Manon ABAO2018 E.MorenoEsquibel 

Restañando heridas

Bilbao. 20/02/2018. Palacio Euskalduna. Massenet. Manon. Irina Lungu (Manon), Michael Fabiano (Le Chevalier des Grieux), Manel Esteve Madrid (Lescaut), Roberto Tagliavini (Le Comte des Grieux), Francisco Vas (Guillot), Fernando Latorre (Brétigny), Ana Nebot (Poussette), Itziar de Unda (Javotte) Mª José Suárez (Rosette) Coro de Ópera de Bilbao. Orquesta Sinfónica Verum. Dirección de escena: Arnaud Bernard. Dirección Musical: Alain Guingal.

La Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO) abordaba el tercer título de su temporada tras unas conflictivas representaciones de su ópera anterior: Don Pasquale. Por sorpresa, y sin dejar a la Asociación margen de maniobra, el comité de empresa de la Orquesta Sinfónica de Euskadi, que iba a estar en el foso del Euskalduna en las cuatro representaciones de la obra de Donizetti, convocó una huelga selectiva que sólo afectaba, en concreto, a esas cuatro funciones. Algo que finalmente resultó perjudicial para todas las partes implicadas: ABAO tuvo que recurrir in extremis a presentar la obra con acompañamiento de piano, algo nada deseable en ningún momento y menos en un espacio como el Euskalduna. Además se vendieron muchas menos localidades fuera de abono que en una ocasión normal, y con un título con supuestamente gran tirón popular. Tampoco la reputación de la Sinfónica ha salido bien parada. Nadie discute el derecho a la huelga de los trabajadores pero resulta bastante chocante que esa protesta se circunscriba solamente a cuatro jornadas salteadas y que coinciden con la contratación de la orquesta por una empresa privada, ajena totalmente al conflicto laboral. De hecho, no ha habido desde esas movilizaciones ningún paro más. Está claro que se buscaba una repercusión mediática que presionara a la dirección de la Sinfónica pero la imagen ofrecida no favorece ni a esa dirección ni a los trabajadores. Y finalmente también resultaron perjudicados los abonados de ABAO que perdieron la oportunidad de ver y escuchar  en las condiciones debidas uno de los títulos que ya habían pagado. 

Para el foso del siguiente título de la temporada, Manon de Jules Massenet, también se había contratado la Sinfónica de Euskadi, pero está claro que ABAO estaba más que escaldada y rescindió con la formación el contrato de estas representaciones. Tenía pues el reto la dirección artística de la Asociación de buscar con la mayor celeridad posible una orquesta que pudiera cubrir cuatro funciones. A dicho reto se le unió la cancelación justificada de Celso Albelo, anunciado como Des Grieux, el personaje masculino principal de Manon. Ambos imprevistos han sido solventados, supongo que con no poco esfuerzo organizativo, con un resultado que se puede calificar de sobresaliente. Se ha contratado a una agrupación, la Sinfónica Verum, que ha no ha desmerecido en absoluto a las que habitualmente pasan por el foso del Euskalduna y se ha podido conseguir la participación de un tenor de un altísimo nivel como es Michael Fabiano para el Des Grieux. Si me lo permiten, y con todo el cariño de alguien que no es vasco pero lleva doce años acudiendo a Bilbao para ver ópera, la reacción de ABAO ha sido una auténtica “bilbainada”.

Después de este extenso preámbulo paso a comentar una de las mejores representaciones que se han visto en ABAO en los últimos tiempos. Manon es una de las joyas del repertorio francés, y para mí, la mejor obra de Massenet. La frescura pero a la vez intensidad y complejidad musical de la partitura, el fino dibujo de los personajes, el romanticismo tardío que impregna la obra, provocan su justa fama. Para hacerle justicia se necesitan dos grandes cantantes para los papeles principales, pero también unos secundarios seguros y unos comprimarios con recursos, además de un buen director y una orquesta que, sobre todo, refleje la rica paleta de colores de la música de Massenet. Todo se dio cita en esta representación.

La soprano rusa Irina Lungu fue una excelente Manon. Algo comedida al comienzo fue cogiendo confianza según transcurría la obra, sobre todo desde una muy apreciable “Adieu, ma petite table”. Poseedora de una voz fresca, de bello timbre y suficiente proyección, brilla su agudo impecable y un centro elegante y juvenil. Destacó en todas sus intervenciones solistas, pero sobre todo en sus dúos con el tenor, sobre todo en un memorable acto de Saint-Sulpice. Como actriz resultó creible aunque quizá le falta un poco más de temperamento para los momentos más dramáticos.

La agenda de Michael Fabiano está bastante ocupada y ha sido un éxito para ABAO que el tenor norteamericano haya hecho un hueco para estas funciones de Manon, apenas completadas sus actuaciones en el Rigoletto de Londres. Muy seguro en el escenario, con una voz de gran potencia y excelente proyección, dibujó un Des Grieux de buenas hechuras dramáticas y excelentes prestaciones líricas, sobre todo en un maravilloso “En fermant les yeux”, quizá lo mejor de sus intervenciones en solitario con  “Ah, fuyez douce image” aunque en esta última aria hubo alguna tirantez en el agudo seguramente achacable al cansancio de una agenda tan repleta. Pero Fabiano posee una gran calidad que brilló en todo momento, especialmente en los momentos compartidos con Lungu. El público bilbaíno, como ya se sabe gran admirador de un buen tenor, le premió con grandes aplausos en sus momentos estelares y al final de la obra.

No voy a negar que tenía ganas de ver a Manel Esteve Madrid en un papel de más calado de los que normalmente se le ofrecen en los teatros españoles. El barítono catalán posee unas excelentes cualidades que siempre se aprecian en sus apariciones, casi siempre como comprimario, en coliseos como el Real o el Liceo. Pero había que escucharlo en un papel de más enjundia, donde pudiera demostrar toda su calidad, y el papel de Lescaut, el primo disoluto de Manon, ha sido ideal para comprobarlo. Actoralmente estuvo espléndido y musicalmente destacó su excelente dicción, la claridad de su canto, el trabajo bien hecho. Excelente y elegante en su momento estelar (“Oh, Rosalinde”), no desmereció de sus compañeros en el trío del cuarto acto. Bravo.

Un gran Conde des Grieux del bajo Roberto Tagliviani, otro excelente cantante al que uno tiene ganas de ver en papeles de más relieve. Aquí estuvo impecable en sus cortas intervenciones pero que volvieron a mostrar todo su buen hacer. Francisco Vas fue un sobresaliente Guillot. Vas siempre saca adelante impecablemente sus cortos papeles y es muy difícil encontrar un comentario crítico en cualquiera de sus trabajos, siempre destaca. Aquí además de cantar bien estuvo muy simpático como actor, con muchas tablas. También adecuado y resuelto el Brétigny de Fernando Latorre, otro de los habituales en ABAO que también resuelve adecuadamente sus intervenciones. Simpáticas como actrices y muy adecuadas como cantantes Ana Nebot, Itziar de Unda y María José Suárez como los tres personajes femeninos coquetos que completan el mundo de ese París dieciochesco bastante disoluto que dibuja el Abate Prévost D’Exiles en su novela Histoire du Chevalier des Grieux et de Manon Lescaut, origen de Manon y de la posterior Manon Lescaut de Puccini. Para terminar el repaso vocal, no olvidar un muy destacable Coro de Ópera de Bilbao que estuvo a gran altura en todas sus intervenciones aunque seguramente no fuera fácil cantar en la marabunta que a veces les imponía la dirección escénica. 

Como se dijo más arriba la orquesta manchega Verum, de titularidad privada, fue la encargada de ocupar el foso de estas representaciones. Dirigida por un buen profesional y excelente conocedor de este repertorio como es Alain Guingal, brilló con un sonido claro y preciso, bien empastada y con solistas de gran relieve. Guingal impuso ritmos ágiles o más lentos según los momentos, y aunque tuvo que hacer ajustes al principio (sobre todo de volumen orquestal) después dirigió con firmeza y buen criterio esta partitura tan bella.

Resolutiva, en general, la producción que, procedente de la Ópera de Montecarlo, firma Arnaud Bernard y que sitúa la acción en la misma época de la novela que da origen a la ópera. Tiene momentos brillantes, como la entrada en globo de Manon en la fiesta del Cours-la-Reine y otros acertados como el movimientos de los paneles que formaban parte fundamental de la escenografía (de Alessandro Camera) y que daban movimiento y coherencia al transcurrir dramático de la obra. Pero también resultan caóticos los movimientos del coro en todos los actos que participa, creando a veces una confusión innecesaria. Con una buena iluminación de Patrick Meus y un bello vestuario de Carla Ricotti, la valoración final que se le puede dar es de aprobado.

ABAO ha restañado con brillantez la pequeña herida que supuso un Don Pasquale amargo. Ahora hay que mirar hacia adelante y seguir trabajando.