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Orfeo italiano

Philippe Jaroussky ofrece un monográfico sobre el mito de Orfeo

El siempre estimulante e inquieto contratenor francés Philippe Jaroussky presenta nuevo trabajo discográfico basado en la figura musical de Orfeo. No queriendo caer en la obviedad de los años conmemorativos, este es el 450 de la muerte del papá Monteverdi, Jaroussky ha querido crear una historia basada en el mito de Orfeo, con su enamorada Euridice, teniendo como punto de partida tres de los Orfeo creados en el siglo XVII por compositores italianos. Así, crea una especie de fantasía operística en miniatura, como escribe él mismo en un pequeño texto explicativo del trabajo dentro del booklet del CD, con selecciones de las óperas Orfeo (1607) de Claudio Monteverdi, Orfeo (1647) de Luigi Rossi y Orfeo (1672) de Antonio Sartorio, ofreciendo una especie de miniópera donde solo escuchamos las voces de Orfeo, Euridice, interpretada por la joven soprano húngara Emőke Baráth y el Coro della Radiotelevisione svizzera, secundados por los siempre vívidos I Barocchisti y su director Diego Fasolis.

La idea no es nueva, pues el sello DHM (Sony Classical) sacó al mercado e 2014 el CD titulado Il pianto d’Orfeo, or the birth of opera, con la agrupación Scherzi Musicali bajo las indicaciones de Nicholas Achten, donde con una idea similar, la historia de Orfeo y Euridice, separada por capítulos como ‘Los amores de Orfeo y Euridice’, ‘La muerte de Euridice’ o ‘Lloro por mi lamento’, se seleccionaban fragmentos de música de Monteverdi, Merula, Peri, Rossi y Caccini. En ese también interesantísimo disco, Orfeo lo interpreta el barítono y director artístico Nicholas Achten junto a la soprano Deborah York como Euridice. Así pues este atractivo trabajo se suma a la excelsa discografía del contratenor francés más importante del siglo XX y principios del XXI, quien vuelve a demostrar virtudes técnicas y sensibilidad musical a raudales.

El CD comienza con la sinfonia prólogo del Orfeo de Sartorio, con su consiguiente número, el dúo Cara e amabile catena, donde Orfeo y Euridice se declaran su amor. Aquí vemos como las voces de Jaroussky, con su color claro y penetrante empasta con la radiante voz de la soprano Emőke Baráth, a pesar de un color similar, donde no hay un excesivo contraste, la química musical se produce con seductor acabado. Los dos números monteverdianos siguientes, el coral Vieni Imeneo, Lasciati i monti, muestran las virtudes del Coro della Radiotelevisione svizzera, de sonido mórbido y colores bien equilibrados. El famoso Rosa del Ciel, el primer solo de Jaroussky del cd, muestra su siempre pulcra preocupación por la declamación, impecable en ese recitar cantando, sello Monteverdi, tan hipnótico y adictivo, con una dicción italiana clara y atenta. El famoso Mio ben, seco il tormento del Orfeo del segundo acto de Rossi, muestra la fineza de la Euridice de Baráth, quien luce profundidad expresiva con un canto elegante y de arcádica belleza, destacando el acompañamiento de las cuerdas y un bajo obstinado de gran efectividad dramática. No hay una preocupación por un orden cronológico en la confección de la historia de los enamorados en la selección de las piezas, así el dúo Che dolcezza è la certezza, del primer acto del Orfeo de Rossi, precede aquí al Mio ben, aria de Euridice del acto II, para volver con el coro Deh piu lucente del primer acto, pero la unidad musical y rítmica de la selección no se pierde y se deja disfrutar con generosa naturalidad.

Sorprende la modernidad de números corales como el Vieni, Imeneo Monteverdiano, donde un oído acostumbrado reconocerá el futuro uso de los coros en el Orfeo de Gluck, y al que parece la incisiva batuta de Fasolis no le importa traerlo in mente. Parece imposible destacar arias, solos o dúos en este fascinante trabajo discográfico, tal es el grado de logro artístico e hilvanación de los números musicales con sus respectivos compositores. Tanto Luigi Rossi como Antonio Sartorio fueron seguidores estilísticos del gran Monteverdi, de quien desarrollaron el recitar cantando en arias y melodías cada vez más operísticas, o en el caso de Sartorio de un barroquizante evidente.

Así y todo es meritorio destacar la selección del Orfeo de Rossi, la primera ópera italiana de la historia encargada por la corte francesa del Cardenal Mazzarino, estrenada en París en 1647. Destacan números de gran instinto musical y seductora belleza como el dúo M’ami tu, la ya comentada Mio ben, el emotivo coro Ah piangete, el lamento Lagrime dove sete, donde un Orfeo suplicante y destrozado por la muerte de Euridice conmueve con emotiva y sencilla pureza, merced a las facultades de un Jaroussky efectivo y trascendente. La influencia del estilo italiano de Rossi en la Francia del futuro rey de la ópera francesa, Lully, se puede percibir además en números como el coro Dormite begli’occhi que prefiguran los teatrales efectos del músico del Rey Sol. El cd se cierra además con dos piezas del Orfeo de Rossi, el conmovedor solo orfeico, Lasciate Averno, donde habrá quien prefiera la calidez de la voz de un barítono por su melancólica expresividad, pero donde Philippe suple con su extrema musicalidad y ese toque de fragilidad lírica ‘marca de la casa’, un instrumento que se puede tachar de frío según se mire, por su leves efectos metálicos.

De la música del Orfeo sartoriano, sobresale el carácter que su compositor heredó de Cavalli, evidente por ejemplo en el lamento È morta Euridice, como destaca y menciona el interesante artículo firmado por Jean-François Lattarico, quien dice textualmente: “El recitar cantando de los florentinos, ahora se transforma en un Cantar recitando de los venecianos”, en clara referencia a la mayor importancia de lo efectos musicales sobre la preponderancia del texto, sello de Sartorio. Destaca el trabajo de nuevo de la soprano Emőke Baráth, quien en la escena cuarta del acto tercero, Orfeo tu dormi, enamora con su Euridice de canto extático, lleno de intención y morbidez, con un timbre radiante y sonoro, secundada por unos I Barocchisti excelsos quiene subrayan el pathos musical con mayestática sonoridad. Gran trabajo el de la sucesión de los números musicales en el enlace de la escena donde el espíritu de la sombra de una Euridice ya muerta, quien llama a su enamorado, sigue sin solución de continuidad con una sinfonia de Monteverdi para llegar al gran número del Possente Spirito, sin ninguna duda el momento de mayor lucimiento de Jaroussky.

Si el inicio del cd con la música de Sartorio y la Sinfonia de inicio de su Orfeo, se sigue en alternancia con el Orfeo monteverdiano y el de Sartorio durante el poco más de una hora de música que dura el cd, es evidente que la música de Monteverdi sirve de espina dorsal de la selección. Así como escribe el propio Jaroussky en un pequeño prólogo al artículo interior, se atreve a interpretar el famoso Possente spirito, por primera vez grabado por un contratenor. Este canto con el que Orfeo consigue sortear a Caronte para poder entrar en el Hades a recuperar a su amada, es seguramente el número donde Jaroussky, sabedor que la tradición y la intepretación del Orfeo monteverdiano se ha centrado en tenores o barítonos, más se implica y arriesga, ‘temeridad’ lo llama el textualmente. Pero del atrevimiento sale ganador, y consigue en el número más largo del trabajo discográfico demostrar porqué es el contratenor más admirado y disputado de la actualidad: sensibilidad expresiva, limpieza del sonido, morbidez en el texto…toda una creación llena de carisma y elegancia.

El trabajo desde el podio de Diego Fasolis tiene también el sello de brillantez, estilo y clase propio del maestro suizo, quien secunda con extrema delicadeza sin caer nunca en manierismos ni efectismos, con la ayuda inestimable de I Barocchisti y unos radiante cantantes del Coro della Radiotelevisione svizzera.

Una delicia barroca para disfrutar una y otra vez.