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MOSAICO FOTOGRÁFICO

Suite Albéniz. Alfonso Alzamora. Turner Música. Madrid, 2018

Es curioso que una apreciable parte de las obras que han llegado a la sección de libros de PlateaMagazine se pueden encuadrar en una hipotética categoría de “libros reivindicativos”. Es verdad que muchos de los autores que se lanzan a la procelosa tarea de elaborar un texto tienen como objetivo el que se reconozca, se aclare o vuelva a la actualidad una figura musical que para ellos tiene una evidente interés. Pasa esto, sobre todo, con los libros biográficos, en los que se nos cuentan las peripecias tanto personales como musicales de compositores, cantantes o artistas y que permiten al aficionado menos curtido en la historia de la música conocer con más profundidad (o a veces por primera vez) figuras a las que hasta el momento no se había dado la relevancia necesaria.

No es una excepción el libro que el escultor y pintor Alfonso Alzamora, bisnieto de Isaac Albéniz, escribe y que edita en Turner Música. Es un retrato muy personal, que cuenta por parte del autor con documentación de primera mano tanto por su parentesco como por ser el responsable del Museo del compositor catalán en su localidad natal de Camprodón. De lo más destacable del libro y que le da  un punto de originalidad y ligereza (en el buen sentido de la palabra) a toda la narración, es que realmente se estructura como un compendio, un mosaico de fotografías relacionadas con el compositor y que Alzamora va comentando, sin orden cronológico preciso y, como él quiere destacar, de forma aleatoria. Son retazos de la vida del compositor y también de todo lo que tiene que ver con su obra. Forman al final un gran mural (como el que se exhibe con esas mismas fotografías en el Museo Isaac Albéniz de Camprodón) que nos permite un mayor acercamiento a uno de los compositores españoles más importantes del siglo XIX y principios del XX.

Pero Alzamora no trabaja como un biógrafo al uso. Si hay que clasificarlo, diría que el libro es un dietario dedicado a su bisabuelo, al mundo en el que vivió, a su obra, a las corrientes artísticas y musicales de su tiempo, a la repercusión que tuvo su obra tanto aquí como en el extranjero pero mezclado con vivencias propias del escritor y conversaciones de un grupo de amigos, entusiastas de la música y de Albéniz, que creo que en parte son los impulsores intelectuales de este libro. Porque ya desde el prólogo, que firma Jesús Ruiz Mantilla, aparecen nombres de personas que se reúnen alrededor de la pianista Rosa Torres-Pardo en el festival leonés del Valle Laciana y donde la figura del catalán siempre ha sido relevante. Tertulias de amigos que también se han dado en otros lugares y en las que han participado figuras como Eduardo Arroyo (al que se le debe el dibujo de Albéniz que es portada del libro) o Luis García Montero, que cierra el libro con unas excelentes poesías. Un texto, en fin, que se sale de los convencionalismos al uso, que tiene mucho de personal pero también de sentimiento colectivo y que por su propia construcción ecléctica es también, podríamos atrevernos a decir, cosmopolita, abierto a todos los vientos, como lo fue Albéniz.

Foto: Turner.