violinista laurence griffiths 

Cuestión de todos

* Editorial publicada en el nº6 de la edición impresa de Platea Magazine: enero a marzo de 2018.

 

Tras salir a la luz los abusos de numerosos actores, productores y otros agentes del cine, el mundo de la música clásica no tardó en mirar hacia sus excesos. Supuestos abusos sexuales de quienes ostentan u ostentaban cargos de poder contra aquellos más débiles. Los casos de James Levine y Charles Dutoit han sido los más conocidos. Al mismo tiempo seguimos leyendo afirmaciones inaceptables, incluso en boca de maestros tan respetables como Mariss Jansons, quien decía que una mujer en el podio, al frente de una orquesta, no era su “cup of tea”, su preferencia. Se le excusaba en muchos foros, apuntando que alguien de su generación podría no estar acostumbrado a esta suerte de cambios. Una excusa tan débil ilustra a las claras el contexto profundamente machista en el que sigue inmerso la música clásica hoy en día.

Coincidiendo en el tiempo, el folletín amarillista de Norman Lebrecht lanzaba una “noticia” sobre cómo iba vestida la pianista Yuja Wang en un concierto, mencionando incluso el detalle del color de su sujetador. En nuestro país también ocurre. Publicaciones como Codalario emplean habitualmente la imagen de la mujer para conseguir un puñado de visitas: noticias sobre mujeres pianistas con fotos en las que sólo se muestran sus piernas o titulares como “Salome calienta… motores” junto a una ilustración de una mujer enseñando sus pechos. Al parecer hay a quien le vale todo. Y de estas aguas, estos lodos.

Además están esos artistas, hombres y mujeres, que se llevan las manos a la cabeza ante la denuncia de todo esto. ¿Por qué denunciar ahora, cuando Levine o Dutoit tienen tantos años y han aportado tanto a la música?, se preguntan. A buen seguro porque es precisamente ahora cuando la sociedad ha decidido que está preparada para enfrentar esta basura. 

No es una cuestión de mujeres, es una cuestión de todos. Reaccionar ante estos machismos, ante la misoginia y la utilización de la imagen de la mujer que se suceden día a día en nuestra sociedad y en el círculo de la clásica no debería verse como una exageración puntillosa de mentes bienpensantes con afán moralista: es la respuesta lógica de quienes respetan por igual a las personas, sea cual sea su sexo.

Quien cierra este número, la presentadora Anne Igartiburu, aprovechaba el momento de máxima audiencia del año, las campanadas de Nochevieja junto a Ramón García, para denunciar la lacra de la violencia de género. Ese es el camino. Ponernos serios. Sin amarillismos ni frívolos vestidos. Parece que en la clásica aún queda mucho por hacer.

Foto: Laurence Griffiths.