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Anne-Sophie Mutter, violinista: “Sigo buscando la perfección”

Nos encontramos en Salzburgo con la gran violinista Anne-Sophie Mutter, quien atesora ya a sus espaldas cuatro imponentes décadas de trayectoria, siempre en lo más alto de la profesión. Admirable su ahínco, su tesón y con ello su permanente búsqueda de la excelencia. Su curiosidad por los nuevos formatos y su compromiso con la nueva creación marcan hoy su agenda, donde no falta hueco para trabajar codo con codo junto a los más jóvenes talentos, apoyados desde su propia Fundación. El año Beethoven nos permitará escuchar a Mutter a lo largo y ancho del globo, interpreteando las partituras del genio de Bonn. De sus inicios junto a Karajan, de su discografía y de muchas cosas más hablamos en esta entrevista, llevada a cabo en la capital salzburguesa en ocasión de la presentación allí de su último CD con música de John Williams.

Hace ahora treinta años del fallecimiento de Herbert von Karajan. El propio Festival de Salzburgo le ha rendido un sentido homenaje este verano, con un Requiem de Verdi bajo la batuta de Riccardo Muti. Los orígenes de su carrera profesional como violinista están muy ligados a la figura de Karajan, quien le invitó a debutar con la Filarmónica de Berlín cuando usted tenía apenas trece años. ¿Qué recuerdos le quedan hoy de aquellos días? ¿Y qué huella diría que le dejó Karajan, tanto en su faceta personal como en su perfil profesional?

Karajan siempre estaba insatisfecho, en el mejor sentido posible. Nunca los ensayos eran suficientes, nunca su curiosidad de agotaba. Era un visionario. Su manera de creer en la tecnología como un medio para poner la música a disposición de todo el mundo sigue hoy marcando nuestra experiencia como oyentes. Todos estamos de una manera u otra en deuda con él, tanto en este sentido como por el modo en que inspiró a una completa generación de músicos, entre los que me encuentro, creyendo en su talento y apoyando su desarrollo. Hoy en día es raro encontrar a un maestro de tan enorme talla que sea capaz de dedicar tanto tiempo a jóvenes intérpretes como sí hizo Karajan durante toda su carrera. Incluso hoy en día su figura, casi mítica, sigue siendo un referente que motiva a los más jóvenes a creer en sí mismos. 

¿Cree que las carreras de los músicos son hoy radicalmente diversas a las de antaño? Y si es así, ¿en qué sentido?

Sí, absolutamente. Todo va más rápido y han cambiado las prioridades. Hoy la tentación de una carrera breve y superficial es mucho mayor. La excelencia musical y la tentación comercial a veces no se llevan demasiado bien. Y el resultado cuando esto pasa no es otro que peor música, una manera devaluada de entender nuestro oficio. Afortunadamente son muchos los intérpretes que tienen hoy todavía los criterios de otro tiempo y se toman con calma su trayectoria. Pero demasiado talento se quema por el camino y a veces es irrecuperable. El problema es estar bien aconsejado; hay que saber escuchar, pero a veces hay cantos de sirenas que son peligrosos.

"La excelencia musical y la tentación comercial a veces no se llevan demasiado bien"

Su carrera es un ejemplo de longevidad. Más de cuarenta años sobre los escenarios, con un debut muy temprano, lo que desmiente por cierto que los niños con un gran talento no deban empezar tan pronto con una carrera profesional. ¿Cómo ha conseguido seguir en activo, a un nivel tan extraordinario, con su repertorio intacto, durante cuatro décadas?

No creo que ninguno de nosotros, en esta profesión, seamos perfectos. A excepción de Martha Argerich, que es de otro planeta (risas). Pero la perfección es una ilusión necesaria, es algo con lo que todos necesitamos trabajar, para no bajar la guardia, para estar siempre atentos y seguir depurando nuestra técnica. Tras cuatro décadas de actividad profesional, a día de hoy, le diría que sigo buscando la perfección, quizá a sabiendas incluso de que nunca la encontraré. Y es que no hay ningún secreto más que ese para seguir en lo más alto, por mucho que pasen los años. El talento nunca es suficiente. La única receta es el trabajo encaminado a esa búsqueda de la perfección, que nunca llega.

España es un país muy presente en su carrera, hemos tenido la suerte de escucharla allí en numerosas ocasiones. 

Sí, he tocado mucho en España, un país donde me siento querida y apreciada. He recibido además importantes reconocimientos allí. En 2016 recibí, de manos de la Reina Doña Sofía, el Premio Yehudi Menuhin, todo un honor y una gran responsabilidad. También he tenido ocasión de trabajar con algunos de los músicos españoles más importantes de las últimas décadas. Todavía recuerdo por ejemplo mis conciertos con el irrepetible maestro Frühbeck de Burgos. De hecho, casi parece que pueda aun escuchar su voz, tan singular, cuando me decía “Brava, brava!” (risas). Qué recuerdos… España es, por otro lado, uno de los países con mejores auditorios y salas de conciertos. Para mí es siempre un placer regresar allí, prácticamente cada temporada. La pasada temporada actué en varias ciudades españolas, en el marco de una gira junto a la Chamber Orchestra Vienna-Berlín. Y en 2020 estaré de nuevo en la capital española con mi programa Beethoven.

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Cuénteme algunos detalles más de ese programa Beethoven, en ocasión del 250 aniversario del compositor.

Sí, por supuesto. Además de las romanzas, el concierto para violín y el triple concierto, y junto a las diez sonatas que Beethoven compuso para mi instrumento, siempre he llevado conmigo en repertorio también sus tríos con piano y sus tríos para cuerdas. Tenía pendiente sin embargo, desde mi juventud, abordar el cuarteto de cuerdas op. 74, el Harfenquartett, que por fin llevaré conmigo en 2020. Además Jörg Widmann, un compositor genial, está ultimando su Estudio sobre Beethoven, una pieza que le encargué para mostrar de algún modo qué futuro musical cabe concebir inspirándose en los cuartetos para cuerdas de Beethoven. La obra para violín del genio de Bonn es de un valor extraordinario, desde el Op. 12 hacia la Sonata Kreutzer Op. 47, para desembocar en la Sonata en Sol mayor, la Op. 96.

No obstante, voy a interpretar música de Beethoven durante toda la temporada 2019/2020, con grandes orquestas y maestros, como la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks, con Mariss Jansons, la Danish National Orchestra con Fabio Luisi o la San Francisco Symphony con Michael Tilson Thomas. Haremos también el triple concierto con la London Philharmonic, con Robin Ticciati, Pablo Fernández y Khatia Buniatishvili. Es un año fantástico, en el que también visitaré España con música de Beethoven. 

"Estar con los jóvenes talentos es una obligación para quienes llevamos ya toda una vida en este oficio"

En los últimos años viene dedicando un tiempo en su agenda para trabajar con jóvenes intérpretes, como el destacado violonchelista español Pablo Ferrández.

Sí, como antes le decía creo que estar con los jóvenes talentos es una obligación para quienes llevamos ya toda una vida en este oficio. Pablo Ferrández es maravilloso, un músico muy talentoso y una persona espléndida. He disfrutado mucho siempre que he tenido ocasión de hacer música con él. Estoy segura de que hará una carrera espléndida; de hecho, ya la está haciendo.

En su afán por seguir estando en contacto con la música contemporánea, no ha dejado de interpretar música de la segunda mitad del siglo XX. Y ahora incluso tiene entre manos varios estrenos. 

Sí, el repertorio contemporáneo no ha dejado de interesarme desde que empecé a tocar el violín. Es cierto que el gran repertorio romántico para violín termina siendo el que más se programa, el que resulta más popular. Pero me esfuerzo para poner en valor otras obras, tanto de autores recientes ya fallecidos como de espléndidos compositores de hoy en día, con un talento extraordinario. Es el caso de Thomas Adès, quien está ultimando un concierto para violín que estrenaré próximamente. En 2020 tengo también previstos otro estrenos. Ya ve, no tengo remedio, siempre estudiando (risas).

El reciente CD con música de John Williams es un caso bastante singular, ya que como él mismo ha explicado en varias ocasiones, no se trata específicamente de arreglos para violín sino de adaptaciones de algunos de sus temas más populares y admirados.

Así es, podrá parecer anecdótico el cambio en esa palabra, a la hora de hablar de arreglos o adaptaciones, pero lo cierto es que son cosas bien distintas. Un arreglo supone básicamente cambiar un instrumento por otro, pero con las mismas notas, de modo que la partitura apenas se ve alterada. En cambio una adaptación es de algún modo una pieza completamente nueva, a partir de una existente, concebida con un inicio y un desenlace, como una pieza de concierto cerrada, y escrita específicamente para la sonoridad de un instrumento. Esto último es lo que ha hecho John Williams para mí, pensando en el violín, de una manera maravillosa y reveladora. Por eso este CD me hacía tanta ilusión, porque va más allá de ser una mera sucesión de arreglos para violín de sus inspiradas melodías para el cine. Realmente este disco recoge una serie de obras nuevas, creadas a partir de esos temas tan reconocidos y reconocibles.

Tanto con este CD como con el anterior Live from the Yellow Lounge, editado en 2015, de alguna manera podría decirse que Anne-Sophie Mutter expone su lado más crossover, en el sentido de que se arriesga a salir de su territorio de confort y se adentra en registros donde es complicado brillar de igual manera.

Sí, en realidad todo parte de mi curiosidad por explorar nuevas formas y nuevos espacios. Me encanta pensar en lugares, no necesariamente salas de concierto, donde poder llevar el sonido de mi violín. Es el caso por ejemplo de mi concierto al aire libre, precisamente con música de John Williams. Habrá quien piense que es un concierto multitudinario, algo demasiado popular y devaluado. Pero yo tengo la convicción y la esperanza de que algunos de quienes acudan allí a escuchar la música de Williams, buscarán más tarde otras piezas para violín o quizá acudan no tardando mucho a escucharme a mí o otro colega violinista en una sala de conciertos al uso. Al fin y al cabo se trata de sembrar curiosidad por lo que hacemos, contribuyendo a derribar barreras y prejuicios. Nuestro trabajo tiene que ser accesible, la música tiene que llegar a la gente o no tiene sentido.

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Uno de los proyectos que más le ilusionan, si no me equivoco, es su Fundación, a la que está ligado el interesante conjunto The Mutter Virtuosi. 

Sin duda. En realidad mi fundación comenzó dos décadas atrás, pero ya había antes una fundación anterior, que empecé cuando yo tenía apenas veinte años. Ésta todavía existe, pero tan solo tiene actividad en una pequeña área de Alemania y Austria. La otra fundación, en cambio, tiene alcance mundial y la idea básica que la anima es el empeño de llevar conmigo a los intérpretes de cuerda más jóvenes. Llevarles de la mano como Karajan hizo conmigo, acompañarles en gira, tocar juntos, viajar juntos; crecer juntos de un modo u otro. Esto es lo que hacemos con The Mutter Virtuosi, un conjunto de cámara en el que van variando los integrantes y con el que hemos visitado ya muchos países. Próximamente tenemos prevista una gira por Sudamérica, en noviembre, visitando Buenos Aires, Bogotá, Lima y Chile.

Tengo una curiosidad. A pesar de ser amplísima y sumamente variada, en su discografía no hay ninguna grabación integral de las sonatas y partitas de Bach, ¿por qué? ¿Hay algún motivo?

Tampoco he grabado Shostakovich… faltan muchas cosas (risas). La verdad es que Bach es como una mariposa que necesita volar libre. Y esa libertad solo la encuentro cuando lo interpreto en vivo. No me siento cómoda llevando esa música al disco. Quizá suene extraño, pero es una sensación fuerte y por eso ninguno de mis proyectos discográficos ha girado en torno a Bach, cuya música sin embargo he interpretado e interpreto a menudo en concierto.

"La música de Bach es como una mariposa que necesita volar libre"

Tras este CD con música de John Williams, ¿está pensando ya en su próximo disco?

Todavía no. Este último CD me consumió mucha energía y quiero descansar un poco. Pero se dibuja ya en el horizonte un proyecto muy bonito: seguramente grabemos el Triple de Beethoven con Daniel Barenboim y Yo Yo Ma, con la West-Eastern Divan Orchestra, al hilo de unos conciertos en Berlín, en octubre para celebrar el 20 aniversario de esta formación. Suena muy bien (sonríe).

Como mujer y como profesional de la música, me gustaría conocer su valoración del impacto del movimiento me too en la clásica. El último caso, en torno a Plácido Domingo, ha desatado una verdadera oleada de posiciones, a favor y en contra.

Sinceramente no creo que tenga sentido una reflexión general sobre esta cuestión. Más bien al contrario, cada caso debe ser examinado con detalle y sin generalizaciones inapropiadas. Es por supuesto favorable que esto salga a la luz cuando haya evidencias de abusos de poder o cualquier otro tipo. Ahora bien, también le diré que conozco a Plácido desde hace décadas y jamás le he visto en ninguna situación inapropiada. Plácido es un galán, le gusta coquetear, pero… ¡eso es un juego! No es nada más que eso. Nadie debería tomárselo en serio. Plácido siempre ha sido amable y respetuoso conmigo, eso es todo lo que puedo decir. Espero en todo caso que esto se aclare por completo, en la medida de lo posible, por el bien de su reputación.

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