KateRoyal Schubertiada 2017 Marti Artalejo 

Viaje nublado

Vilabertrán. 25/08/2017. Schubertiada. Kate Royal, soprano. Malcolm Martineau, piano.

Día importante en Vilabetran, después de haber escuchado el cuarto de los cinco recitales con los que el Cuarteto Casals afronta por primera vez la integral de los cuartetos de cuerda de Beethoven, primicia y joya de la corona de esta 25ª edición de la Schubertiada de Vilabertran. Hora y media después se presentó la soprano Kate Royal. 

De alguna manera era la apuesta novedosa de esta edición, pues el día anterior cantó la mezzo Sarah Connolly, ya conocida aquí. Y el día después, para cerrar los tres días seguidos de lieder, el retorno del veterano tenor Christoph Prégardien con Winterreise

Kate Royal estrenó programa, basado en la idea del viaje interior y exterior de la reina María Estuardo de Escocia, con el op. 39 de los denominados Liederkreis de Schumann y sus composiciones sobre los Poemas de la reina Maria Estuardo, más tres lieder de Fauré y una curiosa balada sobre texto de Schiller del semidesconocido compositor alemán Johann Rudolf Zumsteeg. La soprano británica comenzó algo difusa, dejando entrever un material de colores atractivos, pero con carencias en los graves y un registro superior que según la emisión sonó algo ácido, con ligeras estridencias y un vibrato no siempre grato. 

El estilo y la naturalidad de su Schumann no acabó de alcanzar el equilibrio ideal en los Liederkreis, con un canto poco coloreado pese a la expresividad facial de la cantante. Aún así se apreció intención y un fraseo comunicativo en el final de Die Stille o sobretodo el buen control de la respiración y aire contemplativo de Mondnacht. Pero fue el consumado especialista Malcolm Martineau al piano quien le robó el protagonismo de la primera parte como en Schöne Fremde donde su digitación fue puro panteísmo musical. 

La segunda parte se inició con el recitativo y aria de Zumsteeg de la balada Maria Stuart.Aquí Royal pareció más ajustada en su emisión, homogénea en su tesitura y con mayor teatralidad, pero de nuevo con los Gedichte der Königin Maria Stuart de Schumann, se perdió frescura y sobretodo trascendencia como fue patente en Gebet

La sorpresa vino con las tres Mélodies de Fauré, en Prison mostró un instrumento de soprano mucho más adecuado por estilo y atmósfera, el timbre brilló con Toujours para acabar con un Autome donde la magia piano-voz sí cristalizó por fin. Con los ocho lieder de Schumann finales, el recital se resintió de nuevo y solo en Alte Laute la luz apareció en el nublado ambiente general de la liederabend

El público generoso y cariñoso de Vilabertran consiguió arrancarle a la soprano lo que junto a Fauré fue lo mejor del recital, un preciosista y sentido Music for a while de Purcell, que Royal cantó descalza y entregada.