Mefistofele Lyon18 MarFlores 

Un insolente déjà vu 

Lyon. 11/10/2018. Ópera de Lyon. Boito: Mefistofele. John Relyea, Paul Groves, Evgenia Muraveva y otros. Dir. de escena: Álex Ollè. Dir. musical: Daniele Rustioni.

La Ópera de Lyon abría esta semana su temporada 2018/2019, una de las últimas que tendrán al frente a Serge Dorny, el ya flamante próximo director de la Bayerische Staatsoper. La mala suerte ha querido que este nuevo Mefistofele de Boito suba al escenario lionés apenas unas semanas después de verse en Madrid la reposición del Faust de Gounod firmado también por Àlex Ollé y estrenado en Ámsterdam en 2014. La proximidad de estos trabajos ha dejado entrever sonrojantes concomitancias entre ambos, no tanto por la realización concreta de los mismos, escena por escena, como por una misma actitud conformista y banal, como un insolente déjà vu. 

En todo caso, seamos francos: más allá de algunos momentos musicalmente inspirados, Mefistofele es una ópera difícil de llevar a término. El libreto es demasiado filosófico, la accion es irregular y los personajes no tienen un relieve demasiado elaborado. Pero eso no justifica un trabajo tan superficial, aburrido y previsible como el que firma aquí Alex Ollé. Apunta éste en el programa de mano que, a diferencia del Faust antes citado, ha querido centrarse aquí en la figura de Mefistofeles, remarcando su perfil más sádico, etc. En fin... por algo la ópera de Boito toma su título del personaje de Mefistofele y no de Faust. Para este viaje no hacían falta esas alforjas... 

Cuando faltan las ideas, abunda la espectacularidad. Así viene sucediendo de contnuo con los últimos trabajos de Ollé y otros miembros de La Fura dels Baus. Eso implica acudir una y otra vez a los mismos clichés y reiterar el uso de las mismas ocurrencias, siempre en busca de un espejismo visual que esconda la ausencia de una dramaturgia genuina y elaborada. Este Mefistofele decepciona precisamente por todo ello, como en un fatigoso eterno retorno de los tópicos más gastados del discurso furero.

Por cierto, volvieron a salir dos miembros del equipo de Ollé con un lazo amarillo en los saludos. Imagino que el lazo en cuestión no debe de incomodarle a Ollé en Lyon como sí lo hizo en Madrid. O no hay un Marañón detrás ante el que postrarse... 

Aunque no siempre lo consiga llevar a término, Daniele Rustioni intenta desde el foso disponer un trabajo nítido, refinado, conciso y transparente. Algo que se agradece con una obra que siempre ha tendido a dejarse seducir por los tintes más pesados y densos del melodrama italiano posterior, de aires veristas, cuando en realidad es una obra contemporánea del Verdi más popular. Notable labor, en este sentido, de orquesta y coro, ofreciendo a buen seguro lo más interesante de la velada.

Apenas cumplidor el reparto, con evidentes limitaciones en el caso de Paul Groves, incapaz de resolver el tercio más agudo de la partitura, huyendo uno tras otro de los ascensos más comprometidos de la partitura, recurriendo incluso a un cuestionable falsete. Groves mantiene un centro atractivo y sólido, frasea con gusto y actúa con soltura, pero la parte excede sus medios de manera palpable. John Relyea posee los medios (sobre todo el grave) aunque compone un Mefistofele demasiado monolítico, actoralmente poco inspirado. Algo semejante cabe decir de Evgenia Muraveva en su doble cometido como Margherita y Helena. Ni por color vocal ni por articulación del texto resulta una intérprete idónea para este repertorio; pero es cierto que canta con relativa seguridad y empeño. En cualquier caso, cuesta creer que no hubiera una opción más idiomática y afín para esta parte. 

En suma, mimbres mejorables para una apuesta meritoria de Serge Dorny, quien buscaba reivindicar en Francia un título prácticamente desconocido y ausente de sus escenarios.