Trascendencia
23/08/2016. Donosita. Palacio Kursaal. W. A. Mozart: obertura de Die Zauberflöte, Concierto para clarinete y orquesta y Messa da Requiem. Ákos Ács (clarinete), Lucy Crowe (soprano), Barbara Kozelj (mezzosoprano), Jeremy Ovenden (tenor), José Antonio López (bajo). Collegium Vocale Gent. Budapest Festival Orchestra. Dirección musical: Ivan Fischer.
El tercer y último concierto de la Budapest Festival Orchestra en la Quincena Musical donostiarra 2016 fue de carácter monográfico, dedicado al último año de Wolfgang Amadeus Mozart, por lo que pasamos de las exuberancias mahlerianas al clasicismo mozartiano, siempre con resultados exquisitos. Quizás solo sea achacable a mi (falta de) sensibilidad personal cuando afirmo que creo no alcanzamos con Mozart lo conseguido con Mahler, pero uno es consciente de que el nivel del concierto de ayer fue extraordinario y que los miles de personas que hemos asistido a alguno –o a todos- los conciertos de esta agrupación tenemos cierta sensación de haber sido muy afortunados.
La parte del león del concierto era la Messa da Réquiem, KV 626, con la citada orquesta y el Collegium Vocale Gent. Ivan Fischer se superó y nos sorprendió desde la misma colocación de los músicos, pues su disposición, al menos para quien esto escribe, fue inesperada: el coro fue colocado por parejas entre los miembros de la orquesta, lo que señala confianza plena en ellos pues aparentemente la unidad orgánica del coro desaparecía al estar desperdigados entre los miembros de la orquesta.
Además, el lugar predominante de la orquesta, el habitual del concertino, lo ocupaban los dos cornos di basseto y los dos fagotes, por lo que, para ser gráfico concluiremos que la concertino tenía delante de sí a una soprano del coro y a un corno di basseto. Los cuatro solistas vocales estaban colocados en el centro de la orquesta, sobre una plataforma rectangular, dándoles cierta altura.
Si la interpretación fue sobresaliente ello se debe a dos factores evidentes: por un lado, la propuesta de lectura íntima de Ivan Fischer, que apostó más por un Requiem reflexivo más que extrovertido; y por otro, la actuación del Collegium Vocale, envidiable desde todos los puntos de vista. Pueden apuntarse muchos detalles de gran coro: su milimétrica coordinación, superando las disposición de sus componentes, su seguridad en las entradas, su pronunciación, la colocación de las vocales “peligrosas” –como la “s”- de forma segura, etc. Destacar una cuerda entre las cuatro puede ser hasta de necios pero lo de los tenores queda para mi recuerdo personal: ¡qué ductilidad, qué seguridad, qué poesía en el canto!
Los solistas vocales atendieron a su labor con corrección, destacando la seguridad y color vocal de ellas, la soprano Lucy Crowe y la mezzosoprano Barbara Kozelj; de timbre desaliñado aunque estilísticamente preciso el tenor Jeremy Ovenden mientras que el bajo José Antonio López sustituyó a última hora al previsto Neal Davies y salvó con suficiencia su particella aunque intuyo que Fischer hubiera deseado otro tipo de voz, visto el material de los otros tres solistas.
La primera parte del concierto se centró en el Concierto para clarinete y orquesta, KV 622, que Ákos Ács interpretó de forma fulgurante. Su propina, un aire bohemio, contó con la colaboración “actoral” de Fischer, entregado en el buen desarrollo del sketch. Y había abierto el concierto la obertura de Die Zauberflöte, que tambien trancurrió entre novedades: durante el desarrollo de la misma se abrió, en un momento dado, una breve cadencia para contrabajo que, reconozco, me dejó fuera de juego. Ello tiene mucho que ver con la ausencia del primer bajo solista previsto, que iba a abría el concierto con la interpretación del KV 612, el aria para concierto Per questa bella mano, para bajo y contrabajo obligado. El contrabajista incluso era mencionado en el programa de mano, por lo que cabe entender el hecho como una especie de compensación.
Así terminaba la labor de la orquesta, que tras ofrecer tres conciertos, se ha ganado un hueco perenne en el corazón de los melómanos donostiarras. Ojalá el rumor de que su vuelta está prevista sea realidad.
