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Vértigo: La maravillosa espiral de Bernard Herrmann

Una espiral, una caída, un vaivén elipsoide, la sensación de vacío en una música soberbia de Bernard Herrmann que describe a la perfección esa horrible sensación que sufrimos los que padecemos de vértigo. La presión en el pecho, la bocanada de aire, sentir como nuestro cuerpo queda suspendido en el aire sin que nada de ello suceda. Sí, Herrmann era un genio cuyo arte podemos concentrar y resumir en esos primeros momentos, adentrándonos en el iris de los créditos, en el comienzo de una historia circular. Esa cuerda que nos arrastra, la tenebrosa percusión que nos ciega… esos metales nada condescendientes que relatan nuestro pavor… No hace falta asomarse a lo más alto para sentir el Vértigo. ¡Basta con echar una escucha a los pentagramas de Herrmann!

Tras ello, el compositor despliega una música que juega y siente con las imágenes. Lo que comentaba en mi anterior artículo sobre que la música, hubo una época, crecía, evolucionaba con los fotogramas y la trama de las películas. Podemos deleitarnos con la presentación de la Judy-Madeleine de Kim Novak en el restaurante. De cómo Herrmann va descubriéndonos su tema mientras la cámara se acerca a ella. Eso, señoras y señores, es maravilla. Como lo es también el motivo asociado al personaje de Carlotta Valdés, una mujer fallecida a la que el personaje de Novak hace referencia. A ella, por su origen hispano, Hermann le dota de una forma de habanera que aparece en varias ocasiones, marcada con castañuelas en la música compuesta para la pesadilla de Scottie, sotto voce en el sueño anterior… un sueño de lirismo abrasador que no es si no, como en ocasiones se ha comentado, una prolongación del Tristan e Isolda wagneriano del que también bebe el guión.

Es la música de Vértigo una música que no sólo sostiene – y engrandece -  la película, sino que se sostiene por sí sola. Como toda la obra de Herrmann al fin y al cabo. Ahí tenemos el Concierto macabro para piano de Ciudadano Kane que grabó nuestro Joaquín Achúcarro junto a la National Philharmonic Orchestra; o la banda sonora que compuso para Cortina rasgada y que Hitchcock finalmente descartó (por presiones de la productora) y que supuso el final de su relación… y que en numerosas ocasiones se interpreta como música sinfónica por sí sola. Podría parecer mentira que una obra de arte como es esta banda sonora de Vértigo no fuera siquiera nominada a los Oscar como mejor banda sonora -aunque sí a mejor sonido (!)-; pero recordemos la mala relación del director con la Academia, sus cinco nominaciones a mejor director o el hecho de que Rebecca consiguiese la estatuilla a mejor película, pero ni un solo galardón más de sus once nominaciones.

Ante los grandes, sólo podemos maravillarnos, aunque sea tiempo después de haberlos podido comprender.

La gira de la Orquestra Simfònica Camera Musicae tendrá parada en las siguientes fechas y lugares