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Viaje alrededor de una sonata

En busca de Chopin. Un viaje musical a través de tres siglos, cuatro países y media docena de revoluciones. Annik Lafarge. Alianza Editorial. Madrid, 2024.

En busca de Chopin, el libro que comentamos hoy aquí, editado por Alianza, gira (o tiene su punto de partida, no lo sabría definir muy bien) alrededor de la sonata Op.35 de Frédéric Chopin, cuyo tercer movimiento es la famosa Marcha fúnebre, y es obra de la escritora norteamericana Annik Lafarge. El acercamiento de Lafarge a esta sonata a través de esa Marcha es el comienzo de un viaje de conocimiento, investigación y disfrute para la autora (que se implica en la narración de una forma tiernamente personal, si se me permite) casi iniciático sobre un autor por el que siente verdadera veneración. Ella misma confiesa en su introducción que “mi proyecto es poco ortodoxo, ya que combina diferentes tácticas de investigación: biografía, reportaje de viajes, un poco de musicología, paradas en la literatura y la historia del arte…”. Y esa heterodoxia quizá sea la mayor virtud del libro, que se aleja de lo más sesudo sin perder rigor, y contagia al lector de esa pasión por la obra y la vida de Chopin, o concretamente por la época en la que fue escrita esta sonata, considerada, por cierto una de las obras más importantes de la literatura pianística.

Y es que esta sonata resume o compendia para la autora todo aquello que forma el entramado de la vida y la obra de Chopin: su situación personal; la turbulenta situación política y social de la época (se dedica un capítulo a la traumática historia de Polonia, siempre rehén de las grandes potencias que la rodeaban) y, cómo no, la evolución musical del período. Porque Lafarge toca el piano, le fascina la sonoridad de los distintos instrumentos de tecla de la época y su evolución y la influencia que tuvo el compositor polaco en la forma de acercarse al instrumento y su pedagogía, que aún es básica en la actualidad. No se olvida de su compleja relación con la escritora George Sand, sus filias y fobias hacia los compositores anteriores y contemporáneos y, como ya se dijo, aporta otra visión a la personalidad de Chopin. En este tema intenta que el lector se libre de ciertas ópticas bastante generalizadas que no ven con ojos benévolos el carácter del pianista y destaca “su espíritu implacablemente independiente, una celebridad que rehuía los focos, un artista que extraía grandes significados de las formas más pequeñas, un innovador que creó un nuevo lenguaje musical, un maestro espiritualmente generoso, un imitador, con un sentido del humor juguetón y pícaro y un amigo leal, aunque exigente”. Realmente queda claro que la autora es una gran admiradora de Chopin.

Y gracias a ese cariño, al alejarse de lo demagógico y ser su trabajo un libro que va dirigido a un público amplio, En busca de Chopin, resulta ameno, instructivo e interesante. Una lectura perfecta para conocer a esa figura tan importante para el pianismo que fue Frédéric Chopin.