Perianes

Javier Perianes: "Intento que la música hable siempre por sí misma".

Javier Perianes vive un momento dulce en su carrera, es evidente. Habiendo debutado ya con las más prestigiosas orquestas del mundo como la Filarmónica de Viena, la Concertgebouw de Ámsterdam o la London Symphony de Londres, por citar sólo algunas, por delante le esperan una gira con la Filarmónica de Múnich, abrir la temporada 17-18 con la Orquesta Nacional de España y participar en los PROMS de Londres de este verano. Sobre la mesa su nuevo disco dedicado a Schubert y en el estudio los próximos: Debussy, Ravel y Chopin. Un presente arollador que le encumbra como uno de los mejores pianistas de su generación.

 

Empecemos por su última grabación: en varias ocasiones ha afirmado que este Schubert ha sido una “búsqueda incansable”. ¿Qué ha buscado y qué ha encontrado?

Podría utilizar esa afirmación para todos y cada uno de los compositores que he tenido la fortuna de interpretar. Buscar se traduce de muchas maneras... Se busca un sonido, un fraseo, un color, una articulación, incluso un tempo. Todo eso y mucho más. Lo que he encontrado prefiero que lo juzgue el oyente, seguro que para cada persona los hallazgos son diferentes.

¿Le ha sorprendido algo? De Schubert, de usted, de su interacción.

Schubert nunca deja de sorprenderte por mucho que hayas escuchado sus obras e incluso por mucho que las interpretes durante años. Con el paso del tiempo y la experiencia subrayas aspectos que en ese momento particular te parecen más relevantes o redescubres frases, modulaciones, silencios… y un largo etcétera en los que quizás no hayas puesto ese énfasis con anterioridad.

¿Cuál es su concepción de este Schubert? (Sonatas 665 y 960). ¿Se le sirve mejor desde una concepción clásica o romántica?

No lo llamaría concepto sino más bien el Schubert que en este momento ofrezco. Intento “intervenir” lo menos posible, mantener ese difícil equilibrio entre los aspectos más clásicos de su escritura y los más románticos, intentar conseguir ese punto medio y encontrar el balance adecuado.

¿Y cómo se dota de expresividad a un Schubert tan narrativo?

Insisto en lo de “intervenir” lo menos posible y dejar a la Música hablar siempre por sí misma. La riqueza tanto armónica como melódica de ambas sonatas, el poder de la modulación, el abismo de los silencios y muchísimos otros aspectos dotan de una expresividad extraordinaria a estos dos tesoros schubertianos.

¿Qué semejanzas y diferencias podemos encontrar entre la 664 y la 960?

Son dos obras que pertenecen a momentos diferentes y desde el punto de vista formal podemos encontrar una gran diferencia entre ambas. La 664 es una sonata de corte más clásico, perteneciente a una etapa intermedia de Schubert y a pesar de la diferencia formal con la 960, podríamos decir que ambas comparten ese ambiente espiritual. Mientras las dimensiones equilibradas entre los movimientos de la 664 se presentan con toda la amabilidad posible con contados momentos dramáticos (sobre todo en el segundo movimiento), la monumentalidad de la 960 se nos presenta movimiento a movimiento quizás con la única excepción del genial y escueto tercer movimiento. Es curioso de todos modos hablar de etapas diferentes en un compositor que desgraciadamente murió tan joven y fue tan prolífico.

El orden en que se presentan en el disco (primero la 960), ¿atiende a alguna razón en particular?

El orden que aparece en el disco fue consensuado con harmonia mundi y nos pareció a todos que era interesante abrir el CD con la obra de mayor calado y trascendencia. Quizás un orden inverso también es válido, desde luego.

Encontramos aquí dos sonatas de gran formato. ¿Se plantea abordar alguna integral? ¿Es viable o interesante hoy en día?

No sabemos qué puede deparar el futuro a medio o largo plazo, pero en estos momentos no está previsto abordar un proyecto integral con ningún compositor. Comenzaremos en 2019 un ciclo de varios cedés dedicados a Chopin, pero sin el ánimo de acometer su integral pianística.

 

¿Qué momento diría que vive el pianismo? 

No me atrevería a emitir un juicio de valor sobre el momento en el que se puede encontrar el pianismo, la industria o las expectativas del público. Vivimos en un mundo tremendamente cambiante y en constante evolución. Tampoco querría reclamar nada en nombre del artista, mi única aspiración y voluntad es poder seguir haciendo música y dedicando todos mis esfuerzos a seguir trabajando con la misma ilusión y responsabilidad para con la música que interpreto.

Es evidente que usted parece vivir un momento dulce en su carrera, ¿no es así?

Me siento afortunado por poder desarrollar muchos proyectos que me ilusionan pero no me paro a pensar en qué momento me encuentro, sino más bien en todo lo que queda por hacer y por trabajar. Queda mucho por delante.

Schumann, Bartók o Brahms por delante para tocar en España… ¿Se siente preparado para todo? 

Intento prepararme a conciencia y trabajar al máximo para poder estar al mejor nivel en todos los compromisos que tengo por delante. Me hace especial ilusión poder abrir temporada con la Orquesta Nacional de España y David Afkham. Creo honestamente que la orquesta vive un momento extraordinario y es un verdadero honor ser partícipe de la apertura de la próxima temporada 17/18. Por otra parte la gira con la Filarmónica de Múnich y Pablo Heras-Casado también es un proyecto muy ilusionante. El año pasado grabamos juntos en el Gasteig de Múnich un CD dedicado a Bartók (Tercer Concierto para piano y orquesta) y será una experiencia preciosa volver con esta maravillosa orquesta y con Heras-Casado.

¿Ha pensado en grabar o tocar lo otros dos conciertos de Bartók?

No porque no se han planteado. En los próximos años no están previstas sus grabaciones y estos conciertos, como todos, requieren mucho tiempo y mucha planificación. Este Tercero junto a Heras-Casado mismamente se planeó con dos o tres años de antelación.

Lo cierto es que su próxima temporada, ya planificada, es de vértigo. Siguiendo un tanto lo visto hasta ahora, ¿Podemos entender que vendrá Brahms en próximos discos?

No, no tiene por qué. Sabe que si fuera así se lo diría aunque fuese off the record, pero no. Recuperé el Primero de Brahms porque quería volver a él, me apetecía realmente, ya que lo toque mucho en mis inicios. Una vez en mis manos de nuevo, ví que podía resultar muy interesante emparejarlo con el Segundo, como por ejemplo así haremos en Valladolid con el maestro López Cobos, o Oviedo u Oslo. La incorporación de repertorio se ha de hacer poco a poco, partido a partido como diría Simeone. Ahora he incorporado este Brahms, el 27 de Mozart, que tocaré junto a Dudamel en Los Angeles y el Ravel para mano izquierda, aunque este ya será para verano del 2018 con la Sinfónica de Viena. 

¿Qué hay de la música de cámara? Veo que la incorpora a su repertorio con cierta asiduidad. Algunos cantantes me han comentado que tocaría junto a ellos en algunas canciones...

Ha habido ideas, propuestas pero sobre todo posibilidades que luego no han salido porque respeto demasiado el trabajo de los pianistas que se dedican exclusivamente a tocar junto a los cantantes, que es de una responsabilidad y dificultad grandísima que admiro y respeto mucho. No es cuestión de sentarse al lado de un cantante de un día para otro. Yo ahora mismo desgraciada o afortunadamente, según se mire, no dispongo del tiempo suficiente para prepararme como entiendo es debido, pero desde luego que la música de cámara intento que esté siempre conmigo. He hecho gira con mi querido Cuarteto Quiroga, por ejemplo, y en el futuro hay planes ya cerrados con Tabea Zimmermann. La música de cámara la disfruto una barbaridad.

Me comentaba que abrirá la temporada que viene de la Orquesta Nacional de España ¿Cómo es el Schumann que tocará? El propio compositor reconocía que era peculiar…

El hecho de que la composición del primer movimiento y de los otros dos disten en tres años puede hacer pensar a priori en falta de unidad, pero Schumann logra dotar de una asombrosa coherencia a esta obra maestra donde el piano por momentos se funde con la orquesta, dialoga o se erige en protagonista.

Haré un poco de poli malo aunque ni yo me crea lo que digo: Decía Liszt que esta obra era un "Concierto de piano sin piano". Tampoco hay una confrontación ni un desarollo conversacional con la orquesta. ¿Dónde residen sus valores?

Mire, este concierto lo tiene todo, es el concierto romántico por antonomasia, con una de las cadencias para piano solo más maravillosas que se han escrito. Cada movimiento es mágico. En el primero escuchamos un estupendo diálogo con el clarinete, en el segundo con los chelos y en el tercero el piano se implica de forma soberbia en la tímbrica orquestal. Tiene pues diálogo, tiene imbricación con la orquesta y siempre con grandes momentos del piano como protagonista. Desde fuera siempre se tiene la sensación de que es menos complicado de tocar de lo que realmente es. El tercer movimiento es extraordinariamente difícil; el segundo, con ese aire como de inocencia nostálgica con el que acompaña, también; y el primero, ya digo, la cadencia es monumental, monumental. Me decía Enrique Franco cuando yo tenía 20 años: "Perianes, este es un concierto para músicos". Ahora que tengo 38 no es que sepa mucho más, pero un poco sí y creo que le voy cogiendo el punto a lo que quería decirme (risas).

El próximo día 22 debutará en los PROMS de Londres, ¿Qué espera encontrar allí? 

Es una cita que espero con gran entusiasmo. Se trata de un festival de enorme prestigio, tradición y solera. Formar parte de esta edición de los PROMS interpretando el Segundo Concierto para piano de Saint-Saëns junto a la BBC Symphony y Sakari Oramo será una gran experiencia.

¿En España sería factible algo similar a unos PROMS?

Creo que cada vez existen más iniciativas extraordinarias por parte de orquestas, conservatorios y otras instituciones para acercar la música a jóvenes y a públicos menos habituales. Supongo que es cuestión de tiempo, confianza, y desde luego de una apuesta decidida por parte de las administraciones.

Interpretará el Segundo Concierto de Saint-Saëns, todavía bastante desconocido para el gran público… ¿Es fácil o complicado llevar este tipo de conciertos en agenda? Pienso en el propio Saint-Saëns, pero también en Dvorak, Glazunov o Khachaturian, por ejemplo. 

Hay siempre un proceso de diálogo con los promotores sobre las obras que uno ofrece y las propias demandas que ellos puedan tener. En algunas ocasiones podemos llegar a buen puerto y en otras no es posible por incompatibilidad de cuestiones de agenda, repertorio y planificación.
El Concierto No. 2 de Saint-Saëns es una obra fantástica, llena de fantasía, melodías inolvidables y un segundo y tercer movimiento realmente divertidos y exigentes para el pianista desde el punto de vista mecánico. Curioso pensar que fue una obra compuesta en escasos quince días y que fue interpretada por primera vez con el compositor al piano y el gran pianista Anton Rubinstein dirigiendo la orquesta. Curiosamente fue otro Rubinstein, el gran Arthur Rubinstein, quien popularizó más la obra al tocarla de manera frecuente y magistral. Particularmente no he encontrado dificultades a la hora de programar este concierto, que esta temporada he podido interpretar junto a la Orquesta de Euskadi, Castilla y León, Nashville, Tampere y Hamburgo, y lo he disfrutado enormemente. 

Hablaba antes de varios discos dedicados a Chopin en 2019. También vuelve al piano francés en sus más próximas incursiones discográficas: Debussy o Ravel. ¿Qué vamos a escuchar en ellas?

Cierto. En los próximos años saldrán tres proyectos discográficos consagrados a la música francesa. Con motivo del aniversario de Debussy, harmonia mundi ha decidido grabar toda su obra con diferentes artistas de la compañía. Mi participación en esta integral consistirá en un disco con el Primer Cuaderno de Preludios junto con las Estampas, además de la Sonata para cello junto a Jean Guihem Queyras en otro CD que estará dedicado a sus tres últimas obras. Ya por último, en 2019, saldrá al mercado el CD que grabamos el pasado mes de marzo en la Philharmonie de Paris junto a Josep Pons y a la Orchestre de Paris con el Concierto en Sol de Ravel y obras para piano solo y orquestadas por el propio Ravel con posterioridad (Alborada del Gracioso y Le Tombeau de Couperin). 

“Los artistas transmitimos un mensaje”, ¿Cuál es el suyo? 

Más que transmitir un mensaje concreto, creo que intentamos transmitir al público todas esas experiencias vitales que nos han llevado a tocar una obra de una manera u otra. Lo único que pretendo es hacer Música traduciendo de la manera más honesta posible la obra que estoy interpretando en ese momento, nada más, y nada menos.

 

Foto: Josep Molina