Chailly Decca Scala

Chailly y las raíces de la Scala

Oberturas, preludios e intermedios por Riccardo Chailly y la Filarmonica della Scala

Explica Riccardo Chailly que el propósito principal de este CD no es otro que el que sustentó su reciente Madama Butterly en la Scala de Milán, en la versión original estrenada por Puccini en 1904: se trata de volver atrás para traer de nuevo al presente un legado específico, el vinculado a las raíces históricas de la propia Scala. Este es el mismo motto que justifica la próxima puesta en escena de La gazza ladra de Rossini, título que no se ha representado allí en 200 años desde su estreno milanés. Chailly busca con este disco completar pues la declaración de intenciones que articula ya su labor en el foso de la Scala.

Y es que hace apenas dos meses que Chailly ha comenzado a ocupar su puesto como nuevo director musical titular del Teatro alla Scala de Milán, si bien desde las últimas temporadas viene dirigiendo allí producciones de primer interés tales como Turandot, La fanciulla del West o Madama Butterfly, en su afán por restituir el legado de Puccini con un cierto afán filológico.

Por norma general los discos de oberturas y fragmentos orquestales tienen poco atractivo y limitada justificación, salvo casos puntuales como este en los que hay un hilo conductor, un contexto en el que enmarcar al menos la propuesta. En esta ocasión la encrucijada es clara: oberturas, preludios e intermedios de óperas estrenadas en la Scala, precisamente cuando Chailly desembarca allí con un proyecto de aires restauradores. La Filarmónica de la Scala repasa así nada menos que catorce fragmentos en este CD editado por DECCA, con partituras que van desde Il finto Stanislao -más conocida hoy como Un giorno di Regno- de Verdi al Mefistofele de Boito pasando por La Gioconda de Ponchielli, Siberia de Giordano o La pietra del paragone de Rossini. 

Las piezas están dispuestas sin orden cronológico, alternando las partituras más vibrantes y ligeras con aquellas más melancólicas e intensas. La giovane scuola (Giordano, Catalani, Leoncavallo, Puccini) tiene un papel predominante en la selección, aunque también hay lugar para Rossini, Donizetti, Bellini o Verdi.

La calidad de las interpretaciones es evidente. Son versiones vibrantes, despiertas, con un pulso y un nervio notables, con un lirismo genuino; los fragmentos orquestales suenan teatrales y quizá ese sea el mejor elogio que puede merecer un disco como este. La Filarmónica della Scala se muestra en su salsa, capaz de casi todo, con una infinita gama de juegos dinámicos, haciendo gala de un sonido ligero y hondo, según se requiera. En suma, todo lo que cabe esperar y requerir de una gran orquesta italiana.

Entre 1981 y 1985, también para DECCA, Riccardo Chailly grabó ya un disco de oberturas, entonces consagrado por entero a piezas de Rossini, con la National Philharmonic Orchestra. También publicó un CD, más próximo en el tiempo (2013), dedicado a oberturas y preludios de Verdi, éste ya con la Filarmonica della Scala. El presente disco es así una pieza más en la interesante y extensa discografía de Riccardo Chailly para DECCA, en la que resaltan por méritos propios su integrales dedicadas a Beethoven y Brahms, así como sus grabaciones de ópera: desde La Cenerentola o Il turco in Italia con Bartoli, hasta Rigoletto, Andrea Chénier o Guillaume Tell con Pavarotti, entre otros títulos.

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