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SIEMPRE GOULD

Glenn Gould: No, no soy un excéntrico. Montaje y presentación de Bruno Monsaingeon. Ed. Acantilado. Barcelona 2016

Hay figuras que, a pesar del tiempo de su desaparición, siguen atrayendo la atención del público. En el ámbito de la interpretación artística y musical, más concretamente en el mundo del piano, hay un personaje que sigue siendo objeto de estudio e interés: Glenn Gould. La trayectoria de este genial y muy discutido pianista sigue interesando al público y por eso no es extraño que haya reediciones de sus grabaciones y nuevos libros que recorren su obra, su pensamiento, su vida. Uno de los últimos en traducirse en España es No, no soy en absoluto un excéntrico del cineasta y músico francés Bruno Monsaingeon, que presenta la recopilación, o casi nos atreveríamos a decir “refrito”, de varias entrevistas realizadas mientras Gould dio conciertos públicos, una recopilación con formato de “videoconferencia” con la última tanda de cuestionarios a los que contestó el pianista, casi forzado por su editor discográfico, alrededor de 1980, un reportaje gráfico de indudable interés y un escrito del propio Gould que cierra el libro.  

Monsaingeon, en una aclaradora presentación, no da las claves de la razón y sentido de esta nueva recopilación y unas pinceladas de la personalidad de Gould, al que conoció en profundidad ya que es el autor de varios documentales sobre el canadiense con el que también mantuvo muchas conversaciones. Una de las razones es reivindicar la figura de Gould como pensador, vertiente a la que el artista se quería dedicar cuando abandonara definitivamente el mundo musical, aparte de como músico e intérprete, y que podemos atisbar en “Con la memoria no se juega”, el artículo con el que se acaba, como comentábamos, el volumen. También busca dibujar un retrato del músico más veraz que el que se ha dado en muchos momentos señalando, sin nombrarlo, a Thomas Bernhard y su obra El malogrado, al que acusa de distorsionar al personaje. Pero quizá su objetivo primordial sea transmitir al gran público lo que él entiende por “gouldianismo” que no es sino la comprensión de la filosofía personal e interpretativa de Gould que explicaría, entre otras muchas de sus acciones, su temprano abandono de las salas de conciertos, su dedicación a las grabaciones, tanto de discos como de programas de radio, y a la difusión de su concepción del arte musical. 

Una visión admirativa y nada crítica de una persona que estuvo muy cerca del celebérrimo pianista y que nos acerca al conocimiento del siempre esquivo pero interesante Glenn Gould.

Foto: Acantilado.