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Cuestión de perspectiva

Oviedo. 25/06/16. Teatro Campoamor. Obras de Chueca y Barbieri. Luis Cansino (Caballero de Gracia / Policía). María Rey-Joly (Merche / Menegilda). Amparo Navarro (El Elíseo). Paco León (Paco). Amelia Font (Doña Virtudes). Ángel Ruiz (Rata primero / Neptuno / Sietemesino / Doctor Bartomeu). Carlos Crooke (Rata segundo). Pedro Quiralte (Rata tercero). Entre otros. Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Orquesta Oviedo Filarmonía. José María Moreno, dirección musical. Miguel del Arco, dirección de escena.

No existe la mala publicidad y, desde que un grupo de espectadores tratara de boicotear una de las funciones hace ya algunas semanas, esta obra ideada por el dramaturgo Miguel del Arco está en boca de todos. Prueba de ello era el gentío que ayer se agolpaba frente a las puertas del Teatro Campoamor, dispuesto a ocupar hasta la última de las butacas sin preocuparse de convencionalismos que, para algunos, son inherentes al género. No muy lejos de allí, en uno de los laterales del teatro, un reducido grupo reclamaba ante la taquilla; habían comprado el abono para toda la temporada y exigían una devolución parcial del importe. “No estamos dispuestos a pagar por ver algo así”, sostenían. Quizás deberían haberse informado bien sobre los títulos propuestos, cuya lista lleva meses cerrada, antes de lanzarse a comprar el abono, pues ¡Cómo está Madriz! ya prometía ser una de esas obras llamadas a levantar polémica con la sátira político-social como estandarte. Pero, a fin de cuentas ¿No era esa la función de muchas zarzuelas, como La Gran Vía o El año pasado por agua, en el momento de su estreno? Ya desde tiempos de Larra a la sociedad española le encanta reírse de sí misma; “Vuelva usted mañana”, escribió hace siglos el madrileño… Ahora esa sátira viaja por más canales que nunca, traspasando el estricto formato del papel -aunque aún puede verse en medios como “El Jueves”- para inundar Internet y sus redes sociales donde, sin ir más lejos, las parodias de “El Mundo Today” están trayendo de cabeza a más de un partido político. Es por eso que esta creación de Miguel del Arco no debería alterar a nadie, especialmente si sabemos valorarla como lo que es: una revista musical y no una zarzuela en sentido estricto. ¡Cómo está Madriz! no es una obra para alguien que persiga el rigor musical, que sólo se encontrará con un tótum revolútum de partituras que van desde El año pasado por agua o La Gran Vía hasta El barberillo de Lavapiés o incluso un fragmento de la Marcha Imperial compuesta por John Williams para la banda sonora de Star Wars. En cambio, quien busque una obra con la que reírse un buen rato, tanto de España como de sí mismo, a través de unos diálogos elaborados y que -por fortuna- rara vez caen en el chiste fácil, no hay duda de que encontrará en ésta una gran opción. Sólo es cuestión de perspectiva.

Desde Celia Gámez a Lina Morgan, el género de la revista ha contado siempre en España con estrellas que brillaban con luz propia y que garantizaban un lleno absoluto en los teatros que pisaban. Miguel del Arco opta por continuar esta tradición a su modo, creando para el gran cómico Paco León un personaje homónimo al que convierte en el eje argumental de la historia. En ésta, Paco es un vecino de la Plaza Mayor de Madrid que, harto de manifestaciones y bullicio, intenta infructuosamente conciliar el sueño. Una vez lo consigue, este simpático madrileño se termina viendo envuelto en una fantasía onírica -al más puro estilo Alicia en el país de las maravillas- que le lleva a retroceder más de cien años en el tiempo, al momento de la construcción de la Calle Gran Vía, descubriendo así que la sociedad madrileña de principios del siglo XX guarda preocupantes paralelismos con la actual. Esta idea, de por sí ingeniosa, se refuerza con la inclusión de numerosos personajes históricos del momento, tales como Antonio Machado o Valle Inclán, cuyas intervenciones ha sabido redondear Miguel del Arco con interesantes referencias y guiños más o menos evidentes a sus biografías.

Acompañando a Paco en su aventura a través del tiempo se encuentra su mujer, Merche, que se convertirá en Menegilda una vez a comenzado el viaje. El papel recayó en la soprano María Rey-Joly, que firmó una interpretación de excelente nivel interpretativo y corrección en el lado vocal. Por su parte, Luis Cansino se demostró notable en su doble papel como el Caballero de Gracia y un policía de seguridad, luciendo una voz segura y siempre cuidadosa en la dicción. Como antítesis al carácter un tanto indomable de Menegilda se ha situado siempre la rectitud de Doña Virtudes, caracterizada aquí con sospechoso parecido a Esperanza Aguirre y correctamente encarnada por la soprano Amelia Font, quien supo explotar muy bien el lado cómico de su personaje. Los papeles correspondientes a Los Ratas, unos ladronzuelos callejeros en la obra original (La Gran Vía), fueron reconvertidos, como no podía ser de otro modo en una parodia como esta, en políticos corruptos, cuya presencia en escena fue posible gracias al buen hacer de Ángel Ruiz, Carlos Crooke y Pedro Quiralte. Además, de Ángel Ruiz destacó también su intervención como Neptuno, firmando un hilarante y muy trabajado “De los mares rey me llaman”. La joven Isabella Gaudí se encontró cómoda en todo momento interpretando las partes de la cupletista y la gomosa, dejándonos asimismo con ganas de escucharla en algún papel de más enjundia. Cerrando el reparto principal se encuentra Amparo Navarro, que cantó con corrección su Chotis del Elíseo ya hacia el final de la obra.

La versión musical corrió a cargo de la Oviedo Filarmonía, agrupación que, bajo la dirección de Jose María Moreno cumplió con holgura las expectativas que en ella se depositaban. Por su parte, la visión de Moreno se mostró vital a la par que meditada, siempre atenta de los cantantes y, sólo en algunos momentos como “El Tango de la Menegilda”, algo retenida para nuestro gusto. Finalmente, el Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo se aseguró de redondear la función mediante una presencia escénica notable y una vocal al nivel de la corrección a la que nos tiene acostumbrados. Ésta última pareció mejorar tras la primera intervención de las voces femeninas en “Somos las Calles, somos las Plazas” en la que al coro parecía costarle mantener el tempo impuesto desde el foso.
Por último, en una obra musical que tiene como objeto revindicar y satirizar todo aquello que se hace mal o llama la atención dentro de la sociedad española, me ha faltado -en lo personal- alguna referencia al decreciente apoyo que las instituciones públicas mantienen al mundo de la música clásica. Y es que, tan sólo un día antes del estreno de esta obra en el Teatro Campoamor de Oviedo, Somos, la marca de Unidos Podemos en Asturias, decidió votar en el Ayuntamiento de la capital asturiana en contra de la continuidad de los Premios Líricos Teatro Campoamor, los únicos de esta naturaleza en España y de indudable importancia para el mundo de la cultura. Un hecho que -reitero, a título personal- me parece sencillamente inaceptable… ¡Cómo está Uviéu!