Bruschino Sarria

Juvenil pero brillante

Sarriá. 20/05/2017. Teatro de Sarriá. III temporada de Amics de l´Òpera de Sarriá. Rossini: Il signor Bruschino. Intérpretes: Jorge Tello (Bruschino padre); Roberto Maietta (Gaudenzio Strappapuppole); Irene Mas (Sofia);César Cortés (Florville); Guillem Batllori (Filiberto); Mercedes Gancedo (Marianna); Josep Ramon Cleves (Bruschino hijo); Juan-Carlos Blanco (Delegado de Policía). Orquestra Barcelona Concertante. Dirección: Assunto Nese.  Dirección escénica: Eugenia Corbacho.

Todavía recuerdo los años en los que se desconocía por completo a Rossini, con la única salvedad del maltratado Barbiere en el que se introducían toda clase de salvajadas musicales (la “lección de música” no era el único lugar), y también recuerdo como el centenario de la muerte del compositor (1968) pasó sin una sola nota de recuerdo en el Gran Teatre del Liceu. No era un fenómeno reciente: Rossini y el belcantismo en general habían sido barridos por los éxitos del verismo y del wagnerismo, y cuando en 1928 la famosa Conxita Supervia dio tres funciones de L’italiana in Algeri no faltó quien advirtió del “peligro”que suponía desenterrar a Rossini y a los “rossinismos” que tanto daño habrían hecho a la cultura musical. Citemos como curiosidad la iniciativa del wagnerista  Miquel Domènech Español, quien llegó a afirmar en un libro de principios del siglo XX que la música de Parsifal, era una apoteosis “católica!” (sic) había sido dictada directamente por Dios a Wagner cual nuevo evangelista.

Afortunadamente esos tiempos han pasado y hoy en día podemos presenciar las obras de Rossini, tanto de juventud como de madurez, y la conexión de Òpera de Cambra de Barcelona con el Festival rossiniano de Wildbad nos permite presenciar algunos títulos en el coqueto teatro de Sarrià.

Se ha creado además un equipo de cantantes jóvenes que han encontrado acomodo en los roles bufos del compositor, como el barítono Jorge Tello, a quien nunca habríamos imaginado como Sr. Bruschino, cómico y bien resuelto, agobiado por el calor (“Uh, che caldo!”) y que se venga de su presuntuoso amigo Gaudenzio (bien interpretado por el también barítono Roberto Maietta), endosándole como yerno a su enemigo Florville (Cèsar Cortés, tenor premiado en la primera edición del Concurso Palet de Martorell, con el tercer pemio y los Premios de los Amics de l'Òpera de Sarrià y el de los Sopars Lírics del 7 Portes). Cortés demsotró una linea de canto de fina factura además de una elegancia y muiscalidad remacables. Con gran satisfacción de su hija Sofia (cantada con gran clase en el fraseo y seguridad en todo el registro por Irene Mas), con la ayuda de su criada Marianne (una Mercedes Gancedo de lujo). Gracioso el lamentable estado en que entra Bruschino hijo para pedir perdón, demasiado tarde, a su iracundo padre. Breve pero buena la labor de Guillem Batllori como Filiberto. La producción de Eugenia Corbacho modernizó un poco la escena con luces y efectos (no faltó una alusión a Travolta), entre los que se distinguió un vídeo con noticias de prensa (“La Retaguardia”) sobre la muerte de Florville padre. Se contó con la brillante labor de la Orquestra Barcelona Concertante hábilmente dirigida por Assunto Nese, y el público salió muy contento de la experiencia, llenando casi por completo el bonito teatro sarrianense.