La flauta magica Conservatori Liceu 1

Barcelona. 21-22-6-2017. Conservatorio del Liceu. Mozart: La flauta mágica. Liceu Cambra. Màster de Ensenyaments Artístics en Interpretació d’òpera. Dirección: Francisco Araiza. Con el apoyo de la Fundació de Música Ferrer-Salat.

Ya hace muchos años que el Conservatori del Liceu de Barcelona programaba óperas con motivo del fin de curso, lo que llevó a cabo desde 1987 por iniciativa de la profesora Carmen Bustamante y el apoyo del Dr. Josep M. Bricall, rector entonces de la Universidad de Barcelona. Curiosísima lista de títulos que los responsables del Conservatori, a los que se sumaron el tenor Eduard Giménez y su esposa, la soprano Maria Soler; la ópera se daba en los patios del edificio de la Universidad, pero en estos últimos años el crecido número de alumnos de canto de la institución y la apertura de su nuevo Auditori, en la calle Nou de la Rambla, ha aconsejado la realización de másters en torno al título elegido para el fin de curso.

Este año la ópera elegida fue La Flauta mágica de Mozart, y se confió la preparación artística del evento al tenor Francisco Araiza, de larga trayectoria liceísta en otra época. Dos sesiones con repartos casi todos distintos han configurado los dos eventos ofrecidos al público en el espacioso Auditori con la Orquestra del Conservatori del Liceu, que fue impulsada con gran eficacia por el director Manuel Valdivieso. Fue éste uno de los mejores aciertos de las sesiones, aunque pueda decirse que la sonoridad de la sala le dio un carácter algo más intenso de lo que sería propio de la música mozartiana.

Las funciones dieron un amplio resumen de la ópera, que pivotó sobre todo en torno al simpático Papageno a cargo del barítono Guillem Batllori,que supo disimular bien que su estatura no es la que supondríamos en un Papageno “corriente”. Elegante y bien preparado vocalmente, el tenor César Cortés (este comentario se refiere a la función del día 22) fue un Tamino eficaz y creíble, encargado por la correcta Reina de la Noche de Jessy Tse para rescatar la Pamina que Alessia Schumacher cantó bien, pero con alguna ligera tendencia al exceso vocal en la zona aguda. Acompañaban a la Reina sus tres damas; todas de calidad más que notable, como Tabita Martínez, Olha Shvydka –que luego fue también la Papagenal- y la más que notable mezzo Helena Ressurreiçâo, quien ya se había distinguido por la calidez de su voz de mezzosoprano en el concurso de Les Corts de hace unas semanas. Gran calidad la del bajo Gerard Farreras como Sarastro (y también Home Armat 1) y detalle exótico la presencia del tenor filipino Al Dresden Ramos como Monóstatos.

El conjunto, jaleado por los grupos de estudiantes y compañeros de los cantantes, fue una fiesta brillante que puede sumarse a los anales de la institución docente que lleva el nombre de muestro ilustre teatro, fundado inicialmente hace 180 años para la labor docente que aún sigue ejerciendo con eficacia, hoy bajo la dirección de Maria Serrat.