Tugan Sokhiev credit Patrice Nin 1

Broche de oro

Oviedo. 04/06/2016. Auditorio de Oviedo. Berlioz: Grande Messe des Morts. Saimur Pirgu, tenor. Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse. Orfeón Donostiarra. Tugan Sokhiev, dirrector.

Un año más la Temporada de Conciertos del Auditorio se ha confirmado, junto a las Jornadas de Piano G. Iberni, como la mejor opción para todos aquellos ovetenses que busquen disfrutar de la música clásica por medio de interpretaciones de calidad, a un precio asequible y sin salir de su ciudad. Nombres como Mariella Devia, Lang Lang, Mitsuko Uchida o Denis Matsuev redondearon a lo largo de esta temporada 15/16 un programa plagado de interés y razonablemente variado en repertorio, que incluyó autores desde Monteverdi hasta John Corigliano; aunque quizás, eso sí, con especial predilección por el repertorio romántico, siempre más que presente con nombres como Chopin, Schumann o Tchaikovski. De este modo, no era de extrañar que se confiase en la obra de otro romántico como broche final para la temporada. Hablamos de la Grande Messe des Morts, un réquiem que Hector Berlioz compuso allá por 1838 bajo encargo del gobierno francés. Berlioz, que no era creyente, inauguró con la obra un nuevo monumentalismo orquestal, recuperando en cierta medida el legado de la música anterior a la Revolución Francesa, en la que era frecuente el uso de grandes grupos de instrumentos de viento y percusión durante las ocasiones públicas. Así pues, el efectivo orquestal requerido por la partitura no es pequeño y, por lo tanto, su correcta interpretación no se encuentra al alcance de agrupaciones poco nutridas. En Oviedo esto no supuso un problema, y la partitura pudo contar con una orquesta más que capaz de lograr esa sonoridad potente y decida que en ocasiones requiere. Nos referimos a la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse, complementada con presencia del Orfeón Donostiarra, que lleva años confirmándose como una de las mejores agrupaciones corales no profesionales de Europa.

Tugan Sokhivev, batuta titular de la formación, dirigió su orquesta con oficio a lo largo de las numerosas páginas de este Réquiem, logrando gestionar de forma más que correcta los numerosos efectivos orquestales que se extendían ante su podio. Así pues, Sokhivev supo extraer de sus músicos una sonoridad densa y pesada, necesaria en partes como el Rex tremendae o el Dies Irae -verdaderamente sobrecogedora desde las butacas- pero que en ningún momento se mostró excesiva. No hay duda de que el director ruso valora la importancia de mantener intacto el justificado protagonismo del coro, que se mantuvo audible en todo momento. Por su parte, los músicos de la agrupación francesa supieron mantenerse a la altura con una sección de viento metal que, aunque numerosa, se mantuvo bien templada; una percusión medida en sus intervenciones y una sección de cuerda de importancia y notable presencia a la que quizás cabría pedir una mayor uniformidad en ciertos momentos. En el terreno vocal el Orfeón Donostiarra no defraudó, mostrándose pletórico en la práctica totalidad de su actuación, especialmente tras haber abordado un Introito donde faltó algo de presencia en la voz de los bajos.

Ya hacia el final de la obra, durante el Sanctus, intervino el tenor Saimir Pirgu en calidad de solista. Dotado de un centro generoso y bien timbrado, a este tenor albanés únicamente cabe reprocharle un tercio agudo que, en comparación, resulta un tanto falto de proyección. Aun así, esto no le impidió dejarnos una impresión más que agradable, habida cuenta de su esfuerzo e interés por lograr un fraseo convincente y un correcto empaste con las voces del coro.

Terminada ya la temporada 15/16, sólo resta ahora contar los días hasta el comienzo de la siguiente, que contará con la presencia de nombres tan interesantes como Martha Argerich, Juan Pérez Floristán, Joyce DiDonato o Bryn Terfel, quien será el encargado abrir la próxima temporada ¿Alguien da más?