Tosca Aix 2019

Diva, la película

Aix-en-Provence. 17/07/2019. Teatro del Arzobispado. Puccini. Tosca. Angel Blue (Tosca), Catherine Malfitano (La Prima Donna), Joseph Calleja (Cavaradossi), Alexey Markov (Scarpia). Coro y Orquesta de la Ópera de Lyon. Director de escena: Christophe Honoré Director musical: Daniele Rustioni.

En la escena final de Sunset Boulevard (en España El crepúsculo de los dioses), Norma Desmond baja la escalinata de su mansión como si fuera la encarnación de Salomé mientras cámaras y periodistas graban el declive de la diva. Es realmente Gloria Swanson quien es la diva, la que le da su imagen a la protagonista. El genial Billy Wilder recrea la tragedia de la que lo fue todo en el cine y ahora es sólo un recuerdo en algunos admiradores. Christophe Honoré parece emprender ese camino en su propuesta para la Tosca del Festival de Aix. En este caso Catherine Malfitano es la diva, encerrada en su mansión, viviendo un mundo que ya no existe, aferrada a sus recuerdos. A ese refugio llega un grupo de cantantes que quieren montar una Tosca en concierto y, sobre todo, la soprano protagonista, que necesita el asesoramiento de una auténtica Prima Donna que la lleve a triunfar. En el primer acto, más o menos funciona al principio, pero va perdiendo pie el final, cuando el famoso Te Deum se convierte la adoración del coro (fans) a la imagen de Malfitano como Tosca en la Royal Opera House, que alza Scarpia cual reliquia de San Genaro. Nunca queda claro cuándo los cantantes se han integrado en el papel (casi siempre están con una actitud de ensayo) o cuándo la historia es la de Tosca. No ayuda nada la cantidad de proyecciones que se van haciendo en dos pantallas superiores, parte grabadas anteriormente, parte en directo hechas por dos cámaras que pululan por todo el escenario. Tampoco ayudan las distintas historias que ocurren simultáneamente en casa de la diva (incluido un mayordomo-gigoló a la que la diva paga por sus favores). El tercer acto, en el que se supone que ya es el concierto, con la orquesta en el escenario y los protagonistas, vestidos de gala, cantando, es de una simplicidad que contrasta con todo el barroquismo anterior, al que sólo se vuelve al principio del acto, con Malfitano, después de contemplar una pequeña reproducción del Castel Sant’Angelo, vestida con su antiguo traje de Tosca recorre, cual Norma Desmond, el pasillo central del Teatro del Arzobispado, sólo iluminada por un foco y con la mirada de todo el público centrada en ella. Honoré quiere homenajear al la figura de la diva, pero no consigue crear un relato convincente, lógico y, sobre todo que no interfiera en la ópera misma. Porque lo que nunca haría una diva es traicionar la ópera, y eso es precisamente pasa en una escena muy concreta, en la de la celebérrima aria Vissi d’arte,e en la qu la hermosa interpretación de Angel Blue sufre la distracción de la proyección en dos pantallas paralelas de famosas divas (Callas y Malfitano incluidas). 

Precisamente Angel Blue fue la gran triunfadora de la noche. Esta soprano norteamericana posee una voz de potente sonoridad, amplia proyección y que transmite frescura y redondez. Si sus agudos pueden sonar a veces un poco gritados, está perfecta en el resto de la tesitura, con un centro bellísimo, carnoso y atractivo. No sólo en el Vissi estuvo estupenda, en todo el segundo acto transmitió (dentro del totum revolutum de Honoré) esa desesperación y ese sufrimiento que atenaza a Tosca creando, en su enfrentamiento físico y vocal con Scarpia, los mejores momentos musicales y teatrales de la noche. También muy bien en el dúo con Cavaradossi en el primer acto, aunque aquí las prestaciones de Joseph Calleja mermaron un poco lo atractivo de este fragmento pucciniano. Porque el tenor maltés no estuvo a la altura de lo esperado por su trayectoria y por la calidad mostrada en otras ocasiones. Tiene un centro que sigue sonando atractivo, pero en el resto su voz se muestra demasiado trémula, con un vibrato a veces desagradable, y los agudos son francamente defectuosos. Tiene tablas y defiende su papel pese a que el director de escena no se lo pone fácil, y salva al final la representación con E lucevan le stelle canónico y expresivo. Implicado en su papel (yo creo que olvidándose intencionadamente de la producción) estuvo francamente bien el Scarpia de Alexey Markov, poseedor de un voz que se adapta como un guante a este papel con agudos restallantes y graves sonoros. Su intervención en el segundo acto fue brillante, destacando una excelente Se la giurata fede, aunque su canto y su gesto se acerque más al seductor grosero, que al elegante y malvado. Sin duda el mejor comprimario fue Leonardo Galeazzi como el sacristán y también fue bueno el Spoletta de Michael Smallwood. Correcto el resto de cantantes, como también cumplió sin problemas el Coro de la Ópera de Lyon. Mención aparte merece Catherine Malfitano en su papel de Prima Donna. Admirable en su carrera, este papel lo defiende a la perfección, sobre todo de manera gestual (aunque también tiene alguna intervención vocal como la llamada “Mario, Mario, Mario….” del primer acto o la canción del pastor que se oye en el comienzo del  tercero) y todo su trabajo nos recuerda a una Gloria Swanson de la lírica.

Daniele Rustioni, director musical de esta producción, optó por una Tosca alejada de todo lo que sonara a verismo y se acercó a una especie de versión romántica de la partitura de Puccini, con ritmos lentos, reconcentrados y detallistas pero plúmbeos, sin garra ni vuelo. Paradójicamente, Tosca perdió en sus manos ese desgarro que tanto la define como auténtico drama donde triunfa la diva. Sólo en la escena final se pudo atisbar la Tosca que tenemos muchos en mente. Le siguió sin problemas la Orquesta de la Ópera de Lyon que demostró ser un conjunto fiable, con solistas de calidad y que perfectamente conoce el mundo operístico.

Tosca, la Callas, la Malfitano (a la que oí en este papel en Covent Garden hace años y nunca me pareció que se acercará a la imagen que en esta producción asume) pueden ser ejemplos de divas. Honoré quizá ama a las divas y lo que ellas significaron en el mundo de la ópera, pero realmente no ha cuajado este homenaje en Aix.