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Templanza

Madrid. 02/02/16. Auditorio Nacional. Temporada 16-17 de la Orquesta y Coro Nacionales de España. Obras de Brahms y Mussorgsky. Garrick Ohlsson, piano. Juanjo Mena, dirección.

Volvía Juanjo Mena, para el que se ha creado, ex profeso, el puesto de Principal Director asociado, al frente de la Orquesta Nacional de Españ. Hábil manera de vincularle a la formación. Volvía Mena y lo hacía tras recibir el Premio Nacional de Música 2016, cuya dotación, 30.000€, ya anunció que donará a causas educativas.

Algo nos transportó desde el primer solo a trompa. Quizá fuera por la necesidad de cambiar un tanto de aires tras los dos últimos solistas que han pasado por la Nacional: el organista David Cameron y el violinista Nemanja Radulovic, dos virtuosos de nuevo cuño de virtuosas y pirotécnicas cualidades. Algo con sabor a vieja escuela, a viejas formas, las de la templanza, que nos convencieron y sedujeron sobre todo tras la meditación de lo escuchado.
    Sorprende Juanjo Mena en su labor como director. Edifica, estructura y da vida siempre desde un segundo plano, aunque sea subido al podio. Elabora sus tesis sin mostrarse él protagonista de unas formas o colores que resulten característicamente propios. Muy generoso pues el de Vitoria, otorgándole la primera línea de aplausos a la orquesta que dirige. No digamos ya al solista, el pianista Garrick Ohlsson en el caso que nos ocupa.

El piano de Ohlsson es un piano academicista, más pensado que sentido, limpio y aséptico en la mayor parte de su discurso, algo que podría parecer imposible en un Brahms siempre desatado en el interior de su teclado, pasional y sentido en sendos conciertos, pero cuyos resultados nos han demostrado ser completamente plausible. Articulación flexible y fraseo estructurado que, junto a la dirección clara y precisa en los planos sonoros de Mena, dibujaron un Segundo de Brahms desde la templanza, equilibrado, donde el director mimó al pianista respetando su discurso, con un empaste basado en la tersura y sutilidad tanto de maderas como de vientos. Maravilloso el trato de Mena a Ohlsson. A destacar también la buena labor de Rodolfo Epelde a la trompa y Miguel Jiménez al chelo, con un timbre limpio y brillante en primer plano.

Frente a la templanza brahmsiana demostrada, una de las mayores pruebas de color como es la orquestación raveliana de los Cuadros de una exposición de Mussorgsky. De nuevo aquí Mena parece adoptar un discreto papel en segundo plano tras la orquesta que dirige. Sensacionales las intervenciones solistas por su protagonismo, aunque quizá por ello algo discutible su homogeneidad e integración con la orquesta como tal. Así, escuchamos la trompa de nuevo de Epelde con una mayor presencia de lo habitual en el final de Bydlo, o el rotundo  saxo de David Alonso en Il vecchio castello. Muy bien trabajada asimismo la tuba de José Manuel Redondo, impecable. En el todo, de nuevo aires de vieja escuela, colores calmados en cualquier caso, templados y por qué no válidos en una presentación y edificación con razón de ser y que hacen de la visita de Mena, la próxima, una fecha a marcar en el calendario.

Foto: RTVE.