunas todavía por definir. Cerradas están dos producciones de Carmen, para hacer Micaela, una de ellas en China y otra en España. Haré también la Alice de Falstaff, que ya he cantado antes y con la que me siento muy cómoda. El año que viene debutaré como Liú en la Turandot del Teatro Real. A corto plazo, el mes que viene iré a la Ópera de Naples, en Florida, para estudiar con Renata Scotto que es como antes comentaba uno de mis referentes. En línea con esto, la verdad es que me encantaría tener más agenda fuera de España, pero hay que luchar contra tantas cosas…

¿Contra qué hay que luchar exactamente?

Sobre todo contra los gustos que parecen imperar a veces. Yo creo que la voz debería ser lo primero en nuestra profesión. La voz es el instrumento con el que trabajamos y una buena voz y una buena técnica deberían ser lo primero, por delante del físico que tantas veces es lo primero que se considera al hacer un reparto. Por supuesto que el físico añade mucho al resultado final de nuestro trabajo, eso no lo vamos a negar; pero creo que deberíamos competir en igualdad de condiciones partiendo de las voces y no de otra cosa.

Acaba de completar su debut en el Teatro de la Zarzuela con La villana. Creo que era una cita muy esperada en su agenda.

Cantar en la Zarzuela ha sido muy sueño toda la vida. Yo siempre he sido muy zarzuelera (risas). De hecho mis primeras actuaciones por Valencia fueron con zarzuela, hablo de mis inicios con bandas y demás. Aquí he contado con la confianza de Daniel Bianco para debutar en la Zarzuela con La villana, una partitura que yo no conocía pero que creo que me va como anillo al dedo, a pesar de ser difícil. Lo he disfrutado mucho, las funciones han salido muy bien y el público creo que lo ha disfrutado tanto como nosotros; ha sido una experiencia estupenda.

Siempre he creído que es una de las pocas voces españolas que guarda relación, por color y por repertorio, con la gran tradición de sopranos españolas, de Victoria de los Ángeles a Montserrat Caballé pasando por descontado por Pilar Lorengar, Ángeles Gulín. Cada una a su particular estilo, pero todas tienen algo en común que encuentro también en su vocalidad y en su canto.

En la zarzuela, por descontado, hay muchos papeles de soprano, para voces muy distintas. Pero muchos de los papeles protagonistas de soprano piden por lo general una voz carnosa y con un buen centro. Esto también ayuda a que las partes habladas fluyan con más naturalidad, pienso. Además la zarzuela hay que cantarla con mucha seriedad y respeto, con el mismo con el que tratamos a la ópera, que no parezca un segundo plato porque no lo es. Y por eso hay que poner en valor lo que hicieron con la zarzuela todas las grandes que nos han precedido. Yo desde luego me siento muy feliz cantando zarzuela.