Nancy Ensemble Valencia 

Mujeres de rompe y rasga

Zaragoza, 1/03/2017. Auditorio de Zaragoza. Händel, Rossini, Bizet, Saint-Säens, Lecuona, Piazzola. Nancy Fabiola Herrera, mezzosoprano. Solistas Orquesta de Valencia. Roberto Turlo, dirección musical. Temporada de la Sociedad Filarmónica de Zaragoza.

Comentaba la mezzosoprano Nancy Fabiola Herrera después de cantar “Ombra mai fu”, que su recital, comenzado con la bellísima aria del Xerxes de Händel, iba a estar dedicado a esas mujeres fuertes, de rompe y rasga, a las que tantas veces tienen que dar voz las mezzos. Mujeres enfrentadas a amores imposibles, muchas veces perversas, taimadas, siempre libres y con carácter. Y verdad es que las que encarnó la cantante canaria en el recital organizado por la Sociedad Filarmónica de Zaragoza han sido, sobre todo las operísticas, de las que han dejado huella en la historia. La primera, la Isabela de “La italiana en Argel” con su “Cruda sorte”, una incursión en el mundo belcantista en la que Herrera mostró ya varias de las cualidades que adornaron su recital: ese color tan bello, broncíneo, pleno de mezzo; también ese buen legato, siempre el ritmo de la frase.  Pero en Rossini le faltó quizá una mayor agilidad en la zona aguda, más soltura y marcadas coloraturas. Sin embargo todas las partes que cantó de Carmen de Bizet rozaron la perfección. Se ve claramente que es un papel totalmente interiorizado por la artista, que incluso en concierto nos hace sentir la sensualidad del personaje como si estuviera representándolo. Su Habanera fue de manual, limpia, con una dicción francesa impecable, alargando los tempi para demorar ese ritmo tan sensual de la partitura. Espléndida también en las “Seguidillas” y en la “Canción bohemia”. Para terminar la primera parte, una de las arias más espectaculares del repertorio francés: “Mon coeur s’ouvre à ta voix” del Samson et Dalila de Camille Saint-Saëns. La poderosa voz de Herrera brilló plenamente en los recovecos de la melodía, susurrando un momento, a pleno pulmón en el siguiente, siempre atrayendo, siempre enamorando. Brillante.

La segunda parte, en comparación a la primera, y más para un aficionado a la ópera, quedó un poco más descafeinada. La romanza de la zarzuela “María la O” y “Siboney”, ambas del cubano Ernesto Lecuona, nos introdujeron en la sensualidad caribeña pero sin pasar de lo amable. Mucho mejor en las partes cantadas de la operita-tango “María de Buenos Aires” de Astor Piazzolla. Sobre todo la bellísima “Milonga carrieguera”, un canto de desesperación y sangre que Herrera interpretó de manera soberbia. La mezzo confesó, casi al final de su recital, los estrechos lazos que la unen con Estados Unidos y especialmente con el gospel. Con tres bellos espirituales (The gospel train, City called Heaven y Ride on King Jesus) dio la medida de su calidad vocal e interpretativa, transmitiendo la profundidad y sinceridad de estos cantos que salen del alma. Como propina regaló una segunda interpretación de la Habanera pero esta vez cantada entre el público (escaso para la categoría de la cantante y del evento) y rematado con un cariño a su esposo que estaba sentado en platea.

Pero el concierto, el recital, no hubiera sido de la categoría que fue si no hubieran estado siete estupendos músicos acompañando a Nancy Fabiola Herrera. Roberto Turlo, oboe y responsable musical de la velada, nos explicó que este formato de cámara que acompaña la voz tiene su origen en el proyecto “Operabenicassim”, una interesante iniciativa que une voces de reconocido prestigio con un grupo de músicos (siete u ocho, procedentes de distintas orquestas o conservatorios, indicó). Los arreglos se hacen ex profeso para cada recital. En nuestro caso sonaron estupendamente en todos sus momentos instrumentales aunque destacaría el entreacto del IV acto de Carmen y la Malagueña de Lecuona. Sobra decir que acompañaron a la perfección a la mezzo en sus intervenciones, siempre amoldándose a su canto. Justo es nombrarlos a todos porque como auténticos solistas se comportaron: Juan Luis Gallego, violín. David Apellániz, violonchelo. Matthew Baker, contrabajo. Salvador Martínez, flauta. Vicente Alós, clarinete. Stefanos Espanopoulos, piano. Y, como ya se dijo, Roberto Turlo, oboe.