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Maria João Pires: "Nunca he tenido una buena relación con el piano"

Maria João Pires, conocida por todos, es una de las grandes pianistas de nuestro tiempo. Por eso, el anuncio de su retirada de los escenarios ha conmocionado al mundo de la clásica. En sus manos escuchamos a la pianista, la música y la artista, pero sobre todo a una mujer comprometida. Así nos lo transmite en una entrevista emocionante, cargada de  verdades, energía, reflexión y un tanto de tristeza, en la que hablamos de todo lo importante... más allá de la música.

De camino hacia aquí, hacia L’Auditori de Barcelona, donde usted dará tres conciertos, me preguntaba si para usted son tres conciertos más o tres conciertos menos en la cuenta atrás para ser libre...

(Risas) No creo que sean ni tres conciertos más ni tres conciertos menos. Cuando me preparo para un concierto, tan sólo pienso en la pieza que toco, en la persona con la que toco, en la orquesta... En cualquier caso, el haber decidido parar ahora es una gran alegría para mí, aunque como bien sabe, he optado por seguir con mis distintos proyectos entorno a la música y el arte. Continuaré trabajando con músicos más jóvenes, quizá para realizar algunas grabaciones, porque nunca he tenido, en realidad, mucho tiempo para los estudios de grabación y ahora quisiera dedicarles más tiempo.

Dice que este momento de retirada es un momento de alegría para usted, ¿realmente el balance de sus sentimientos actuales es positivo?

Sólo tengo sentimientos felices, buenas vibraciones. No tengo ni un solo mal sentimiento en este momento, la verdad. En realidad ni siquiera es que tenga la sensación de que vaya a decir adiós al público. El público no sólo se encuentra en los auditorios sino que está en muchos sitios. Entiéndame, el público... al fin y al cabo... ¡somos seres humanos! Y en cualquier caso la música no es algo que deba ser interpretada en una sala de conciertos para que adquiera su razón de ser. Puede ser tocada en infinidad de lugares y ante infinidad de tipos de personas.

¿La música es una cosa y la...

interpretación otra. Sí. Absolutamente. No creo que la música se haya escrito para ser interpretada delante de otros. La música es parte de nuestro espíritu.  Por supuesto podemos sentarnos a escuchar cómo toca alguien el piano, pero la interpretación en el sentido de realizarla sobre un escenario, en un lugar público... no tiene sentido. La música en realidad no se ha escrito para ello. No es su verdadera razón de ser.

Usted habla a menudo sobre el star-system de la música clásica como algo que...

(Tajante) Daña la música.

Sí, y como algo a lo que usted se siente completamente ajena, pero sin embargo es una de las artistas más brillantes e importantes de nuestro tiempo, que ha debido participar de ello de un modo u otro... Echando la vista atrás, ¿cómo ve su relación con el piano a lo largo de todos estos años?

Mire, tengo que decírselo, el piano en sí mismo, probablemente, es la razón principal por la que me retiro. Realmente nunca he tenido una buena realación con él. Quiero decir, hay múltiples factores, desde luego: necesito más tiempo para mí misma y quiero vivir sin tener que dar conciertos, pero el piano en sí mismo, el instrumento, nunca se ha adaptado a mí. 
Tengo unas manos demasiado pequeñas para sus dimensiones.  Por supuesto no voy ahora a empezar a estudiar violín, violonchelo o clarinete, pero sí que voy a empezar a tocar de una manera diferente: a tocar para mí... y a tocar el fortepiano. Quizá, como le decía antes, realizar algunas grabaciones con él, con el que mis manos pueden disfrutar más. Voy a estudiarlo, voy a estudiar su técnica y voy a intentar encontrar la forma de sentirme más cómoda delante de él que de lo que me he sentido todos estos años ante el piano, sentimientos que con la edad se han agravado.Por supuesto hay otra gran razón que me lleva a retirarme: ...

---- (Muchas preguntas y respuestas después) ----

Me hablaba antes del compromiso para con la música. ¿Cree que las nuevas generaciones de artistas tienen ese compromiso?

No, pero no creo que sea culpa suya. Creo que es un fenómeno de la sociedad de hoy en día. En general, no sólo los músicos, estamos completamente desconectados de la realidad, porque estamos desconectados de la naturaleza, de nuestra propia naturaleza. El ser humano está sediento de poder, ocupado con demasiadas ambiciones que le alejan de su propia razón de ser y es lo mismo que ocurre en la música.
Cuando yo era estudiante, eramos jóvenes humildes, no teníamos la necesidad constante de demostrar nada ni de hacer ver al mundo entero lo que éramos capaces de hacer. Simplemente estudiábamos, descubríamos, volvíamos a estudiar, volvíamos a descubrir... ¡No digo que aquello fuese lo ideal! Pero sí creo que era mejor, porque la gente tenía un respeto increíble por todo aquello que venía dado por el compositor. Nosotros no queríamos dejar nuestra huella sobre la partitura, sobre la pieza en sí, porque no nos pertenece. Sin tener que marcar tus huellas, tienes todo un camino infinito por delante para descubrir.

¿Ser humilde es requisito imprescindible para el intérprete?

¡Ser humilde es la primera condición para descubrir cualquier cosa! No puedes descubrir lo que ya crees saber. Si vas diciendo: aquí estoy yo, aquí están mis marcas, mis huellas... entonces no hace falta que continúes, ya tienes lo que quieres, no vas a encontrar nada nuevo. Es como los científicos, siempre comienzan bajo el principio de que ellos no saben, que no van a saber qué van a descubrir... Si te presentas ante lo que sea, creyendo ya saber lo que vas a encontrar, entonces no has aprendido ni aprenderás nada.
A las nuevas generaciones se les ha inculcado que deben competir, por lo que no tienen que descubrir nada. Han de emplear todo su tiempo y sus recursos en llegar a lo más alto, en que tienen que practicar todo el tiempo y así es como conseguirán tener el poder.  Es una pena porque no descubren realmente su cuerpo, su mente, el alma de la música.... no descubren nada.

¿Enfocan su carrera como una competición?

Sí. No tienen tiempo para nada más. Todo está perdido y en declive. Insisto en que no es culpa de los jóvenes. Incluso en las mejores escuelas sucede. Confundimos y cambiamos términos. Antes crecíamos, madurábamos, ahora sólo queremos ganar. A nadie parece importarle. A nadie le preocupa lo que sucede en el mundo, nadie es capaz de entender que tenemos que cambiar, que debemos ser parte del cambio. 

Pero, una esperanza ha de haber...

Oh, ¿Quiere usted una esperanza? ¿Algo a lo que aferrarse? Buena suerte en su búsqueda.

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Foto: Felix Broede.