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Anna Pirozzi, soprano: "El canto es una tarea en equipo"

Es una de las voces más fascinantes y prometedoras de los últimos años. Lo cierto es qu no abundan instrumentos de soprano dramática de agilidad, como ella misma se define e identifica. Su carrera despegó en 2012 con Un ballo in maschera en Turín y desde entonces no ha parado de crecer, debutando esta misma temporada en la Scala de Milán junto a Plácido Domingo, con I due Foscari de Verdi. España es un lugar habitual en su agenda (la próxima temporada estará en Valencia, en Madrid y en Bilbao). Debutó ya en el Palau de Les Arts de Valencia como Abigaille en Nabucco, papel que interpretó también en la Ópera de Las Palmas, y cantó asimismo en Bilbao su primer Donizetti, con la Elisabetta de Roberto Devereux en ABAO. Estos días prepara su debut en el Covent Garden de Londres con la Leonora de Il Trovatore, junto a Gregory Kunde, el próximo mes de julio. Y esta misma semana participa en dos funciones de Nabucco previstas en Menorca. La soprano italiana Anna Pirozzi conversa ahora con Platea Magazine, acerca de sus orígenes y sus próximos proyectos.

¿Cómo definiría su voz? Creo que es lo más parecido que podemos encontrar hoy en día a lo que llamamos una soprano dramática de agilidad. Pero me parece también que su instrumento se adapta perfectamente al repertorio de soprano lírico-spinto.

Mi vocalidad me permite interpretar tanto papeles para una lírico spinto como Tosca, Aida, Leonora en La forza del destino o Adriana Lecouvreur, como roles dramáticos de agilidad como Abigaille, la Lady Macbeth, Elisabetta en Roberto Devereux o Norma. Me gusta mucho la definición de “soprano dramática de agilidad”, porque creo que sintetiza todas las características de mi voz.

Creo que en su juventud, antes de dedicarse a la lírica, cantó también música pop. Y creo que incluso jugó al rugby. ¿Cuándo y cómo descubrió la lírica?

En mi adolescencia empecé a cantar música po en casa, con mi hermana. Más tarde actué en un piano bar, percibiendo que gustaba lo que yo hacía; me presenté de hecho a varios concursos y los gané. En ese momento, una persona muy próxima a mí me sugirió estudiar seriamente canto en un conservatorio. Y tuve como un flechazo con la lírica, algo súbito. El rugby era entonces un hobby para mí. Es un juego en equipo, en el que se trata de avanzar todos juntos y la victoria es algo compartido. Es una filosofía que me acompaña hoy también en el mundo de la lírica, que entiendo también como una tarea en equipo, un trabajo conjunto en el que todos ponemos lo mejor de nuestra parte.

Una de las experiencias más emocionantes de su trayectoria hasta hoy, imagino, ha sido su debut en Múnich, con Un ballo in maschera, llegando sin apenas tiempo como reemplazo para Anja Harteros, indispuesta.

Fue una grandísima emoción, no sólo porque tenía la ocasión de trabajar con uno de los mayores directores de orquesta de todos los tiempos, Zubin Mehta, sino porque siempre había soñado con trabajar en la Bayerische Staatsoper, uno de los teatros líricos más importantes del mundo, con una orquesta sobresaliente. Llegué allí el día antes de la función, sin posibilidad de ensayo con la orquesta, pero la representación fue muy bien y fue un gran éxito, una gran satisfacción para mí.

Su presencia en España va en aumento. Tras aparecer ya en Valencia con Nabucco, en Bilbao con Roberto Devereux y también en Las Palmas con Nabucco, llegan ahora nuevos compromisos: de nuevo Nabucco, ahora en Menorca, I Vespri Siciliani en Valencia, Macbeth en Madrid… ¿Cómo se encuentra en nuestro país?

Me encuentro muy bien aquí. Me hace feliz cantar en España: el público es muy caluroso y hay una gran profesionalidad en los teatros españoles. La próxima temporada regresaré también a Bilbao, para Andrea Chénier, ¡y más tarde para mi debut como Norma!

Verdi es ahora el centro de su repertorio, si bien tiene en su agenda media docena de roles de otros compositores (Tosca, Santuzza, Maddalena, Elisabetta, Adriana, etc.). ¿Qué encuentra en Verdi que le fascina tanto, sea desde un punto de vista vocal o dramático?

Amo tanto la obra de Verdi, tanto su escritura musical como su personajes. En el primer Verdi las mujeres son casi todas guerreras y la línea vocal lo confirma. Los numerosos saltos de octava expresan a menudo los sentimientos de los personajes, como sucede con Abigaille, Odabella, Giselda y muchas otras. Es por esto que para cantar estos papeles se requiere no sólo una técnica aseada sino también un temperamento particular. En cambio los personajes femeninos del Verdi tardío son mujeres más románticas, sentimentales, siempre con un carácter fuerte pero se dejan llevar a menudo por nobles pasiones y eso la escritura vocal lo muestra con grandes frases, construidas sobre el legato, con intervalos cromáticos, con acentos y acciaccature que evidencian todas las facetas del personaje. Repito: adoro cantar Verdi. Me gusta por supuesto hacer incursiones en otros repertorios, como por ejemplo los compositores veristas, sobre todo óperas como Andrea Chénier, Pagliacci, etc. Y el año pasado debuté mi primer rol de Donizetti, algo que realmente nunca soñé que fuera posible. Fue una sorpresa para mí: quise probarlo, sobre todo porque durante mucho tiempo me habían dicho que mi voz podía encajar bien con algunos papeles de Donizetti. Probé con Roberto Devereux y debo decir que me encontré muy cómodo, me gustó mucho interpretar la parte de Elisabetta, que espero repetir pronto de nuevo.

Se habla hoy a menudo de la ausencia de voces verdianas, pero quizá esto no es del todo cierto para algunos tipos específicos de voces, como el caso de las sopranos. ¿Qué piensa sobre esto?

Es cierto que en los últimos tiempos se han ido confiando papeles verdianos a voces más líricas, incluso lírico-ligeras, pero creo que hoy también se encuentran buenas voces para Verdi.

Su carrera se desarrolla, creo, a partir de 2012, cuando interpreta Un ballo in maschera en Turín con Noseda, y también en 2013, cuando canta Abigaille de Nabucco en Salzburgo, con el Maestro Muti.

Antes de 2012 tuve mis años de galeras, podríamos decir, cantando en multitud de pequeños compromisos y actuaciones, gracias a personas que creían en mí y me ayudaron a seguir adelante. Desde mi debut en Turín con Un ballo in maschera en junio de 2012 no he dejado de trabajar. Haber debutado con un buen éxito como ese supuso un pasaporte para otros teatros. Ese Nabucco en Salzburgo con Muti tuvo mucha resonancia y le dio un empujón más a mi carrera.

¿Hasta qué punto fue importante para usted el encuentro con el Maestro Muti?

Importantísimo. No sólo para el desarrollo de mi carrera, sino sobre todo por la cantidad enorme de enseñanzas que un grandísimo Maestro como él me ha legado.

Otro momento, imagino, muy importante para una soprano italiana como usted fue su reciente debut en la Scala de Milán, al lado de Plácido Domingo. Supongo que fueron unas funciones que llevará consigo en su memoria largo tiempo. Regresa de hecho de nuevo a Milán la próxima temporada.

Sí, el año próximo interpretaré Abigaille de Nabucco en la Scala. Debutar allí - y al lado de Plácido Domingo - era uno de mis sueños. Fue una prueba dura, por la inevitable tensión que trae consigo una situación así.

En pocas semanas se producirá también su debut en el Covent Garden de Londres, en Il Trovatore con Gregory Kunde, colega con el que se reencontrará en Valencia para I Vespri Siciliani y en Bilbao para Andrea Chénier.

Con Greogry Kunde canté también el Roberto Devereux de Bilbao. Es un colega fantástico y uno de los cantantes más grandes de nuestros días. Estoy contenta de cantar a menudo con él en los próximos años, también porque creo que nuestras voces empastan muy bien. Es uno de mis colegas preferidos.

En su repertorio no están todavía presentes algunos roles que, sin embargo, creo que se adaptan perfectamente a su voz: Norma, Elisabetta de Don Carlo y Turandot. ¿Son roles que tiene en mente debutar en los próximos años?

Sí, Norma la debutaré en España como antes mencionaba, y la Turandot en concierto con Zubin Mehta. La Elisabetta del Don Carlo es un sueño que todavía no he tenido ocasión de llevar a cabo, pero no tengo la menor duda de que lo debo incorporar a mi repertorio. Hay más papeles que me gustaría debutar próximamente: Manon Lescaut, Leonora en La forza del destino, Odabella en Attila, Lucrezia Borgia…