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UNA GRAN APORTACIÓN

La música en el Occidente medieval. Margot Fassler. Ediciones Akal. Madrid, 2020.

Como profesor de música en secundaria, cada año me llegan novedades editoriales de textos para los diferentes cursos. Siempre hago la misma prueba: abro el libro correspondiente a tercero, busco el primer tema, sobre música medieval, y en los primeros párrafos aparece, casi invariablemente, el bueno de Gregorio Magno, al que le siguen atribuyendo el papel de recopilador del canto eclesiástico. El hecho de que tantos autores, supuestamente especialistas en la materia, sean capaces hoy en día de reproducir en sus textos algo que hace años se sabe que no es más que una leyenda medieval es indicativo de lo desconocida que es la música de este período incluso entre sectores a los que se les podría exigir un conocimiento más exacto.

Por todo ello, siempre es buena noticia que aumente la bibliografía en español sobre el repertorio medieval, tan amplio y mayoritariamente desconocido. Akal publica ahora en español, dentro de su colección “Historia de la música medieval en contexto”, el volumen “La música en el Occidente medieval” de Margot Fassler, publicado en inglés en 2014. Recordemos que también Akal fue la editorial responsable de la edición en español de “Música medieval”, de Richard Hoppin, que durante muchos años ha sido más o menos el estándar internacional sobre la materia. Pero la edición original del libro de Hoppin es de 1978, por lo que, pese a que sigue siendo referencia, es necesario actualizar esa bibliografía. Margot Fassler es profesora en las universidades norteamericanas de Notre Dame y Yale, especializándose en música y liturgia.

Lo primero que puede sorprender al lector poco avezado es la propia estructura del libro, ya que Fassler parte de un enfoque cronológico. Puede parecer una perogrullada al tratarse de un libro de historia, pero no lo es si tenemos en cuenta que muchos libros y manuales sobre el mismo período abordan por separado los diferentes repertorios: monodía litúrgica, monodía profana, polifonía, en el orden cronológico en que esos repertorios se comenzaron a fijar por escrito. Pero si precisamente algo ha caracterizado a la investigación musicológica en las últimas décadas es el tratar de hallar un enfoque más transversal, ya que lo más probable es que en la práctica todos esos repertorios estuvieran conviviendo, independientemente de siguieran en la práctica oral o pasaran al ámbito escrito.

Tras un primer capítulo, en el que se nos habla de la Edad Media como construcción histórica a posteriori, y que sirve para explicar por qué ese enfoque por repertorios no es eficaz, especialmente en un período tan largo como el medieval, el libro se divide en cuatro partes: “Fundadores y fundamentos de la música occidental”, “Conquista y religiosidad en los siglos XI y XII”, “Escuelas y sonidos urbanos en el siglo XIII”, y “Músicos y mecenas en el siglo XIV.” Se añade un utilísimo apéndice: “Manual básico de música medieval”, con referencias a las fuentes disponibles hoy en día, y un no menos útil glosario.

El texto es erudito, pero abordable por cualquier aficionado que sienta curiosidad por estos repertorios y quiera sacudirse de encima los restos de niebla que parecen envolver a esta música. Yo no pierdo la esperanza de encontrar algún libro de texto que les explique a mis alumnos de secundaria que Gregorio Magno no tuvo nada que ver con el repertorio que lleva su nombre, hora es ya de dar a la leyenda lo que le pertenece.