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Ópera infrecuente en pequeño formato

Treceño:12/08/2016. Festival Internacional de Santander. VIII Noches líricas del Palacio de Hualle. Julio Gómez: El pelele e Igor Stravinsky: Mavra. Susana Cordón (Cayetana y Parasha), Marina Makhmoutova (madre), Anna Moroz (vecina), José Manuel Montero (Vassili). Dirección de escena: Tomás Muñoz. Dirección musical: Roberto Balisteri

Ausente la ópera del Festival Internacional de Santander a consecuencia de la crisis económica y de los excesos del pasado es de agradecer que la Asociación de Amigos de la Lírica Palacio de Hualle mantenga viva la llama de la lírica, aun en su formato más pequeño. Y más de agradecer aún es que a la hora de elegir títulos se piensen en aquellos que nos permiten descubrir nuevas estéticas, huyendo de las obras de siempre. En este caso, los protagonistas han sido Julio Gómez y el genio soviético Igor Stravinsky.

Ofrecer las obras en el marco del Palacio de Hualle, enclavado en el municipio de Treceño hipoteca en buena forma el tipo de obra y la forma de ofrecerla. El lugar puede acoger a algo menos de 200 personas que, al aire libre, escuchan a pianista y cantantes que, en un escenario de apenas veinte metros cuadrados, están lógicamente limitados. La parte positiva de todo esto es abrir el Festival a entornos históricos de gran belleza, además de poder expandir la música a marcos situados fuera de la capital.

El compositor madrileño Julio Gómez (1886-1973) es un gran ignorado en el apartado sinfónico y si nos adentramos en su aportación lírica podríamos hablar de absoluta invisibilidad. Autor de, al menos,  cuatro zarzuelas y tres óperas, Gómez tiene otras obras de carácter escénico entre las que se incluye El pelele, breve monodrama de apenas 25 minutos y que ha de considerarse legítimo homenaje a las tonadillas escénicas propias de los siglos XVIII y XIX. 

Una pantalonera reflexiona mientras trabaja sobre su soledad, sobre sus ansias de compañía masculina, sobre su triste presente; mientras, va dando forma con distintas ropas a un pelele con el que acabará “contrayendo” matrimonio. Así, el pelele compuesto con ropajes termina siendo el sustitutivo del novio ausente, del amor inexistente. Susana Cordón, única protagonista de la obra, nos ofreció una caracterización perfecta y un gusto en el canto admirable.

Muy distinta en su planteamiento pero con un hilo conductor claro, que justifica el programa doble propuesto es Mavra, ópera de cámara de Igor Stravinsky y obra que no es fácil poder escuchar. En esta obra Parasha, una joven, está enamorada de Vassili, vecino suyo. La madre de la joven no ve con buenos ojos la relación y los enamorados han de recurrir a triquiñuelas para encontrarse, recurriendo incluso al disfraz. La madre y otra vecina son engañadas en un principio hasta que, por casualidad, observan a la mujer desconocida afeitándose, con lo que el novio disfrazado queda en evidencia y, también así, el engaño de Parasha.

Susana Cordón volvió a asumir el protagonismo en su interpretación de la joven alocada Parasha mientras que su novio fue un excesivamente esforzado tenor José Manuel Montero. La madre y la vecina fueron encarnadas de forma exacta por las mezzosopranos Marina Makhmoutova y Anna Moroz, que aportaron sabiduría idiomática y voz rotunda.

El responsable musical fue Roberto Balisteri que, desde el piano, llevó con pulcritud y la puesta en escena, forzosamente  modesto era responsabilidad de Tomás Muñoz.

Obras unidas por el disfraz, por las identidades ocultas, por las voluntades reprimidas de mujeres insatisfechas,… El pelele y Mavra han sido oportunidad de oro para encontrarnos con títulos líricos nuevos.