don de la fiebre

EL DON DE LA FIEBRE

El don de la fiebre, de Mario Cuenca Sandoval. Editorial Seix-Barral

El diccionario de la RAE da de la fiebre, entre otras, esta definición: una “viva y ardorosa agitación producida por una causa moral”; y a ella se atiene el autor del libro para tratar de describir las distintas vicisitudes de Olivier Messiaen a lo largo de su vida. Y es que este compositor, a quien correspondió vivir prácticamente todo el siglo XX, desde la I Guerra Mundial hasta el fin de la Guerra Fría, se convierte así en testigo privilegiado del siglo de la diversidad, del desconcierto, del horror, del cambio histórico. 

Mario Cuenca Sandoval novela la vida del compositor francés centrándose en las dos columnas sobre las que se sustenta toda su vida, desde la más pronta niñez hasta el último de sus días: su fe religiosa y su pasión por los pájaros. Además el autor da la necesaria importancia a las mujeres que rodearon la vida de un hombre tímido, retraído, ajeno a modas y atado a sus creencias. Una, su madre, que se apagaba ante los ojos de su hijo entre la oscuridad y el silencio de la habitación de su casa; más tarde, Claire Delbos, música y su primera esposa, que curiosamente parece querer repetir el camino de la madre de Messiaen, terminando su vida apagada y famélica por sus problemas mentales ante un marido incapaz de hacer frente a la situación; y, finalmente, Yvonne Loriot, su musa, su amor musical, su compañera silenciosa, su traductora musical y tras la muerte de Claire, su nueva esposa. La fe acompaña a Messiaen desde el principio de sus días. Ya desde niño las lecturas bíblicas le eran habituales por lo que iglesias y ¡cómo no! el sonido del órgano son parte habitual de su vida cotidiana. Ello, en el siglo del laicismo, no es fácil; Messiaen va contracorriente. El siglo del marxismo, del horror nazi, de las guerras mundiales o del descrédito de la religión no es el más adecuado para un enclenque compositor que profesa su fe con seguridad y firmeza.

Además, ese mismo místico rural es un apasionado de los pájaros, terminando por hacer de la colección de su canto uno de los centros de su obra y empeñándose en viajes largos y complejos por el único aliciente de escuchar el sonido de un animal infrecuente en su Francia natal. Cuenca Sandoval no huye de las contradicciones del protagonista, especialmente las que le torturaron por siempre en torno a su actitud durante la II Guerra Mundial. Hecho prisionero casi sin querer, su labor musical hará que su enclaustramiento sea, dentro de lo que cabe, llevadero. Un responsable del campo de concentración melómano cuidará de Messiaen quien, además, puesto en libertad, colaborará con el régimen de Vichy. Muy interesante el momento en el que el mismo Messiaen parece reconocer que fue amplificando o moldeando el grado de sufrimiento en el campo de concentración con el mero objetivo de aparecer ante la opinión pública como “buen” francés.

Por supuesto también conocemos el Messiaen músico. Discípulo de Paul Dukas, maestro de Pierre Boulez, Olivier Messiaen es el gran representante de la música francesa del siglo XX. Desde las Cuatro meditaciones sinfónicas, de 1932 hasta Eclairs su l’au dela, de 1992 y que no pudo ver estrenada, la obra de Messiaen se nos presenta esclava de fe, ornitología y circunstancias históricas. El mismo que en el campo de concentración Stalag VIII-A, en la Silesia, escribió una obra de cámara íntima, doliente y descriptiva del dolor eterno, el Cuarteto para el fin del tiempo, el mismo que terminó su vida creativa componiendo una obra gigantesca, incomprendida y antiteatral como la ópera, su única ópera, San Francisco de Asís, fue capaz de levantar una producción musical personal y dotada de futuro. Una novela que a los melómanos nos va a atrapar; una novela que recomiendo leer aunque solo sea por poder disfrutar de textos como el que recoge esa paradoja de la que Messiaen era esclavo: para los conservadores era inconcebible glorificar a Dios con tales disonancias mientras que para los progresistas era incomprensible colocar una estética tan avanzada al servicio de la fe.

Foto: Seix Barral.