Robin Johannsen cTatjana Dachsel

Robin Johannsen: "Con la música barroca y con Mozart me siento como en casa"

La soprano norteamericana Robin Johannsen visita hoy España, en concreto el Palau de la Música de Barcelona, formando parte de una gira con el director René Jacobs y la Freiburger Barockorchester para interpretar Così fan tutte de Mozart. Al hilo de este concierto, Johannsen comparte con nosotros sus impresiones sobre su voz, su repertorio y el dulce momento que atravesa su trayectoria profesional.

Se encuentra ahora innmersa en una gira con René Jacobs, cantando Fiordiligi en Così fan tutte. Ha trabajado ya antes en varias ocasiones con él. ¿Qué hace tan especial el Mozart de Jacobs?

Hay sin duda algo especial en el modo en que René Jacobs se enfrenta a cualquier partituras. Creo que es una combinación de preparación, investigación, audacia y creatividad, y por supuesto un talento especial. Su Mozart cobra vida porque presta atención, y nos obliga a los músicos a hacerlo con él, a cada palabra, a lo que estamos diciendo en cada momento, a lo que expresan los personajes. Reflexiona también a fondo sobre los tempi que hubiera empleado Mozart en su día, a menudo muy distintos de los que se han venido utilizando hasta la fecha. Además concibe los diálogos y las partes recitadas como un elemento perfectamente integrado en el discurso de la ópera y por eso se ensayan con tanto o más cuidado incluso que los pasajes cantados.

Creo que ya había cantado antes en España.

Sí, he cantado ya en España en un par de ocasiones: en Mallorca, hace ya varios años, y un Haendel en este hermoso Palau de la Música de Barcelona. Tengo un maravilloso recuerdo de aquella actuación en el Palau; es tan bonito, se siente uno tan especial en su escenario.

Cuénteme más acerca de sus inicios. Creo que todo cambio cuando se incorporó a la Deutsche Oper de Berlín, en un programa formativo de diez meses. No muchos cantantes norteamericanos tienen éxito cuando llegan a Europa para labrarse un futuro profesional.

Lo cierto es que unca había planeado venir a Europa. Pero cuando me ofrecieron una beca por diez meses, en el programa para jóvenes artistas de la Deutsche Oper de Berlín, no dude en aventurarme en ello. Guarde mis cosas en un almacen en Estados Unidos con la idea de recogerlas pasado un año y, sabe, ¡todavía están allí! He disfrutado de tantas oportunidades aquí en Europa que apenas he podido siquiera regresar a América. Creo que tuve mucha suerte llegando a Berlín en el momento adecuado, conociendo a personas concretas que me ayudaron mucho a crecer como intérprete. Tras esos diez meses en el programa para jóvenes artistas de la Deutsche Oper, me ofrecieron estar allí durante dos años más, ya como solista de la compañía. La cantidad de funciones que pude cantar durante ese tiempo fue algo extraordinario para mí. En América hay muchos menos teatros y con mucha menos actividad, por lo que ocasiones así no se presentan apenas. En Alemania, en cambio, cantar en un gran teatro como la Deutsche Oper significa poderse enfrentar a todo el gran repertorio, preparando incluso varios papeles al mismo tiempo. En aquel tiempo también recibí una invitación de Christian Thielemann, por entonces director musical de la Deutsche Oper, para cantar el jóven pastor en Tannhäuser y el pájaro del bosque en Siegfried, ambos en el Festival de Bayreuth, papeles que hice allí durante seis años. Creo que fue más fácil disponer de oportunidades profesionales a partir de entonces, tras haber pasado por Bayreuth y la Deutsche Ope.

En su agenda vemos muchos roles de óperas barrocas, pero también papeles como Susanna, Norina, Pamina, Konstanze... ¿cómo definiría su voz y su repertorio?

Cuando empecé en realidad no tenía apenas idea de la música barroca y mi principal fascinción tenía que ver con Verdi y Pucini. He cantado muchos papeles del gran repertorio, digamos: Musetta, Norina, Adina, Adele, Oscar, Soeur Constance... Me sigue gustando hacer estos papeles, son fantásticos e incluso divertidos en ocasiones. Pero cuando más tarde entré en contacto con la música barroca y con Mozart verdaderamente sentí que me encontraba como en casa y noté que mi voz estaba ahí haciendo lo que realmente era más idóneo y donde realmente podía intentar ofrecer algo especial. He tenido la suerte de trabajar con grandes mentores desde mis inicios con este repertorio. Algunos de mis primeros proyectos fueron con Alessandro De Marchi, un gran especialista en barroco del que aprendí muchísimo. También tuve ocasión de cantar con Roberta Invernizzi en algunos de esos proyectos; ella es una extraordinaria soprano barroca y tomé buena nota de muchas cosas a su lado. Ahora mismo me identifico como una soprano especialmente centrada en el barroco y en la música de Mozart y el clasicismo. No diría que soy una soprano coloratura porque realmente mi voz no me pide eso todo el tiempo, aunque disfruto mucho cantando de vez en cuando pasajes rápidos y con coloratura. Realmente es un privilegio cantar una música tan fascinante y que siento tan dentro de mí. Al mismo tiempo tampoco quiero perder mi vínculo con el gran repertorio. Por eso sigo interpretando algunos papeles y títulos que no pertencen al mundo del barroco y el clasicismo. Por ejemplo, la próxima temporada cantaré Les Illuminations de Britten en Hamburgo. Lo estoy deseando, ¡será mi primer Britten!  

Ha interpretado papeles principales en varias óperas que se han recuperado por primera vez en nuestros días, habiéndo caído en el olvido tras su estreno. ¿Qué se siente al traer de nuevo a al vida una ópera olvidada y cuáles son los principales desafíos de una empresa así?

Es muy emocionante cantar una obra que la gente nunca ha escuchado antes, a veces por espacio de varios cientos de años. No hay grabaciones donde escucharlas, no hay apenas referencias y todo depende en gran medida de la investigación. Por eso es improtante trabajar con grandes directores que conozcan bien el estilo y los recursos y adornos que se hubieran empleado en tiempo del compositor. Por otro lado, algo muy especial en estos casos es la audiencia, que llega con los oídos bien abiertos, con mucha curiosidad, deseando escuchar algo que es nuevo en realidad para ellos. Pocas veces los oyentes tienen ocasión de escuchar algo sin un referente anterior con el que compararlo.

¿Podría contarme algo más sobre su último trabajo discográfico con piezas de Caldara?

Fue mi primer recital en solitario. Prepararlo y grabarlo fue una de las mejores experiencias de mi vida. Tuvimos la suerte de contar con un grand musicólogo de Nueva Zelanda, Brian Prichard, que había redescubierto estas hermosas arias y cantatas de Caldara que nunca antes se habían grabado. Alessandro De Marchi dirigió este CD, In dolce amore, con su maravillosa orquesta Academia Montis Regalis. Teníamos mucha música entre la que escoger y fuimos capaces de escoger las piezas que mejor cuadraban con mi voz, con momentos interesantes también para la orquesta, mostrando diferentes emociones, tempi, ritmos, etc. Fue una gran experiencia y aprendí muchísimo durante el proceso de grabación.

Usted nació en Estados Unidos. La situación allí con la música antigua y el barroco, ¿se están desarrollando también de un modo semejante a como sucede en Europa?

Por lo general hay menos oportunidades en Estados Unidos que en Europa. Es un país muy grande y con muchos cantantes e instrumentistas con talento, pero los gobienos allí no respaldan la cultura. De hecho, el gobierno pretende recortar aún más el poco apoyo que presta al desarrollo artístico. Todo el desarrollo de instituciones musicales y artísticas depende de aportaciones privadas, lo que hace todo muy complicado, especialmente en tiempos de crisis económica como los que hemos atravesado. Y esto es aún más complicado si cabe con la música barroca, porque es allí menos conocida y popular. Pero sí hay algunos lugares donde se están desarrollando proyectos interesantes, como sucede en Boston y Chicago.

Por último, cuénteme más sobre su próximos proyectos y compromisos artísticos.

Esta temporada estoy visitando muchos nuevos países y ciudades, ¡es fantástico! En unos días viajamos a Seoul y Shanghai con este Così fan tutte. Hace ahora un par de semanas debuté en Oslo, en París y en Cracovia. En mi agenda más inmediata tengo previsto volver a Polonia (Kattowice) para cantar Belinda en Dido and Aeneas y la Gran misa en do menor de Mozart en Gdansk. Después la Sinfonía no. 4 de Mahler en Basilea. Cantaré también en una gira por Alemania y Noruega con la Freiburger Barockorchester, con la Misa en si menor de Bach. Más tardé cantaré Marzelline en la versión de 1805 de Fidelio/Leonore con René Jacobs, en una gira internacional y para una grabación. Regreso también a la Staatsoper de Berlín para King Arthur de Purcell y cantaré Konstanze de El rapto en el serrallo en el Mozarteum de Salzburgo. Tengo muchas ganas también de hacer de hombre (¡algo que no se da todos los días!) en una ópera infrecuente de Telemann llamada Miriways, con la Akademie für Alte Musik Berlín y Bernard LaBadie. También tengo proyectos discográficos que verán la luz próximamente.