Alier Colau 

Carta abierta a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau

Apreciada Sra. Colau:

El abajo firmante, Roger Alier, profesor universitario jubilado, autor de varios libros sobre música y crítico musical de La Vanguardia desde 1987 le dirige estas lineas porque he observado con preocupación que usted, como alcaldesa de la ciudad mantiene una actitud negativa ante los espectáculos relacionados con la ópera y en especial ante los que se dan en el Gran Teatre del Liceu; y sólo se la ha visto en una ocasión asistiendo a dicho teatro y nunca en una inauguración de temporada o en un estreno oficial como debería ser en su ejercicio de alcaldesa de Barcelona, con la institución musical insigne de una ciudad de la tradición operística y prestigio del Liceu. Parece ser que ha justificado su actitud basándose en el supuesto “elitismo” de la ópera, que sería motivo suficiente para su completa desvinculación de este tipo de espectáculos. 

Esta actitud es fruto de una corriente de ideas que le tengo que decir que coinciden con la mentalidad típicamente española de la época franquista, en la cual el régimen dejó morir todas las iniciativas que se quisieron llevar a cabo para fomentar este espectáculo (el Teatro Real de Madrid, por ejemplo, permaneció cerrado durante toda la vida del régimen, siendo Madrid  la única capital europea que no tenia teatro oficial de ópera) y en el estado español sólo Barcelona -con el Liceu-, Bilbao y Oviedo (mucho más modestamente) fueron los únicos centros de actividad operística durante aquellos años nefastos para la cultura. Durante todos aquellos años, el Liceu fue el único teatro realmente activo con una temporada anual de títulos operísticos de gran categoría a la que acudían grandes artistas internacionales que dieron prestigio mundial a la ciudad, donde además aparecieron grandes cantantes (Victoria de los Ángeles, Enriqueta Tarrés, Montserrat Caballé, Jaume Aragall, Josep Carreras, Dalmau Gonzàlez, Eduard Giménez, Joan Pons, etc.) que consiguieron que el nombre de Barcelona resonara en todo el mundo civilizado.

Pero es que además el Liceu es un lugar de  trabajo del que viven, directa o indirectamente más de 300 familias que ejercen actividades varias, muchas altamente especializadas y que muchas veces han sido solicitadas desde otros teatros españoles y del extranjero, donde se ha valorado especialmente su experiencia en este campo profesional que no se puede improvisar ni substituir. La falta de apoyo al Liceu tiene que tener forzosamente consecuencias negativas para este colectivo profesional. 

¿Elitismo? ¿No lo explota mucho más el fútbol, con sus desembolsos multimillonarios a gente que mueven muchísimos más intereses de los que pueda suponer el mundo  de la ópera? 

Como usted ha vivido al margen del mundo de la ópera, cosa perfectamente lógica y también legítima, yo no le dirigiría esta carta si no fuese que, como alcaldesa de una de las ciudades donde existe uno de los diez o doce teatros de ópera más importantes del mundo, si persiste usted en su actitud de menosprecio, estará renunciando a dar apoyo a la entidad que, junto con el Barça, hace que el nombre de Barcelona sea reverenciado en todo el mundo. 

Aprovecho la ocasión para saludarla, confiando que mis palabras la hagan reflexionar.

Roger Alier

* Platea Magazine presta su espacio a la opinión del Sr. Alier y facilitará asimismo sus páginas a una posible respuesta de la Sra. Colau o de cualesquiera otros interlocutores que deseen sumarse a este intercambio.