Scotto master Coruna 

Elogio de los pequeños milagros líricos

Sobre la temporada lírica de A Coruña

Cuán a menudo brillan más los esfuerzos y logros de los que menos tienen. Y cuántas veces da la impresión de que los más acomodados desperdician sus recursos, demasiado confiados en contar con ellos. La lírica es deficitaria prácticamente por naturaleza. Es arduamente difícil sostener una producción a partir de los ingresos de taquilla. Siempre hace falta algún ingreso complementario, sea por la vía de las ayudas públicas, sea por la vía del mecenazgo privado. La Asociación de Amigos de la Ópera de A Coruña cumple ahora 65 años de recorrido, situándose como una de las más longevas de nuestro país. Y la mala fortuna ha querido que precisamente este año tengan que hacer frente a una situación sumamente compleja, por varios factores. 

Por un lado el Palacio de la Ópera, su sede habitual, está de obras y esto les ha obligado a escenificar su temporada en el Teatro Colón de La Coruña, un espacio mucho más pequeño y menos preparado para estos menesteres. Con un aforo de apenas 700 personas -con la consiguiente merma en taquilla…- y con un foso donde a duras penas se agolpan 40 músicos, el reto de mantener allí la programación lírica coruñesa era mayúsculo. Pero ojalá esa fuera la única apretura. El problema mayor, cómo no, ha venido por el lado de las cuentas, con un recorte muy acusado en su financiación. Nada menos que 100.000 euros menos que el ejercicio anterior, donde ya se vieron mermadas las cuentas. Con un presupuesto total de 400.000 euros, la temporada lírica coruñesa ha sabido mantenerse en pie gracias a la complicidad de los artistas implicados y a la imaginación y saber hacer de su director artístico César Wonenburger. 

Ante este panorama sólo cabe quitarse el sombrero ante las funciones de Un ballo in maschera que hace unos diás abrieron la temporada coruñesa, en homenaje a Ángeles Gulín. No ya sólo por el reparto congregado, digno de cualquier primer teatro; sino además por el esfuerzo colectivo de obrar un pequeño milagro lírico, precisamente cuando casi todas las circunstancias parecían ponerse en contra. La temporada lírica coruñesa tiene por delante aún varias citas de interés, como la gala lírica en homenaje a Alberto Zedda o las funciones de Lucrezia Borgia en versión concierto, con Mariella Devia y Celso Albelo, amén del recital de la soprano sudafricana Pretty Yende. Y todo ello aderezado con la presencia de Renata Scotto, impartiendo sus clases magistrales para tomar el relevo del fallecido Alberto Zedda, al que se rinde homenaje hoy precisamente con una merecida gala lírica.

Sirvan estas líneas pues a modo de elogio a los pequeños milagros líricos como el de A Coruña. Como bien apunta la Presidenta de os Amigos de la Ópera de A Coruña, Natalia Lamas, las instituciones tienen el año próximo una estupenda ocasión para demostrar estar a la altura, pues se cumplen 250 años de las primeras representaciones operísticas en la ciudad gallega. La temporada lírica de A Coruña ha demostrado saber hacer más con menos y el público, un año más, ha respondido a su propuesta. Es hora de que veamos qué puede hacer Coruña sin esas apreturas, en unas condiciones más holgadas y cómodas de trabajo y financiación.