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Yehudi Menuhin: El humanista

Con "Yehudi Menuhin, el humanista" da comienzo en Platea Magazine una serie de tres especiales sobre la figura del mítico violinista Yehudi Menuhin en el año en que se celebra el centenario de su nacimiento. A modo de introducción, en esta primera entrega, Enrique Barón, expresidente del Parlamento Europeo, Presidente de Honor de la International Yehudi Menuhin Foundation y Presidente de la Fundación Yehudi Menuhin España, glosa la figura de un hombre tan entregado en el Arte de la música como involucrado en los valores humanos que la conforman.

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"Conocí a Yehudi cuando era Presidente del Parlamento Europeo. Me pidió una entrevista y desde el primer instante me sedujo ya no sólo como artista sino también como persona. Hablamos mucho sobre la dimensión cultural europea y la Asamblea de las culturas; sobre la inclusión de la cultura como uno de los objetivos de la Unión Europea en el Tratado de Maastrich que entonces se negociaba, y desde luego estaban todos los temas de la lucha por la paz, en plena Guerra de Yugoslavia. De pronto podía llamarte a las siete de la mañana para que llamases al Presidente de Francia o a la Reina de Inglaterra porque tenía en mente grandes ideas. Y la gente se las escuchaba porque todo el mundo le quería. Para hacerse una idea de la forma de ser de Yehudi, hay que tener en cuenta que él empezó a trabajar desde los siete años, estaba acostumbrado a luchar por la vida y eso marcó su carácter, digamos que era un “liante”, en el mejor sentido del término. No tenía ningún tipo de inhibición para todo lo que quería y gracias a ello consiguió involucrar a muchas personas para ayudar a muchas otras. Hay una buena anécdota, que es la de Enescu, cuando con 12 años, tras venirse a Europa con Eugène Ysaÿe, quiso conocer a Enescu para mejor su técnica, así que se fue a la puerta de su casa a las seis de la mañana y le llamó y llamó hasta que salió. Enescu quiso desentenderse de él, pero tras oírle tocar, cayó rendido.

Yehudi era un europeo por elección propia; una persona que, siendo hijo de un matrimonio tártaro emigrado a Palestina y posteriormente a Nueva York, siendo pues ciudadano norteamericano, decidió ser europeo, con nacionalidad suiza y después británica, aunque dentro siempre de la entidad global que él tenia y le caracterizaba.

Su actividad política siempre fue muy intensa, con una postura muy crítica contra el nazismo y utilizando constantemente el violín como instrumento de combate de los aliados durante la Guerra Mundial: tocando para las tropas, para los campos de refugiados… Conocida es su visita al campo de Bergen-Belsen junto a su amigo Benjamin Britten, donde tocaron para los supervivientes; así como su frase: “Hay que condenar al nazismo pero no hay que condenar al pueblo alemán”. Lo que le supuso un gran respeto en Alemania. Incluso en el proceso de Nürnberg, él mantuvo una postura muy decisiva cuando quisieron condenar a Wilhelm Futwängler, afirmando que sí, que Furtwängler tuvo el carnet de nazi en el 33, pero que en el 34, cuando el régimen prohibió un concierto de Hindemith, entró en un exilio interior, asegurando que muchos de los presentes en la sala del juicio habían colaborado mucho más con el nazismo. No hay que olvidar que Menuhin significa “judío”. Después sacó a David Oistrakh y a Mstislav Rostropovich de la Unión Soviética, luchó de forma contundente contra el Apartheid y defendió la creación de una confederación judeopalestina con Jerusalem como capital compartida.

Los valores de Yehudi trascendían más allá de la música. Menuhin era el artista, Yehudi un humanista. Yehudi Menuhin fue y es a través de la Yehudi Menuhin Foundation, una figura de vital importancia en el desarrollo de la sociedad europea y mundial, un artista, un humanista entregado."