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Julia Lezhneva, soprano: “Me enamoré al instante de la música barroca”

Se encuentra aún a mitad de la veintena pero ya cuenta con una carrera internacional que pocos podrían soñar a su misma edad. Hace ya algunos años que Julia Lezhneva comenzó a atraer la atención de público y expertos gracias a su asombrosa facilidad para la coloratura, que la ha colocado en lo más alto y la ha llevado a cantar en los más importantes teatros junto a los más grandes artistas de nuestro tiempo. Nacida en la isla rusa de Sajalín (a pocos kilómetros de Japón), Lezhneva ha recorrido medio mundo y ha pasado por las clases de maestros de la talla de la gran mezzosoprano Elena Obraztsova, ganando cuantos concursos encontraba a su paso. Especializada en el repertorio barroco, estilo al que han estado dedicados sus últimos álbumes para la casa Decca, Haendel sienta a su voz como un guante y se afana en popularizar títulos hasta ahora desconocidos en el mundo de la ópera barroca. Hoy llega al Auditorio Nacional con un recital compuesto por piezas de sus dos últimos álbumes, Haendel y Alleluia, junto a La Voce Strumentale y Dimitri Sinkovsky. 

¿Cuánto tiempo lleva colaborando con Sinkovsky y su agrupación?

Alrededor de dos años. Y desde entonces hemos estado trabajando y divirtiéndonos juntos constantemente. 

¿Cómo es el trabajo con ellos?

Me siento en familia. Tenemos una relación muy cercana, confiamos los unos en los otros y nos divertimos interpretando y ensayando juntos. Para un artista poder trabajar así es algo genial, estoy encantada. Este programa en concreto ya lo hemos interpretado en varias ocasiones. 

¿Cuál es el hilo conductor del programa de este concierto?

La idea principal es, por supuesto, Haendel. Un periodo en concreto de su vida, para ser exactos. Un periodo en el que era muy joven, aún estaba empezando su carrera. En esa época pasó tres años en Italia, donde pudo conocer a Vivaldi y a Corelli. Queríamos mostrar el espíritu de Italia y la inspiración que rodeó a Haendel aquellos años, por eso decidimos incluir también algunas piezas de compositores de su entorno. 

¿Qué implica esta música para la voz y la interpretación?

Cantar esta música es una alegría constante. En realidad toda la música barroca tiene algo especial. Cuando cantas algo escrito por un compositor tan joven puedes sentir que la música esta llena de imaginación sin límites, de improvisación y experimentación. Como intérprete, uno está forzado siempre a ser diferente, a imaginar cada vez algo nuevo. Porque esta música está viva y llena de pasión, y eso te inspira a hacer algo nuevo y mejor. 

¿Cuándo y por qué empezó a sentirse atraída por este repertorio?

Cuando era muy pequeña ya era una amante del arte. Iba a los museos y coleccionaba tarjetas con reproducciones de obras maestras del Renacimiento y Barroco. Me encantaban esas bellas mujeres de piel blanca y precioso cabello, con sus vestidos elegantes de encaje hecho a mano. Así que supongo que ya desde entonces estaba predispuesta hacia la música barroca, sucedió de forma orgánica. Todo empezó con mi profesora de solfeo en la escuela de música a la que iba siendo una niña. Ella era una gran fan de la música barroca y tenía una importante colección de discos que empezó a enseñarme. Yo por entonces (tenía once años) aún no escuchaba mucha música, simplemente estudiaba. Recuerdo que me enamoré al instante, es algo que no puedo explicar. Algo me cautivó para siempre, fue amor a primera vista. Está claro que es lo mío. Y, por supuesto, está el hecho de que es perfecta para mi voz. Fue entonces también cuando descubrí que tenía mucha agilidad. Todo cuadró cuando mi profesora me enseñó el disco de Cecilia Bartoli, Viva Vivaldi. Quería por todos los medios intentar lo que ella hacía, yo tenía la agilidad y era algo totalmente diferente de lo que había hecho hasta entonces. Ya cantaba en el coro, música sacra, rusa y europea, había entrenado un poco… También escuchaba ópera en la radio y la televisión, pero no estaba preparada para eso, me quedaba lejos. Cecilia me guió en una nueva dirección, así era como yo imaginaba el ser cantante y músico. Fue el comienzo perfecto. 

Empezó su carrera a una edad sorprendentemente joven. En realidad muchos cantantes a su edad actual están todavía estudiando, mientras que usted tiene ya una carrera internacional.

Bueno, en realidad aún estoy en proceso de estudio. Terminar la carrera es sólo el comienzo de todo. Cuando eres profesional y te lanzas al mundo comienza una experiencia completamente nueva y diferente, tienes que lidiar con muchos retos. Pero lo más importante es sentirse joven y concienciarse de que el estudio es de por vida. Es algo constante, y creo que eso te mantiene joven en tu cabeza. 

Ya había ganado varios concursos siendo sólo una adolescente. ¿No es peligroso empezar a desarrollar la voz siendo tan joven?

Sí, por supuesto, pero si tienes un buen profesor y eres lo bastante inteligente para confiar en él no tiene por qué pasar nada. Ningún buen profesor te dejará hacer algo que dañe tu voz. Un adolescente necesita tener una guía, diría que incluso dos profesores en vez de uno. Yo me fui al extranjero, cambié, tomé masterclasses con Elena Obraztsova, Teresa Berganza… Escuché en directo a otros grandes cantantes como Plácido Domingo. También ayuda mucho el hecho de que ahora sea tan fácil acceder a las grabaciones, todo está en YouTube. Hay muchísimos ejemplos y opciones donde elegir. 

¿No es eso también un peligro?

Sí, claro, por eso es imprescindible tener un mentor, el último juez y la opinión más importante. Tiene que tener autoridad para que puedas confiar plenamente en él o ella y tomarlo como ejemplo. Hay que tener en cuenta que cuando eres joven hay peligros simplemente por eso, porque eres joven e inexperto. Necesitas al menos diez años para empezar a entenderte a ti mismo. 

¿Qué profesores le han influido más?

Todos los profesores que he tenido me han influido en gran manera y me han ayudado en algún momento de mi vida. He tenido muchísima suerte. Tuve mi primera profesora de canto cuando iba a la escuela de música, aunque ya antes me había dado algunas lecciones privadas. También cantaba en el coro en la misma escuela con un profesor fantástico que fue el que primero se dio cuenta de mi potencial. Mi profesora de piano también era consciente de que podía cantar muy bien y me apoyó en todo momento. Pero entonces era aún demasiado joven, tenía once años, así que pospuse mis estudios de canto hasta los catorce, cuando fui aceptada en el conservatorio, donde estudié con una gran soprano de coloratura del Bolshoi. Me gradué en piano y en canto a la vez. 

Después de eso fui a Cardiff y conocí a Dennis O’Neill. Para entonces ya era bastante madura, tenía dieciocho años. Era el momento perfecto para empezar un nuevo capítulo en mi vida. Dennis jugó un rol importantísimo en mi vida gracias a su bondad, profesionalidad y enorme talento vocal. Tras Cardiff llegó Londres, donde conocí a Ivonne Kenny, la famosa soprano australiana. Ella me dio algo absolutamente diferente. Tiene una belleza especial, no sólo en su voz, sino también su presencia. Y eso es algo que uno tiene que aprender cuando va a subirse a un escenario. 

Ya antes estaba tomando masterclasses de Elena Obraztsova, que por desgracia murió recientemente. Ella hizo muchas cosas buenas para los cantantes de todas las edades, desde niños hasta adultos, y yo no fui una excepción. Me ayudó muchísimo, siempre podía pedirle consejo. Y luego está el hecho de que ir de su parte a una institución hace que todos te tomen en serio, lo cual es estupendo porque cuando tienes dieciocho años ¡nadie te toma en serio! (risas) Ella hizo algo enorme por mí, me dio el gran premio en su concurso de jóvenes cantantes. Yo tenía dieciséis años cuando me presenté y la edad tope eran diecisiete. Canté Vivaldi y recuerdo que me dijo que mi coloratura era increíble. Fue maravilloso ver que confiaba en mi. Cuando gané me ofreció presentarme a su otro concurso, para cantantes adultos. Me admitieron como una excepción porque aún tenía diecisiete años. La primera vez que me presenté sólo me llevé un diploma, pero la segunda vez gané. Fue estupendo. Y estoy segura de que debió de haber otras opiniones en el jurado, algunos miembros pensarían que era demasiado joven. Ganar ese concurso fue un tremendo empujón en mi carrera. Y seguramente no estaba haciendo las cosas perfectas, pero sí que lo hacía con pasión y eso me ayudó mucho. Es muy importante tener actitud, ser puro e intentar deshacerse de los nervios para poder mostrar que verdaderamente amas la música. 

Y tras todos esos concursos empezó a cantar, como cantante rossiniana. De hecho su álbum debut estuvo dedicado a Rossini y, sin embargo, ahora está volcada de lleno en el repertorio barroco. ¿Por qué este cambio? 

Empecé a cantar Rossini porque Obraztsova me dijo que lo hiciera. Canté el rondó de La Donna del Lago en todos los conciertos de gala, ¡por todas partes! El CD lo grabé gracias a Marc Minkowski, que estaba segurísimo al respecto. Y yo le creí porque confiaba mucho en él. Cuando era adolescente él fue otro de los que confió en mi y me hizo creer que hacía las cosas bien. Después, siendo ya una adulta profesional, él me dio la libertad que necesitaba para salir adelante. Pero entonces empecé a trabajar con Max Emmanuel Cencic y su compañía Parnassus. Grababan óperas barrocas y las llevaban de gira. Simplemente pasó, empecé a cantar mucho barroco. Y lo disfruto profundamente. Empezamos con Alessandro. La parte de Roxana en Alessandro es increíble, tiene ese tempo jazzístico tan característico del Barroco y a la vez un estilo vocal muy parecido al bel canto que se adapta perfectamente a mi voz. Disfrutaba tanto cantándola y a la vez era tan fácil para mí… Eso es algo muy importante para un cantante joven, sentirse cómodo y sin demasiadas dificultades. Me gustan los retos intelectuales, tener que aprender muchas coloraturas y otras dificultades, pero no para la voz. Me di cuenta de que mi voz apuntaba naturalmente en esta dirección. 

Después llegó Siroe, de Hasse. De nuevo un papel maravilloso, fue un gran éxito, aún lo es.  Hicimos muchos conciertos y una producción escenificada en Versalles. El mismo Cencic la dirigió escénicamente. Fue preciosa, ambientada en un estilo persa, llena de color, brillo… describe perfectamente la música. Estamos encantados con el éxito que ha tenido porque lo pasamos de maravilla interpretándola. Esperamos que nos la sigan pidiendo en muchos sitios. 

Y ahora está haciendo también Germanico in Germania, de Porpora, ¿no es así?

Eso es, aunque no vamos a hacer muchos conciertos. Ya la hemos hecho una vez en Cracovia y la repetiremos en Viena, pero no estoy segura de si habrá más conciertos. Habrá que ver cómo funciona. Cuando te enfrentas a una obra desconocida por primera vez nunca sabes lo que va a pasar. Germanico in Germania es una obra maestra. Porpora se las arregló para combinar estilos totalmente diferentes. Mi parte está llena de agilidades, de líneas larguísimas, de trinos, melismas… no hay tiempo para respirar. Parece que fue escrita para castrato, a pesar de ser una parte de mujer. Mi personaje es una princesa, una chica joven en la edad de disfrutar en la vida, está constantemente divirtiéndose. Me encanta porque es muy optimista y alegre. Sin embargo, hay otro papel de mujer que es muy dramático, un contraste absoluto con mi princesa. También hay partes de castrato, como la principal (Germanico) y la de Arminio, que tiene un papel absolutamente precioso, con tres octavas de tesitura y lleno de coloratura. En algunos momentos la música recuerda al pop, ¡es algo increíble! La obertura también es una maravilla, es lo más conocido de la ópera. Toda una fiesta musical. 

¿Diría que recuperar estas óperas desconocidas es una de sus metas?

Desde luego es uno de los mayores placeres en la vida de un músico. Me siento muy agradecida por haber encontrado a gente en mi camino que me ha permitido hacerlo: Cencic, Philippe Jaroussky… También a mi casa discográfica, Decca, con la que tengo ahora un contrato exclusivo y que apoya totalmente esto. 

Y parece que el público cada vez lo demanda más. 

Sí, es algo estupendo. Tenemos que asegurarnos de que la gente mantiene ese interés. Ahora es el momento de la recuperación del Barroco y espero que no decaiga, que siga creciendo aún más. 

¿Cree que las grabaciones juegan un papel importante en ello?

Absolutamente. El Barroco es un tipo de música que nunca debe parar de desarrollarse y de avanzar. Es necesario estar continuamente aprendiendo para no caer en la mediocridad. Debemos mantenernos al más alto nivel y seguir aprendiendo. Me encantaría que la música barroca formara parte del repertorio habitual de todos los teatros y que estuviera más presente en la educación musical. Al igual que todo el mundo conoce algo de música clásica, aunque no sea un aficionado, todo el mundo debería conocer el Barroco. Ojalá fuera así, porque es el comienzo de todo lo que tenemos ahora. No dejemos que decaiga. 

¿Tiene en proceso alguna nueva grabación?

Así es, dentro de poco (seguramente en abril) saldrá un nuevo disco que he dedicado al compositor alemán Carl Heinrich Graun. Fue un compositor de gran fama en su tiempo, su música inauguró la Ópera Estatal de Berlín. Trabajaba en la corte de Federico el Grande y era una personalidad muy importante del mundo de la música en Alemania. En mi opinión personal, su música es indescriptible. No hay nada que realmente se pueda comparar con ella, a su calidad y la forma en que la voz suena por encima de todo lo demás. Al cantarla se puede sentir el profundo amor que Graun sentía por la voz. Y, curiosamente, la mayor parte de las arias están escritas para soprano, no para castrato. 

¿Se trata de ópera?

Sí, son arias de ópera en su totalidad. Hice una investigación, fui a la biblioteca y estudié todas las óperas que pude encontrar. Tuve mucha suerte, encontré cosas fantásticas y que además iban perfectamente a mi voz. Pero lo mejor y más importante es que he aprendido mucho durante el proceso y que he disfrutado de la grabación. Es una música muy desconocida, la mayoría nunca antes grabada (sólo hay una excepción). Para mi fue una revelación, el poder enfrentarme a ello sin referencias anteriores. Sentí algo nuevo dentro, algo diferente. Hablo de ello casi como algo espiritual, es muy especial para mí. Las arias son muy diferentes y contrastantes, desde un aria de lamento con lineas largas, muy calmada y casi en estilo de canción a intrincadas coloraturas. El aria más conocida es Mi Paventi il Figlio, de Agrippina. En su tiempo este aria fue tan famosa que todas las grandes cantantes guardaban su partitura como un tesoro, incluso escondiéndola de los demás para ser las únicas que la cantaran. Fue una de las arias más interpretadas por Pauline Viardot, y fue muy reconocida por ella. Originalmente fue escrita para una soprano muy joven, adolescente, llamada Giovanna Astrova. Según la describió el mismo Federico el Grande en una de sus cartas, tenía una coloratura tan increíble que podía cantar todo tipo de arpegios y trinos que ninguna flauta sería capaz de hacer (recordemos que Federico el Grande era flautista). Fue muy apreciada en su tiempo, pero desgraciadamente murió muy joven. 

En junio cantará Zerlina en Don Giovanni en el Liceu. ¿Es su debut en el teatro? El año pasado tenía programado un Otello de Rossini que finalmente no cantó. 

Efectivamente, no llegué a cantarlo, así que este es mi debut. Pero ya he cantado el mismo papel en la misma producción en el Covent Garden en 2015 y en Japón el verano del mismo año, las dos veces con repartos geniales, como será también el de Barcelona. Para mí es una oportunidad increíble porque no tengo mucha experiencia escénica, es un gran honor. 

¿Podremos verla en España alguna vez más en los próximos meses?

Sí, tengo un recital programado en Peralada. Tengo muchas ganas, me encanta cantar en España. 

Para terminar, ¿cuáles son sus metas de futuro?

Lo más importante para mí es seguir siendo yo misma, mantener mis cualidades naturales tan bien como están ahora mismo, cuidar de mí y de mi voz e ir desarrollándome despacio pero segura. En cuanto a roles, me encantaría hacer más partes de Mozart en escena en el futuro. Tengo la suerte de que la mayoría de los papeles mozartianos de soprano me van de maravilla, ¡es fantástico! Fiordiligi es uno de mis favoritos. Ya lo canté dos veces en el festival de Wiesbaden, pero me encantaría repetirlo.