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Alfonso Aijón e Ibermúsica: 50 años.
El valor de la amistad, los ideales y el compromiso

No te pierdas nuestra entrevista con Alfonso Aijón, presidente de Ibermúsica. Puedes leerla aquí.

 

Dicen que los verdaderos amigos se cuentan siempre con los dedos de la mano. Antes de conocer a Alfonso Aijón, le imaginaba como un hombre con, al menos, 20 dedos en su izquierda y otros tantos en la derecha. Cuando lean ustedes las páginas que siguen a estas líneas, comprenderán enseguida que todo lo que servidor pueda escribir se quedará corto a la hora de retratar al hombre que, seguramente, más ha hecho por la música clásica en nuestro país desde hace, se dice pronto, 50 años.

El concepto de amistad puede casi resultar un ideal romántico a día de hoy. Como tantos de los valores del humanismo con el que Aijón se ha formado como persona y como empresario de la música clásica. Valores, decía, sobre los que cimentar su sólido compromiso con la música, con los músicos y con el público.

Detrás, pero también delante del empresario audaz y brillante, está el ser humano excepcional, con tiempo y capacidad para preocuparse por cada detalle que va más allá del mero negocio. Entre lo vacío de las conversaciones infinitas que suelen darse en auditorios y teatros, la voz de Alfonso suena siempre verdadera. Antes de nada, se apresura a felicitarte por tu cumpleaños, o te pregunta por tus gatos. Después, analiza contigo por qué la Sonata nº3 de Schumann que Evgeny Kissin acaba de interpretar ha sido algo tan grande. La amistad, los ideales, el compromiso.

Permítanme contar algo personal: hace ya unos cuantos años, en los de aquella crisis económica que ahora se nos antoja menor, organicé la entrega de unos premios, que quise recayeran en quienes ya eran o han terminado siendo grandes amigos: Javier Perianes, Ruth Iniesta, Teresa Berganza... entre el público Joaquín Achúcarro, Paolo Pinamonti y nombres no tan conocidos, pero sí muy ceranos. Ibermúsica iba a ser galardonada como mejor entidad del año. Yo también los presentaba y la emoción iba a poder, literalmente, conmigo. Entonces, en un momento dado, Alfonso se acercó a la tarima y me dijo al oído cuatro frases que me dieron la seguridad en mí mismo que necesitaba en ese momento. No nos conocíamos y acababan de presentarnos minutos antes. Puede parecer una nimiedad, pero sus palabras aún hoy me sirven de cobijo, de aliento. El gesto, el momento, el hombro, el hecho. No todos sabemos hacerlo.

Lo cierto es que Alfonso Aijón parece estar siempre y, al mismo tiempo, no dejar de ser. Es exactamente lo que quiero decir, sí. En cada concierto de Ibermúsica, Alfonso siempre se prensenta, solícito, en el hall del Auditorio Nacional, antes de que empiece el espectáculo. Para todo aquel que quiera hablar con él. Felicitaciones por músicas escuchadas, reclamaciones por cuestiones varias... la cantinela de generaciones y generaciones de críticos, siempre entonando las mismas palabras... Alfonso escucha a todo el mundo. Después, cuando las luces se apagan, aplaude a los artistas como el que más. Con las dos manos. De verdad, porque no se puede aplaudir con una sola mano. Él siente lo que escucha y vive lo que aplaude.  Mientras que, a su alrededor, los demás rara vez conseguimos liberarmos de todo aquello que nos ata (la cuestión social, el aburrimiento, las preocupaciones menores o mayores del día a día...) a la hora de disfrutar de la música,  Aijón parece, simplemente, respirarla. Más que muchos músicos, incluso, habiendo desarrollado - y demostrado - además un instinto feroz para apreciar a los verdaderos artistas y acercarnos a todos a su arte.

Y junto a él, su equipo, formado por mujeres y ahora también en manos del nuevo director de Ibermúsica: Llorenç Caballero, quien hasta ahora ha estado al frente de Ediciones Tritó y de la Orquestra de Cadaqués. Los valores de un hombre único, transmitidos a una entidad única. Y es que Ibermúsica lleva 50 años haciéndonos aprender... y crecer. Como melómanos. Como personas. Como sociedad. Hoy en día tenemos billetes de avión al alcance del bolsillo de muchos y entradas aún por menos, pero Ibermúsica está aquí para todos ellos y para los demás. Ha estado durante décadas y décadas acercando la buena música a los españoles cuando viajar no era tan fácil y ahora sigue trayendo a los mejores artistas y orquestas del mundo a todo el público de aquí, para que todos tengamos la posibilidad de disfrutar y aprender. Abrir posibilidades. ¿Puede haber algo más grande? Pues parece que sí: hacerlo con los artistas más increíbles de cada momento.

Me acuerdo de hace ya bastantes años, trabajando como camarero para pagarme la carrera... y reservando una parte de los ahorros para comprar entradas de sus conciertos. La música está en los libros, en las partituras, pero sin escucharla en vivo, no puede comprenderse como es debido. El dinero daba para lo que daba y las opciones de Ibermúsica siempre son muchas y muy atractivas en cada temporada. ¿Con quién iba a aprender ese año? ¿Mariss Jansons? ¿Claudio Abbado? ¿Lorin Maazel? ¿Kurt Masur? ¿Herbert Blomstedt? ¿Christian Thielemann? La lista, ya sólo en cuanto a batutas se refiere, puede ser felizmente interminable... cerca de 400 nombres han debido subirse ya al podio de Ibermúsica. Ciertamente y como bien dice Daniel Barenboim, Alfonso Aijón e Ibermúsica han convertido lo extraordinario en algo común. Una suerte de lo real maravilloso, en coordenadas carpentieranas, donde uno puede siempre sorprenderse. Lo que es muy cierto es que parte de mí, en lo musical y en lo humano, lo es gracias a las oportunidades que me ha brindado Ibermúsica para aprender, sentir, crecer con la música. Y yo no soy nadie, pero sigan leyendo las siguientes páginas y pronto entenderán que Alfonso Aijón está detrás de muchos nombres, que repiten sin cesar su agradecimiento al respaldo, posibilidades y oportunidades que la generosidad, el oficio y los valores de este madrileño que se acerca a los noventa años les han dado a lo largo de tanto tiempo.

Y todo, no quiero olvidarme, con un humanismo pocas veces visto en los negocios y una humildad inusitada en la música. La última vez que nos vimos, a propósito de la entrevista que precede estas líneas, al despedirnos le pregunté por algo que muchos siempre le recordamos: cómo va su libro de memorias, o aquel documental que un conocido cineasta estaba preparando sobre su, ya lo habrán leído, extraordinaria vida. De un posible libro no quiere oír hablar... y parece que cada vez que alguien cede en su intento de plasmar en imágenes su trayectoria, tanto Alfonso como Aijón respiran aliviados. 

Qué suerte tenemos todos, pero qué suerte ha tenido también la música de haberse encontrado en su camino a alguien como Alfonso.

ALFONSO Y DANIEL B

Como muestra de la amistad, 27 botones


Javier Perianes, pianista
:

Es realmente difícil resumir en unas líneas la importancia e influencia de Alfonso Aijón en el mundo de la cultura, tanto en España como a nivel internacional.

Las personalidades más relevantes de la música clásica han visitado España por primera vez de su mano, en esa apuesta visionaria que fue en sus comienzos Ibermúsica, instrumento fundamental para poder escuchar las mejores orquestas y los mejores intérpretes en nuestro país. Un ciclo que ha sido posible gracias a su esfuerzo, sacrificio, trabajo y entrega en una búsqueda constante por la excelencia y el máximo nivel.

Referente irrepetible con el que la música en España y diferentes generaciones de músicos de nuestro país tenemos una deuda impagable por su apuesta decidida por los intérpretes y compositores españoles y por haber propiciado el crecimiento cultural de nuestro país durante las últimas cinco décadas.

Persona entrañable, sabia, humilde, respetada y admirada en todo el mundo. Un ser humano excepcional.

Gracias querido Alfonso por todo y por tanto.


Zubin Mehta, director de orquesta:

¡Qué hubiese sido de nosotros, de tantos y tantos músicos, sin Alfonso! No ya de los que tenemos cierta edad, sino de todos los que han venido después.

Podría contar muchas anécdotas cariñosas y divertidas que me han ocurrido con él, después de... ¿50 años? ¡50 años! Vaya, es que no puedo creérmelo... desde luego es un milagro que una iniciativa privada como Ibermúsica pueda cumplir medio siglo de vida... ¡y que algunos la hayamos visto crecer! Pero es algo lógico, cuando detrás está un hombre como Alfonso.

Que a nadie en España le quepa la más mínima duda de que su país ha crecido, ha ganado, es más rico cultural y económicamente gracias a Alfonso Aijón. Él llevó la música a un país que prácticamente era un desierto cultural, cuando nadie más podría haberse atrevido a hacerlo, en la manera que lo hizo.

Alfonso es el maestro de cómo hacer música, de cómo conseguir que esta tenga lugar, un auténtico empresario, un verdadero amigo y todo un Quijote.

¡Felicidades Alfonso!


Leonidas Kavakos, violinista:

Felicidades Alfonso e Ibermúsica por sus primeros 50 años de maravillosos y fantásticos conciertos. Mis más entusiastas deseos para los próximos 50 años. Otro medio siglo de fantásticos conciertos y maravillosos encuentros en esta maravillosa ciudad que es Madrid. ¡Gracias!


Michael Tilson-Thomas, director de orquesta:

Alfonso, eres magnífico. Hacer música para ti es el mayor placer de la vida. Eres un verdadero campeón de la música y de la gran inspiración que ella representa. ¡Gracias!


Simon Trpčeski, pianista:

Alfonso, de corazón, muchas gracias por permitirme tener el placer de trabajar con vosotros. Es un privilegio tocar en Ibermúsica y ser parte de la historia que estáis haciendo en España, al más alto nivel.


Pablo Heras-Casado, director de orquesta:

Felicidades Alfonso, de todo corazón y con el mayor de los agradecimientos. Gracias a ti la historia de la música y los músicos de este país, durante estos últimos 50 años, es mucho mejor. Iber- música ha sido siempre el ejemplo de lo que debe ser la programación de un ciclo musical de altura, máxime en nuestro país.

Has sido partícipe, creador y motor de muchas de las músicas y citas con las que hemos crecido en este país. Particularmente, desde Granada, como músico y director del Festival de Granada durante estos últimos tres años, tengo claro que sin ti el Festival no sería lo que es hoy en día. Eres un ejemplo de compromiso, trabajo, generosidad, compañerismo y entusiasmo que todos deberíamos seguir. ¡Haces tanto bien y tanta falta! ¡Necesitamos muchos más Alfonsos en la música!


Gustavo Gimeno, director de orquesta:

¡Felicidades, querido Alfonso! ¡Felicidades, Ibermúsica! La vida musical en España es inconcebible sin tu presencia.También la de tantos y tantos artistas a los que has apoyado, acompañado, ayudado a desarrollarse y presentado en España, antes incluso de que alcanzaran celebridad. Has sido puerta de todos a la gran música, en los buenos y en los malos tiempos. Para todos los que hemos tenido el honor de conocerte, eres y seguirás siendo siempre un ejemplo. ¡Gracias por tanto!


Jasper Parott, fundador y presidente de HarrisonParrott:

Tuve el placer de conocer a Alfonso hace 50 años, justo cuando estaba a punto de lanzar Ibermúsica y sólo seis meses después de que Terry Harrison y yo comenzáramos nuestra nueva agencia HarrisonParrott, en octubre de 1969.

Desde el primer encuentro, me quedó claro que Alfonso era un hombre de profundos conocimientos y devoción por la ineludible importancia de la música y las artes pero, sobre todo, que era devoto de las grandes orquestas sinfónicas del mundo y de los directores y artistas que, tanto consagrados como aspirantes, él ha apoyado durante este último medio siglo.

La serie de conciertos de orquestas internacionales de alto nivel que creó en Madrid y en España, a menudo en circunstancias de gran riesgo personal e incertidumbre financiera, se ha mantenido única en nuestros tiempos. La lealtad y generosidad de Alfonso, combinada con su discernimiento infalible de la verdadera calidad, permanecen proverbiales hasta el día de hoy.

Alfonso, eres uno de los pocos hombres verdaderamente grandes en nuestro mundo de la música y las artes y le has dado a la palabra “empresario” una resonancia y una nobleza sobresaliente sólo por tu modestia personal y por tu humanidad.

Que nuestra amistad aún continúe hoy, después de 50 años, es uno de los grandes honores y privilegios de mi vida.


Julia Fischer, violinista:

Alfonso, ¡Todo comenzó en España contigo y con Beethoven! ¡Gracias!


Joaquín Achúcarro, pianista:

Es difícil imaginar que en el mundo musical de hoy haya alguien en el planeta tierra que no sepa quién es Alfonso Aijón y lo que ha supuesto en el mundo musical. Su trayectoria, marcada siempre por una ausencia de miedo a correr riesgos (a veces muy grandes), ha dado el resultado de la admiración de todos nosotros, que vemos además una nota de romanticismo e imaginación.

En mi caso es profunda y constante. Bravo, Alfonso, bravo, bravísimo.


Franz Welser-Möst, director de orquesta:

Querido Alfonso, cada concierto contigo es algo maravilloso. Lo que haces es impagable. ¡Felicidades!


Llorenç Caballero, director de Ibermúsica:

Cuando estás en el extranjero y cualquier persona del mundo musical se acerca sabiendo de donde eres, la primera pregunta que acostumbran a hacerte es: ¿Conoce a Alfonso Aijón?

Alfonso Aijón es el emblema de lo que ha sido España como país receptor y también expor tador musical en el mundo entero. No creo que haya promotor, agente o simplemente persona del ambiente musical más conocido que Alfonso. Él ha representado durante 50 años, y sigue representando, la seriedad, la formalidad y el valor de la palabra. La palabra amable y cumplidora. El hidalgo español generoso y caballeresco hasta puntos insospechados. Alfonso es generosidad y ha hecho valer esta generosidad para situar a España en la élite de países cumplidores al cual todos los artistas y orquestas quieren ir. En épocas pasadas, cuando España era poco conocida como país para hacer grandes giras, Alfonso y su equipo de Ibermúsica han dado esa seguridad necesaria para abrir el país a las interpretaciones de los grandes conjuntos europeos y americanos. Su saber hacer en los itinerarios, en la elección de las salas de conciertos y ciudades ha hecho descubrir a las orquestas internacionales un país dotado de auditorios impresionantes, festivales con gran tradición y un público amante de la música clásica.


David Afkham, director de orquesta:

Fue en abril de 2012 cuando conocí a Alfonso. Estaba dirigiendo a la Gustav Mahler Jugend Orchester en una gira europea y él nos invitó a tocar en Ibermúsica.

Inmediatamente sentí una profunda conexión con este hombre tan increíble: cálido, elegante, generoso y respetuoso. Él es mucho más que un empresario. Nunca se trata de “negocios” con él, sino de compartir una cosa que nos unió: el amor y la pasión por el arte, la cultura... ¡por la música! Gracias Alfonso.


Gianandrea Noseda, director de orquesta:

Mi amistad con Alfonso se remonta a agosto de 1994, cuando era miembro del jurado que me otorgó el Premio del Concurso de Dirección de Cadaqués. Recuerdo que Alfonso me dio consejos sobre cómo comenzar una carrera en el mundo de la música, alentándome a ser siempre yo mismo y a ser humilde sirviendo a la música. Atesoro esa conversación incluso ahora, después de tantos años, con un agradecimiento a Alfonso sincero y profundo.

¡Gracias querido Alfonso por tu amistad y felicidades por estos 50 años!


Meghan King, directora de Relaciones institucionales de Ibermúsica:

Conocí a Alfonso cuando yo tenía 24 años, él 53. Las palabras que adjunto abajo son las que pedimos a 20 personas cercanas cuando celebramos su 80 cumpleaños, con un cocido en Lhardy. Cada persona aportaba una y la mía fue “música” No sobra ni una sola, sino que faltan algunas como “confianza”, que da siempre, la “elegancia” que emana e “irrepetible”, porque lo es. Pero lean:

 palabras alfonso


Simon Rattle, director de orquesta:

Generosidad. Una sola palabra que define a Alfonso, una pequeña pintura de El Greco que ha cobrado vida. Hará como ocho años atrás me llevó, junto a Magdalena y nuestros dos niños pequeños, a una comida inolvidable en Madrid. Los niños no le han visto desde entonces, pero si alguna vez saben que estoy en España, preguntan: “¿volverás a ver a ese hombre maravilloso?”. Esa es la mejor crítica que cualquier adulto podría recibir.

Alfonso y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo y, al menos en mis términos, él ha hecho siempre del mundo un lugar mejor, sin duda alguna. Bendiciones viejo amigo, y disfruta de los próximos cincuenta...


Evgeny Kissin, pianista:

Alfonso, querido, ¡eres el mejor! ¡Estoy muy feliz por ser tu artista y amigo! ¡Muchas, muchas felicidades sinceras por el 50 aniversa- rio de Ibermúsica! Cuídate, sé feliz... y por favor, escribe un libro de memorias, ¡porque has tenido la vida más increíble de todas las personas que conozco!

Siempre tuyo, Zhenya.


Daniel Barenboim, pianista y director de orquesta:

Alfonso tiene el don de Don Quijote, es el ejemplo de la juventud permanente. Es alguien con una curiosidad enorme, con un interés auténtico por la música, algo raro de encontrar. Y alguien sobre todo con un sentido de la responsabilidad fuera de lo común. Cuando empezó con Ibermúsica tuvo muy claro que quería presentar para el público de Madrid la mejor música, en las mejores condiciones y con los mejores artistas. Esa era una idea muy fuerte, en aquel contexto, y es un milagro que lo haya mantenido.Alfonso es una de mis personas favoritas porque no piensa únicamente en sus derechos, sino sobre todo en sus responsabilidades. Hoy se habla poco de las responsabilidades, se apela siempre a los derechos y desde luego nunca lo suficiente cuando se trata de los Derechos Humanos. Pero las responsa- bilidades quedan a menudo en un segundo plano y recaen en hombros de los demás. Era evidente que Alfonso, con su entu- siasmo y con su talento, tenía una gran vocación de hacer cosas, pero sobre todo impresionaba su sentido de la responsabilidad, muy infrecuente.

Un ciclo como Ibermúsica nunca será lo suficientemente estimado. Si echamos la vista atrás, es increíble todo lo que Alfonso ha traído a España en estos 50 años.


Bernard Haitink, director de orquesta:

Querido Alfonso, ha sido maravilloso tocar en Madrid bajo tus atentas y también generosas alas.Todo mi amor y admiración.


Manuel Blanco, trompetista:

Lo primero que me viene a la cabeza al hablar de Don Alfonso Aijón es que estamos ante un “gran caballero” al que habría que clonar para seguir disfrutando de toda su sabiduría y cariño muchos años más. Para mi generación es un referente, una enciclopedia andante y un gran apoyo. Siempre que he necesitado algún consejo o recomendación, ahí ha estado Don Alfonso, acompañado de su inseparable Meghan, muy pendientes de cada paso en mi evolución artística. De hecho, nunca olvidaré la oportunidad que nos brindó a Judith Jáuregui, Leticia Moreno, Andrés Salado y a mí de presentarnos en su prestigioso ciclo Ibermúsica, ¡con el que tanto habíamos soñado durante nuestra carrera viendo y disfrutando a las mejores orquestas del mundo! Gracias Alfonso.


Thomas Hampson, barítono:

Siempre es un placer y un verdadero honor venir a España y hacer música contigo, Alfonso. ¡Tu cuidado, amabilidad, conocimiento y devoción extraordinarias son como una cálida manta con la que nos envuelves y proteges a los artistas!

Mis mejores deseos para todo lo que está por venir.


 Vladimir Spivakov, violinista y director de orquesta:

Conozco a Alfonso desde mi más tierna juventud y podría decirse que Ibermúsica me fue dada por el destino o por alguna fuerza suprema.

Hace muchos años, viniendo de Portugal, cierto empresario nos dejó al pianista Boris Bektherev y a mí en el hotel Palace de Madrid, prometiéndonos organizar más conciertos en España. De pronto, este hombre desapareció, dejándonos sin dinero, sin pagar el hotel y sin la posibilidad de regresar a Moscú.

Todo lo que teníamos era una lata de maíz que dividimos equitativamente entre nosotros y con la que nos alimentamos durante dos días. De repente, mis ojos se posaron en una guía telefónica que había junto a la Biblia en mi mesita de noche. Empecé a ojearla y vi la palabra “Ibermúsica” en la sección “I”. Me atrajo, obviamente, porque contenía la parte de “música”. Marqué el número y fue Alfonso Aijón quien contestó el teléfono. Me presenté diciendo: “Soy Vladimir Spivakov, un músico soviético, violinista, pero no estoy seguro de que usted me conozca”.

- “Por supuesto que sí”, respondió. “Tengo todas su grabaciones. ¿Donde está ahora?”.
- “En el hotel Palace de Madrid”.
- “Vamos a vernos y a cenar esta noche”.

Cuando colgué, se lo conté a Boris y bailamos de alegría por la habitación. Al enterarse de nuestras dificultades después de la cena, Alfonso nos ayudó comprándonos billetes para regresar a nuestros hogares, además de pagar el hotel.

Esa noche fue el comienzo de nuestra gran amistad, sincera, que dura hasta el día de hoy.

Desde el primer encuentro, Alfonso me ha sorprendido por su profundo conocimiento de la música, la alta nobleza humana, el amor al arte y la lealtad con sus amigos. Me recuerda mucho a Don Quijote. En relación con esto, me gustaría citar al maravilloso escritor ruso IvanTurgueniev: “Cuando Don Quijote haya desparecido del mundo, entonces se cerrará el libro de la historia; no quedará nada que valga la pena leer”.


Vladimir Ashkenazy, pianista y director de orquesta:

Enhorabuena Alfonso por este aniversario tan señalado. Tanto Dody como yo tenemos maravillosos recuerdos de tantos conciertos en Madrid con Ibermúsica y te deseamos todo lo mejor. Con mis mejores deseos.


Yuri Temirkanov, director de orquesta:

Alfonso, ¡eres el mejor empresario del mundo! Mi más sincera enhorabuena a ti y a Ibermúsica por estos 50 años de grandes conciertos y noches maravillosas en Madrid.


Josep Pons, director de orquesta: 

De entre los muchos aspectos que engrandecen la figura de Alfonso Aijón, yo destacaría especialmente dos: el haber sabido construir, en un momento en que la música en España era un páramo, un espacio impensable: la presencia continuada de las grandes orquestas del planeta, con los mejores solistas y directores, en ciclos anuales en Madrid y Barcelona.

Por otro lado, la inmensa generosidad que ha tenido con todos nosotros cuando no éramos nadie. En mi caso, me invitó en dos ocasiones a su ciclo de Ibermúsica en Madrid, siendo yo por aquel entonces un jovencísimo director de la Orquesta Ciudad de Granada. Me dio total libertad para escoger programa y solistas para que la presentación fuera todo un éxito.

Muchas felicidades Alfonso... y muchas gracias.


Andris Nelsons, director de orquesta:

Mi muy querido Alfonso y su maravilloso equipo: ¡Muchas feli- cidades y muchas gracias por cuidarnos tanto a todos! ¡Gracias Alfonso por ser una persona tan increíble! ¡Todo lo mejor!


Kent Nagano, director de orquesta:

Alfonso, por favor, acepta mis más sinceras y entusiastas felici- taciones con motivo del 50 aniversario de Ibermúsica. Durante muchas décadas, tu visión ha enriquecido culturalmente al mundo entero y tu notable capacidad de “escuchar” el futuro ha quedado demostrada como un faro, guiando y apoyando a tres generaciones de artistas, conjuntos y orquestas.

Estos instintos, combinados con una sensibilidad hacia y para las necesidades del público, han permitido que la música sirva a sus más altos ideales y refleje el alma de la humanidad.Tal talento de empresario se manifiesta rara vez: sólo hay unos pocos ejemplos a lo largo de la historia de la música clásica y tú e Ibermúsica estáis entre ellos.

En nombre tanto de los amantes de la música que estamos sobre el escenario, como de la comunidad de melómanos, te envío nuestra admiración y nuestro más profundo agradecimiento por compartir tu brillante visión, idealismo y generosidad.

Con el más profundo amor y respeto.