DonPasquale ABAO Pratt Chausson 

¿Sólo mala suerte?

Bilbao. 21/11/2017. Palacio Euskalduna. Gaetano Donizetti: Don Pasquale. Carlos Chausson (Don Pasquale), Jessica Pratt (Norina), Santiago Ballerini (Ernesto), Javier Franco (Malatesta), Javier Campo (notario), Coro de Ópera de Bilbao. Dirección de escena: Jonathan Miller. Dirección Musical: Roberto Abbado.

Parece que la ABAO está gafada. En el primer título de la temporada, I masnadieri, fueron hasta tres las cancelaciones lo que hizo que el plantel final poco tuviera que ver con el propuesto en la presentación. Ahora, con el segundo título también ha habido una cancelación, la del tenor Paolo Fanale pero lo más grave es que las funciones del Don Pasquale se han visto afectadas por la huelga que la Orquesta Sinfónica de Euskadi ha decidido llevar a cabo en coincidencia con las cuatro representaciones de este título.

No será quien firma esta reseña quien ponga en duda el legítimo derecho a la huelga de cualquier colectivo laboral; incluso al derecho a impactar en la sociedad para hacerse oír aunque cuesta entender por qué la OSE no utiliza sus ordinarios conciertos de abono para tal pretensión y sin embargo sí las cuatro funciones de ópera. ¿Se busca exclusivamente una mayor trascendencia mediática?

Por si esto fuera poco el gran protagonista de este segundo título, el aragonés Carlos Chausson enfermó antes del debút por lo que tuvo que ser sustituido por Paolo Bordogna solo para esa función. Quien esto firma asistió a la segunda y así pudo disfrutar del magisterio del bajo-barítono. Por cierto, tras dar algunas explicaciones al inicio de la primera, el presidente de la ABAO decidió que no era pertinente darlas en la segunda y uno no termina de entenderlo. ¿Hay socios de primera y de segunda? ¿Algunos socios merecen una explicación y otros no? Teniendo en cuenta que la ABAO no hace sino alardear de su arraigo social -¡cuantas veces han dicho eso de que son la segunda institución en Bizkaia con más socios después del Athletic!- no hubiera estado de más que también en la citada segunda función el señor Matallanes hubiera salido a dar la cara.

La cuestión es si lo de la ABAO solo es mala suerte. Un título que no se daba desde hace casi un cuarto de siglo y que se ofreció entonces con un reparto que dejó un muy buen recuerdo (el mismo Carlos Chausson y unos jóvenes Josep Bros, Manuel Lanza y Sumi Jo) se presentaba en este 2017 con dos cantantes de tirón, Chausson y Pratt, dispuestos a conseguir el mismobuen recuerdo. Sin embargo estas funciones –y por ende, estas reseñas- están totalmente hipotecadas por la huelga de la que por cierto, apenas sabemos nada. 

Hemos de suponer que la ABAO se ha ahorrado el montante de la orquesta que no será baladí aunque también deducimos que habrá dejado de vender muchas entradas porque, ¿quién se gasta 200 euros para ver una ópera sin la orquesta en el foso? Por desgracia el abonado de la ABAO está bastante resignado y a pesar de todo acudió en número nada despreciable a esta segunda función que, en términos generales, se salvó de forma airosa a pesar de todo.

Nadie se sorprenderá si afirmo que lo mejor de la noche fue, una vez más, ese aragonés ilustre que es Carlos Chausson. En el momento final de su carrera enseña todo su magisterio, unas tablas excepcionales, un saber estar y una voz que ya quisieran muchos jóvenes. Perfectamente audible en todos sus registros, con un canto silabato magistral y con un personaje que tiene muy interiorizado su Pasquale da Corneto fue una clase de estilo desde el principio y hasta el final. Una vez más, gracias, don Carlos.

La soprano inglesa Jessica Pratt era la otra gran atracción y la otra columna sobre la que se sostuvo la función. En ocasiones parece que “elige” los momentos de lucimiento pero estamos ante una cantante bel cantista de categoría, con un registro agudo firme, bien proyectado y que aguantó muy bien el tirón del gran actor que tenía al lado. Quizás no llegó al triunfo de la Amina anterior pero en nada decepcionó.

El tenor argentino Santiago Ballerini tiene una voz pequeñita que en el Euskalduna puede quedar sepultada; y lo cierto es que lo que tiene lo proyecta bien pero el material es limitado y en el caso de un tenore di grazia lo que se torna imperdonable es tener una franja aguda tan escasa por no decir inexistente. Sus agudos eran cortos, ahogados y sin brillo… cuando no cortados en seco por falta de técnica. Una pena porque tiene gusto cantando pero la materia prima es pobre. Sus dos grandes escenas del tercer acto, su aria Cerchero lontana terra y el dúo con Norina Tornami a dir, quedaron totalmente hipotecadas por esa falta de técnica. Una auténtica lástima.

El barítono gallego Javier Franco empezó tibio, como cohibido pero poco a poco levantó vuelo hasta ser digno rival de Chausson en el Chetti, chetti donde el canto silabato se dijo con notable arte. Su principal problema son las notas graves donde su voz desaparece mientras que las centrales y agudas tienen más solvencia. De todas formas dio muy bien el papel y ayudó a llevar a buen puerto una función difícil. Finalmente, el miembro del coro Javier Campo fue un notario suficiente.

El Coro estuvo servido por unas veinte voces y sin grandes alardes salvaron una parte bastante ingrata mientras que el pianista Diego Mingolla salvó la parte musical y fue premiado con una enorme ovación y Roberto Abbado fue –lógicamente- desaprovechado como maestro concertador. La parte escénica, la conocida propuesta de Jonathan Miller produjo un impacto visual evidente. Personalmente, ha sido una de las más agradables que hemos visto en tiempo; además y con buena lógica, decidió adelantarse el escenario hasta el límite para acercara unos cantantes que en ocasiones cantaban en la altura. 

A la salida el respetable entendía que se había salvado la velada pero quedaba una sensación agria al comprobar que unas veces son las cancelaciones, otras veces problemas sobrevenidos, pero el caso es que la ABAO transmite ahora cualquier sensación excepto el de la tranquilidad y la estabilidad.

Posdata: la Orquesta Sinfónica de Euskadi está prevista para el próximo título, allá por enero, en la Manon, de Jules Massenet. ¿Se mantiene el compromiso? ¿Se buscara sustituto? ¿Cómo será recibida, en su caso, por el público bilbaíno?