ocne dueñas martin 2021 

Doble y brillante debut

Madrid. 22/01/2021. Auditorio Nacional. Orquesta Nacional de España. Obras de Jesús Torres, Max Bruch y Jean Sibelius. Maria Dueñas, violín. Jaime Martín, dirección musical.

 

La pandemia ha convertido ya en hábito los cambios de programa y las sustituciones de unos artistas por otros. Algo que antes nos llegaba a irritar, hoy ha dejado de ser un problema. Y lo cierto es que quizá deberíamos asumir esta flexibilidad como un buen hábito. Quizá se nos había olvidado que lo importante de veras es la música... El pasado fin de semana la Orquesta Nacional de España iba a contar con la violinista escocesa Nicola Benedetti, quien debía visitar Madrid para interpretar el Concierto para violín no. 1 de Max Bruch, pero las últimas restriciones a la movilidad entre ambos países impidieron su desplazamiento. En su lugar, la institución programó el debut con la ONE de la jovencísima violinista granadina Maria Dueñas, recién galardonada con el premio Getting to Carnegie Hall y sin duda uno de los valores al alza de la música clásica en nuestro país. Junto con el otro debutante en estos conciertos, el director Jaime Martín, ofrecieron una velada realmente notable, que se abría con una pieza del compositor zaragozano Jesús Torres y concluía con la Sinfonía no. 5 de Jean Sibelius.

Como ya quedase patente este verano en el Festival de Granada, donde interpretó el Concierto para violín de Beethoven, María Dueñas posee grandes virtudes, en una suma bien equilibrada y sorprendente, habida cuenta de su temprana edad. Amén de su aquilatadísima técnica, maneja el arco con una soltura inusitada, con un fraseo de admirable madurez. De su Guarnieri obtiene además un sonido presente, homogéneo y nítido, que llena la sala sin esfuerzo y con manifiesta expresividad. Así la cosas, su recreación del primer concierto para violín de Max Bruch fue excelente, de un aplomo apabullante. Si sigue así, y nada apunta a que se vaya a torcer, podemos estar ante una violinista de las que hacen época. 

Jaime Martín dejo ya aquí buena prueba de sus credenciales, con una concertación segura y atenta. Idénticas virtudes tuvo su Sibelius, realmente estudiado al detalle. En esta lectura de la Quinta, una partitura en tres movimientos encargada en 1815 por el gobierno finlandés en ocasión del cincuenta cumpleaños del compositor, hubo apasionamiento e instantes refinados. Lo más complicado en Sibelius es conjugar su singular arquitectura y su desafiante fraseo. Jaime Martín afianzó su lectura en una musicalidad bien entendida, sin amaneramientos y sin perder de vista el dinamismo que debe impulsar esta música. 

Realmente tiene mucho mérito sacar adelante un Sibelius de esta entidad con una plantilla de apenas cincuenta músicos. Tan solo discreparía con Jaime Martín en la predominancia que otorgó a las trompas en el arranque del segundo movimiento; si bien más entonadas que en conciertos anteriores de esta misma temporada, siguen siendo con diferencia el flanco más débil de la ONE a día de hoy y quedaron un tanto expuestas en esos compases. Pondría en valor, en cambio, los precisos pizzicati de las cuerdas, tan necesarios y tan expresivos en esta partitura. Y en general, la notable recreación de las cuerdas, con un esquema tan mermado en sus filas, con tan solo tres contrabajos. Por descontado, gran trabajo de las maderas en esta ocasión, destacando la minuciosa labor de flauta y clarinete. 

Para abrir boca, el concierto comenzó con una interesante partitura de Jesús Torres, 'El triunfo de Baco' de sus Tres pinturas velazqueñas, inspirado directamente en la obra homónima del pintor sevillano. Música muy interesante, muestra concisa del concienzudo trabajo este autor español. De ambiciosa orquestación y con atinado ritmo narrativo, la pieza se sostiene sobre un tema de seis notas que preside la partitura a modo de ostinato, como el propio compositor ha explicado en más de una ocasión. Una partitura sumamente sugerente que se escuchó con contundencia y buen relieve en manos de la ONE, bien espoleada aquí por la animosa batuta de Jaime Martín.