Speziale TNC 

Haydn en el TNC

Barcelona. 18/01/2018. Haydn: Lo speziale. Piotr Micinski, Virpi Räisänen, Alvaro Zambrano, Marina Zyatkova. Orquesta OBC. Dir. escena: Eva Buchmann. Dir. musical: Jan Willem de Vriend.

Cuando Mozart contaba solo 12 años, Franz Joseph Haydn era ya uno de los compositores más reputados de Europa, al servicio de la casa de los Esterházy que, en aquel momento, era uno de los centros musicales más influyentes del Imperio Austrohúngaro. El compositor, ya entonces, era un referente en la música de cámara y sinfónica, como lo es hoy en día. Lo que hoy en día es menos conocido es que Haydn cultivó con cierta asiduidad el género operístico, cumpliendo así sus obligaciones de empleado para con el Conde Esterházy.

Dentro de esta producción operística, el compositor se dedicó a menudo y especialmente a la opera buffa, género en alza en aquellos momentos. Y en tres ocasiones lo hizo a partir de libretos de Carlo Goldoni, reformador del teatro italiano y autor fundamental en el desarrollo del género cómico en la ópera, especialmente a través de sus colaboraciones con Baldassarre Galuppi. La primera de estas adaptaciones fue Lo speziale (1768), que juntamente con Il mondo della luna (1777) es de las pocas óperas de Haydn que, aún hoy, aunque muy de tanto en tanto, se representan. La tercera colaboración con Goldoni fue Le pescatrice, hoy absolutamente olvidada.

Hace ya unas cuantas temporadas, un proyecto de colaboración entre el Teatre Lliure y el ESMUC permitió ver en Barcelona Il mondo della luna en una versión firmada a nivel escénico por Iago Pericot y con Caballé-Domènech en la dirección musical. Ahora, otra colaboración, en este caso entre el Teatre Nacional de Catalunya y la OBC, nos ha permitido descubrir Lo speziale. Siempre es interesante y de agradecer ver en escena obras tan poco habituales pero en este caso el desequilibrio entre estas buenas intenciones y los resultados artísticos fue considerable

Por un lado, el positivo, se pudo gozar de una correcta versión orquestal por parte de la OBC, con una dirección más vitalista que refinada en lo tímbrico de Jan Willem de Vriend, Principal director invitado de la OBC desde hace ya unos años y, muy probablemente, alma mater de un proyecto ya visto en otras ciudades con el mismo equipo artístico. Una versión que se benefició del dominio estilístico de De Vriend de este repertorio pero que, por otro lado, pareció corta de ensayos. A pesar de esto, ver una obra como Lo speziale interpretada por un conjunto instrumental de esa calidad no deja de ser un lujo tras escuchar tantas orquestinas destrozando el repertorio bufo del XVIII. Hasta aquí, todo bien.

No tan bien el nivel vocal de los cuatro cantantes, que fue, por lo general, pobre. Mengone fue interpretado por el tenor chileno Álvaro Zambrano, poseedor de un instrumento falto de atractivo tímbrico y de expansión, aunque una línea de canto aceptable. La mezzo Virpi Räisänen empezó  audible y fue desapareciendo paulatinamente a nivel vocal para acabar, en el tercer acto, con una aria en la que debía lucirse cantando y tocando el violín simultáneamente, pues es violinista de formación. No se la oyó ni a ella ni al violín.

Cierto es que la disposición del conjunto orquestal sobre el escenario no favoreció en nada a los cantantes los cuales, al margen de sus limitaciones, debieron luchar con una orquesta que, por momentos, los tapaba hasta el punto de que la línea melódica de alguna de las arias fue incomprensible.

El bajo polaco Piotr Micinski, poseedor de una voz más interesante que la de los colegas anteriores, fue el único que consiguió arrancar una ovación a un público con ganas de aplaudir, más por su vis cómica (también discreta, hay que decirlo) que por la calidad musical y vocal de su intervención. La voz es sólida y atractiva en el centro, pero insuficiente en el registro grave. Finalmente, la voz más atractiva era la de la soprano Marina Zyatkova, lírico-ligera de timbre cálido y bello color aunque con ciertas limitaciones técnicas. Pero el problema de Zyatkova es que pareció que pasaba por ahí, vio luz y entró. La cosa parecía no ir con ella.

Y este es el punto en el que esta propuesta se tambalea irremediablemente. La propuesta teatral. La producción que firma Eva Buchmann a nivel teatral no es digna de un espacio como la Sala Gran del TNC, que además no le favorece en absoluto por sus dimensiones. Es evidente desde la primera aria de Mengone, que remite a la entrada de Leporello, que Haydn no tiene, ni de lejos, la chispa e inventiva teatral de Mozart. Ni el talento para construir personajes psicológicamente complejos a través de recitativos o arias. Algunas situaciones de Lo speziale tienen un claro paralelismo con escenas de Cosí fan tuttte y en ellas se aprecia la distancia teatral entre dos de los grandes de la segunda mitad del siglo XVIII. Los números de conjunto, situados en los finales de acto, a pesar de ser, de largo, lo más interesante de la partitura de Haydn, están a años luz de la vivacidad mozartiana.

Pero ello no justifica una propuesta escénica tan falta de gracia, de ritmo, de vis cómica y un aparente desconocimiento de los resortes básicos de la comedia. Realmente una propuesta desangelada y desconcertante. Como desconcertante es que en la biografía de la Directora de escena del (demasiado) escueto programa, se destaque su “gran sentido de la teatralidad” (sic).

Pues si de algo careció esta propuesta, más allá de los gadgets del Fiat Cinquecento que aglutina espacio escénico y acción, fue precisamente el sentido de teatralidad. Sobre el escenario se apreció una falta de ideas alarmante y a unos cantantes poco más que perdidos por el escenario del TNC. Los recitativos fueron de un a pesantez considerable (eso hay que atribuirlo también a De Vriend) y en el tercer acto - que no se conserva prácticamente pues un incendio que destruyó el manuscrito- fueron substituidos por diálogos hablados en una decisión discutible y dichos con tan poco garbo que más parecían salidos de una tragedia de Corneille que de una comedia de Goldoni. 

Una no podía dejar de pensar, viendo esta representación de Lo speziale, que cantantes mucho mejores que los que protagonizaron este espectáculo, en nuestro país, los hay a porrillo. Y directores de escena con cierta habilidad para la comedia también. Y no se trata de una posición chovinista, en absoluto. Simplemente una constatación empírica.

El proyecto de colaboración entre el TNC y la OBC tiene un gran potencial, y tendrá más si tiene continuidad (algo difícil en nuestro panorama musical) y, sobretodo, se replantean las líneas directrices de la propuesta.