Scott Hendricks baritone 2019 SimonvanRompay

 

Scott Hendricks, barítono: "Me siento afortunado abordando un repertorio tan amplio y variado"

El barítono estadounidense Scott Hendricks atesora una poderosa trayectoria a sus espaldas, con un vasto repertorio que incluye obras desde estrenos contemporáneos a piezas del repertorio más clásico. Su agenda por venir es un buen ejemplo de esta versatilidad vocal e interpretativa, como nos comenta en esta entrevista, al hilo de sus funciones en La Monnaie de Bruselas, protagonizando precisamente el estreno de la ópera Frankenstein del compositor Mark Grey.

Ha participado estos días en el estreno mundial de Frankenstein, una ópera de Mark Grey que ha visto la luz en la Monnaie de Bruselas. Cuénteme más sobre este proyecto y sus orígenes.

Fui parte del proceso de creación de este Frankenstein desde el principio. Empezamos a hablar de ello hace casi diez años, en junio de 2010. Mark Grey, el compositor, es un gran amigo; nos conocemos desde hace más de quince años. Ha sido toda una década de trabajo, con pasos adelante y atrás, pero finalmente esta partitura ha visto la luz. Y la noche del estreno fue realmente especial, uno de esos días en los que todo parece conectarse.

Participar en un estreno mundial es algo fascinante. Realmente se tiene la consciencia de estar creando algo desde la nada. Es un proceso de trabajo muy distinto al que seguimos con una ópera de repertorio, más o menos conocida por todos, tanto lo músicos como el público. Aquí no hay referencias, todo está en nuestras manos y eso es fantástico, es una gran responsabilidad.

El de Frankenstein es un personaje realmente icónico, tanto por el cine como por el relato original de Mary Shelley. Estas referencias previas, ¿ayudan o dificultad la creación en un caso como este?

Lo más frustrante es comprobar que la mayoría de la gente piensa que Frankenstein es el monstruo, la criatura que ha quedado asociada a la imagen de este relato. Indudablemente hay una serie de referencias con las que tenemos que ser cuidadosos y respetuosos, pero hemos tenido también un amplio margen para crear algo propio y diferenciado.

¿Sabe si está previsto que se vea próximamente en otros teatros fuera de Bruselas?

Por el momento no lo se. Hay mucha gente interesada en la obra y en las reacciones que está suscitando. Por eso creo que tarde o temprano veremos este Frankenstein en otros teatros; hay un gran entusiasmo en torno a estas funciones en Bruselas.

Durante esta temporada se enfrentará a dos importantes estrenos más, uno en la Komische Opera de Berlín y otro en el Festival de Bregenz, con Rigoletto.

Sí, estoy trabajando en ellos estos días, durante el tiempo que me dejan las funciones de Frankenstein en Bruselas. En la Komische Oper de Berlín formaré parte del estreno mundial de 

Eine Stadt sucht einen Mörder (El vampiro de Düsseldorf, en su traducción en España) una ópera de Moritz Eggert basada en la película original de Fritz Lang. Barrie Kosky contactó conmigo para ello hace ya varios años. Mi personaje es el eje central de la propuesta y es por supuesto muy distinto del que estoy haciendo ahora en Bruselas, puesto que se trata de un asesino (risas).

Y respecto a Rigoletto en Bregenz, creo que ya había cantado antes este título, al menos en una ocasión. 

Sí, hice Rigoletto en Houston en 2009, hace ahora diez años. Estas funciones de Bregenz serán mi segunda vez con este personaje. He participado ya en cuatro producciones en el escenario flotante de Bregenz, con cuyas particularidades creo estar bastante familiarizado. Debuté allí en 2005 y es un lugar muy especial para mí; trabajar allí supone realmente sentirse parte de una gran familia. Las condiciones meteorológicas no siempre hacen fácil el trabajo en ese escenario, pero debo decir que me encanta volver allí una vez más. Me encanta (risas).

Me sorprende el amplísimo repertorio que ha abordado desde los inicios de su carrera, desde Monteverdi a Britten, de Mozart a Schreker, pasando por Debussy, estrenos mundiales… Esto exige una gran flexibilidad vocal y mental.

He sido muy afortunado en este sentido. He disfrutado de muchas oportunidades para ponerme a prueba en diversos y variados repertorios, con grandes colegas. Creo que es bueno adaptarse a retos tan distintos, eso te mantiene fresco y despierto, te exige estar en forma. Lejos de verlo como un problema, para mi es una oportunidad, casi un regalo, tener acceso a un repertorio tan variado.

Cuénteme un poco más sobre sus orígenes.

Hay muchas personas que influyeron en mis inicios, pero la persona determinante para mi, a quien considero mi verdadero mentor, es John Wustman, quien fue coach acompañante de grandes como Pavarotti, Nilsson, Schwarzkopf, Bergonzi… la generación dorada. Le conocí en la Universidad de Illinois, en 1997, cuando realmente empecé a madurar como artista, formando parte del Houston Grand Opera Studio durante dos años. Cuando en el año 2000 me mudé a Europa, a Alemania, entré a formar parte del ensemble de la Ópera de Cologne, durante tres años. Esa fue una escuela decisiva para mí, realmente allí me formé como intérprete, con más de cuarenta funciones por temporada, un repertorio muy variado, producciones de todo tipo… Una situación así, o te hunde o te impulsa a superarte. Y para mí fue todo un aliciente, estoy muy agradecido a esos años, fueron quizá las temporadas más importantes de mi carrera.

Como cantante estadounidense, aunque resida en Europa, ¿cuál diría que es la situación de la ópera en Estados Unidos, una década después de la crisis financiera de 2008?

Mi carrera está centrada en Europa, donde me siento como en casa, aunque de vez en cuando tengo funciones en América, como el pasado otoño en San Francisco. Y fue magnífico. Creo que la situación está mejorando progresivamente, están aumentando las donaciones y todo está volviendo a estabilizarse. Pero es un modelo muy distinto al europeo, como bien sabe.

¿Qué proyectos destacaría de su agenda por venir, de cara a la próxima temporada?

Volveré a participar en la producción de Il trovatore firmada por Dmitri Tcherniakov, que estrenamos en Bruselas en 2012. Haré de nuevo Death in Venice de Britten, una ópera con la que hice mi debut en el Liceu, en 2008. También volveré a hacer The Fiery Angel de Prokofiev, en la producción del pasado verano en Aix-en-Provence.