Jauregui Tombeau Debussy 

 

Judith Jáuregui, pianista: "Creo en la verdad del directo"

El pasado lunes el Club Matador de Madrid acogía la puesta de largo del nuevo CD de la pianista donostiarra Judith Jáuregui, su primer trabajo con el sello austríaco Ars. Esta grabación recoge un concierto en directo que tuvo lugar en octubre de 2018 en Viena, con un homenaje a Claude Debussy a partir de autores como Manuel de Falla, Franz Liszt o Frederic Chopin. En ocasión de esta presentación, conversamos con Judith Jáuregui para conocer mejor su reciente trayectoria y sus futuros proyectos.

Creo que este disco no estaba previsto. ¿Cómo se gesta exactamente?

No, en efecto. Todo se ha desencadenado bastante rápido y casi por sorpresa. El año pasado yo llevaba en gira este programa que hemos recogido en el CD. Bosendorfer, la gran firma de pianos, me invitó a hacerlo en Viena, en octubre de 2018. Unos días antes se me ocurrió que estaría bien tener una grabación, casi amateur, para uso privado, de mi primera vez en Viena, etc. Es verdad que quisimos hacerlo bien, por lo que pedí un técnico de sonido. Y allí apareció un estupendo técnico, con cinco micrófonos y un planteamiento muy profesional. El concierto se hizo, se grabó y a las dos semanas me llegó el audio de la grabación. Me pareció una grabación técnicamente muy buena y con algo especial. Se lo hice llegar a varias personas de mi círculo de mayor confianza y todas me confirmaron que sí, que era una grabación especial. 

¿Y cómo de ahí pasamos a ver la grabación editada en CD?

Esto coincidió con un momento de mi carrera en el que yo estaba buscando un sello con el que empezar una relación a largo plazo. El técnico que se ocupó de la grabación en Viena tenía contacto con el sello Ars. Tras el lanzamiento de X, mi anterior CD, y con la agenda internacional que he venido teniendo en estos últimos dos años, tenía claro que necesitaba un sello capaz de garantizar distribución más allá de España. Yo lo había intentado con mi propio sello, con Berli, pero es muy complicado. Ars respondió muy bien a la grabación, ha habido un nexo estupendo con la directora del sello, vemos la música de la misma manera y me dan toda la libertad para abordar los proyectos que yo quiera. Pero además aconsejan muy bien, no en vano llevan ya treinta años con el sello en marcha. Se han especializado en lanzar a jovenes artistas pero también en repertorios menos obvios y menos conocidos. Su catálogo es fantástico y variadísimo. Así que estoy muy contenta con el hecho de haberme vinculado con Ars. Estamos ya trabajando de hecho en los próximos proyectos, a cuatro años vista, pero sin presión en términos de plazos, etc. Porque sigo pensando que cada disco necesita su reposo, su tiempo de creación; no se trata de sacar un disco porque nos lo hemos impuesto en una agenda.

Este es su primer disco en directo, todos los anteriores habían sido en estudio. Para bien y para mal, ¿qué aporta el directo exactamente? 

Sobre todo este disco es verdad. Quizá no tiene la extrema perfección de un estudio, pero sí tiene algo más interesante y distinto, y es que es auténtico, recoge un momento preciso, con su espontaneidad, con su frescura, incluso con sus inexactitudes... pero eso también es algo mágico y maravilloso. En estudio todos esos detalles se trabajan más, casi hasta la obsesión, buscando que todo esté perfecto. Sobre todo en un estudio se trabaja el sonido de manera detalladísima. En cambio este disco es resultado de un concierto, no está concebido desde el principio como una grabación para un CD, pero captura una realidad, la verdad de la ejecución del artista. Este disco recoge de alguna manera mi momento personal, una evolución durante los últimos dos años, en la que me he ido quitando prejuicios, obsesiones... me siento más libre en lo personal y en lo artístico. Y creo que eso se escucha en este disco.

¿Cuál es el repertorio qué se ha recogido en este CD, bajo el título de Pour le tombeau de Claude Debussy?

El título procede de la obra homónima de Falla, que abre el disco. Con este programa yo quise rendir un homenaje a Debussy pero a través de varios autores que dibujasen su estela. De ahí que introdujese la Balada no. 2 de Liszt, ya que ambos compositores se encontraron en Roma y se profesaron mutua admiración. Siempre he creído que Liszt predijo la evolución del piano a comienzos del siglo XX y esta obra recoge muy bien esa conexión. Después el disco incluye las Estampas de Debussy, de las que Falla toma un tema precisamente en su obra. Después incluí a Chopin, que fue la gran referencia como escuela para Debussy, durante sus años en el Conservatorio de París. Y de propina toqué Mompou, Jeunes filles, que se escribió en 1918, el año del fallecimiento de Debussy. En el concierto también tocaba los Valses nobles y sentimentales de Ravel, pero la discográfica me pidió quitar alguna pieza para ajustar la duración del CD y decidimos que fuese esa. Ravel es un autor al que quiero volver más adelante, me gustaría ahondar en él con más tiempo.

Debussy ya había aparecido antes en Aura, si no recuerdo mal.

Sí, de hecho Estampas ya estaba en ese CD. Han pasado cinco años y ahora la versión es bastante distinta. También han pasado muchas cosas durante estos años.

¿Por ejemplo?

Mucho aprendizaje. Mucho. Y mucho repertorio, mucho estudio... En estos últimos años estoy más centrada en la música de cámara. Estos días tengo agenda con el Cuarteto Gerhard y el Cuarteto Signum, por ejemplo. La música de cámara ayuda mucho a enfocar la actividad como solista. En estos años he afianzado mi agenda en Europa, con muchos conciertos en Francia, Alemania y Suiza; también he vuelto a Asia. Han pasado cosas muy bonitas y en general creo que me he comprometido más conmigo misma, con disfrutar al piano. Los solistas nos convertimos en seres muy perfeccionistas, muy obsesivos, muy controladores y eso solo daña. Y yo me hice daño. He vivido en un proceso de liberación y este disco es una catarsis de todo eso. Como decía Debussy, el placer es la ley, no hay nada escrito.

El disco recoge más bien el repertorio que ha venido haciendo estos últimos años. Pero, ¿hacía dónde se orienta ahora su agenda?

No quiero cerrarme a ese repertorio. Ahora estoy con el proyecto de las Sonatas de Beethoven que estamos haciendo entre varios pianistas. Tengo muchísimo respeto por estas Sonatas, que son la obra cumbre para piano y soy consciente de que me quedan muchos años por delante para poder abordarlas bien. Y al mismo tiempo estoy trabajando en Ligeti y también una obra de encargo de José Luis Greco. Para las próximas temporadas tengo varios proyectos: uno sobre Beethoven, con algunos autores afines como Haydn, Schubert y Brahms; otro sobre Clara Wieck y Robert Schumann, el alma romántica; otro tema importante es la música compuesta por mujeres, algo que me avergüenza no haber conocido más y mejor antes. Por ejemplo, Amy Beach, cuyo concierto para piano es algo alucinante. Su biografía es increíble: era la mejor pianista de su tiempo, pero se casó con un hombre que le prohibió tocar el piano, pero le dejó componer. Ella componía desde los cuatro años. Hay historias impresionantes pero me gustaría ir más allá de algo anecdótico, del típico relato de mujeres sobre y para mujeres. Quiero encontrar la forma de estar verdaderamente comprometida con esas obras compuestas por mujeres y que han sido injustamente tratadas. Quiero en todo caso que mi repertorio siga abarcando tres siglos de historia, intentando poner el foco en toda aquella música que ha sido tratada injustamente.

Y de su agenda más inmediata, ¿qué conciertos destacaría?

Actuó en Sevilla y Madrid con el Cuarteto Signum. Después haré Las noches en la República Checa. En verano haré el triple de Beethoven, que me apetece mucho. Estaré en Úbeda con el Cuarteto Gerhard con un programa de Granados y Dvorak. También tengo un proyecto con el Ensemble Azahar, un fantástico quinteto de vientos que acaba de sacar un nuevo disco también. Así que hay muchas cosas y muy variadas. Y en el horizonte... mi primera vez con el primero de Brahms, en Alemania. Palabras mayores, pero me ilusiona mucho.