PabloGonzalez

Más profundo de lo que el día ha pensado

Barcelona. 31/01/16. Auditori. Mahler: Tercera Sinfonía. Christianne Stotijn, mezzosoprano. Coro femenino Voxalba, coro Aglepta, coro infantil Sant Cugat. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Dirección: Pablo González.

“Me parece que no soy yo quien ha hecho esto” le dijo Mahler a la soprano Anna Mildenburg en una de sus cartas. No es fácil reflejar la complejidad psicológica que palpita en el corazón de la imponente Tercera. Uno de los peligros principales es caer en el efectismo, desembocar en la banalidad. Precisamente el compositor, agudo testimonio del fin de siècle, le arranca la piel a la banalidad para que asome su verdadera esencia, hecha de vísceras y tejidos en descomposición. No cayó en eso Pablo González, muy dedicado a recorrer las aristas de la partitura dándole una voz genuina, fiel y aunque emotiva nada afectada, con una respuesta excelente de la orquesta. Si para cerrar la temporada 2010/2011 mismo director y orquesta abordaron la misma obra (también con Christianne Stotijn como mezzosoprano) en uno de los mejores días que se le recuerdan al asturiano en toda su etapa como titular de la OBC (2010-2015), el resultado esta vez ha estado de nuevo a la altura e incluso diríamos que meritoriamente lo ha superado.  

El primer movimiento, un inmenso microcosmos, ya nos introduce en la atmósfera en la que viviremos los próximos cien minutos, ambivalente entre lo fúnebre y lo vital. Quitando el ejército de toses, algún móvil y hasta un bebé (!) que dificultaba mucho la concentración así como algunos desajustes ostensibles en los metales, la orquesta luchó contra los elementos y terminó ofreciendo un buen rendimiento, en el que destacó particularmente la sección de (nueve) trompas, brillante y solvente desde su majestuosa entrada al unísono. Algunos detalles, como los oportunos y expresivos glissandi de chelos y contrabajos, y el buen empaste de cuerdas y vientos en la mayoría de pasajes contribuyeron positivamente al resultado, que recibió una tentativa de aplausos en su final apoteósico. En el segundo movimiento, la orquesta mostró algunas dificultades para equilibrar cuerdas y metales en los compases de menor volumen sonoro, pero ello no afectó al buen resultado general. El concertino invitado Ludwig Müller, que ya había dejado su tarjeta de visita en el primer movimiento, se mostró aquí enérgico y preciso, con un gran sentido del rubato. Después, en un tercer movimiento muy inspirado donde mostraron un buen desempeño metales y maderas, González logró una notable fluidez en el discurso y consiguió hacer resaltar la gran diversidad de planos sonoros. A destacar, la intervención magistral del trompetista Ángel Serrano a lo lejos, fuera del escenario, que después sería muy aplaudida.  

Llegó la conocida “Canción de la medianoche” del Zaratustra nietzscheano (un acierto incluir el texto del Zaratustra y de Des Knaben Wunderhorn en alemán y catalán, aunque en una traducción algo barroca). En ella Stotijn mostró una excelente dicción desde la punzante exhortación O Mensch... aunque no tuvo la relevancia que exige la obra. Es justo señalar que cantó en un estado muy avanzado de embarazo, cosa que le impidió transmitir el misterioso pianissimo con la misma profundidad que lo hizo hace cinco años en la misma sala. No pudimos disfrutar de su musicalidad e inteligencia al abordar el mundo dramático de Mahler, con el que ha cosechado un amplio reconocimiento, no sólo debido a sus condiciones físicas sino por una acústica poco adecuada para el género lírico. Sin dejar lugar a la pausa, González atacó sorpresivamente el luminoso quinto movimiento. Salvando un pequeño tropiezo en la entrada con las campanas resuelto con gran agilidad, fue muy meritorio el rendimiento del Coro Aglepta y del Coro Voxalba, así como del Coro infantil de Sant Cugat, que revelaba un trabajo cuidado y estrecho con González de sus directores Elisenda Carrasco y Oriol Castanyer. La mezzosoprano holandesa, situada en el centro del escenario lo que dificultó en algún momento la visión de las flautas, y envuelta –en ciertos momentos engullida– por la orquesta, empleó un vibrato excesivo y estuvo algo constreñida en su emisión vocal por el volumen orquestal. 

¿Donde se ha ido el tiempo? ¿No se ha hundido en pozos profundos? Escribe Nietzsche en Así habló Zaratustra; Mahler le responde tejiendo y enlazando frases infinitas, disonancias que no resuelven, apoyaturas prolongadas. Esa pasión abstracta que ligaba al compositor y lo hacía vivir en la soledad de las cumbres. El sentido del fraseo en la batuta fue magnífico y una vez más, en el último movimiento –como ya había pasado la semana anterior con la Quinta dirigida por Steinberg– la orquesta dio lo mejor de sí. 

Contra su “programa oculto” y como defendió el mismo compositor, la Tercera se sostiene por sí misma y no necesita ningún “programa”, pero quizás nadie entendió la profundidad de Nietzsche como lo hizo Mahler en toda la historia de la música; no por entenderlo como lector sino por compartir el mismo universo espiritual que se haría pedazos en la Primera Guerra Mundial. “La angustia demuestra que no somos enteramente de este mundo, que somos repelidos hacia un vacío”, escribía Heidegger: nadie como Mahler lo ha sabido poner musicalmente de manifiesto y lo ha hecho con tanta belleza. Esos fragmentos de dilatada intensidad que contiene la partitura se materializaron en el Auditori de Barcelona. La orquesta respondió a la trascendencia celestial del último movimiento, y González, absolutamente entregado a la morbosidad emocional de Mahler que conoce bien, supo extraer una profundidad mayor de la que habíamos pensado antes de sentarnos. El auditorio lo agradeció con una sincera ovación. Con todas las limitaciones que no podemos dejar de reconocer, que esta semana de gran trabajo sirva de piedra fundacional para el futuro de la orquesta, que debe ser más ambicioso. Ya sea en aspectos como la programación o los refuerzos, por ella algún día tendrán que apostar con fuerza, Kräftig und entschieden, los gestores y administradores de este país.