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Daniel Bianco: "Nuestro camino ha de ser el de abrir, dar aire y elevar a la zarzuela"

Daniel Bianco afronta una nueva temporada como Director del Teatro de la Zarzuela. En esta 2019-2020 ya no hay revista, pero sí grandes títulos, recuperaciones y estrenos. Pilares que sustentan su visión sobre el género y el teatro. Y un pistoletazo de salida en forma de homenaje a Montserrat Caballé, con las grandes voces líricas españolas del momento, que acumula más de 60.000 visitas en Youtube y que ha supuesto toda una antología de la zarzuela, imborrable ya en la memoria de la Calle Jovellanos...

 

Lo voy a decir yo, por si usted no quisiera decirlo: han hecho ustedes “el homenaje” a Caballé que ella se merecía.

Yo estoy feliz. Y estoy feliz de que lo diga, sinceramente. Yo quiero… yo he querido mucho a Montserrat Caballé. Llegué a este país con 25 años e hice de Madrid mi lugar en el mundo. A los 26 entré a trabajar en este teatro [el de la Zarzuela] como ayudante de escenografía y vestuario en la ópera Armida, de Gluck. En la segunda semana de ensayo, llegó ella… y a mí eso me cambió la vida. Todo era distinto. Tanto como la primera vez que fui a Bayreuth, con Tristán e Isolda de Ponnelle. Cuando empezó a sonar la orquesta, tuve taquicardias. Con la Caballé pasaba lo mismo. A este homenaje le he puesto muchísimo cariño y lo que he encontrado es que todo el mundo ha depositado el mismo cariño en su participación. Desde quienes han escrito en el programa de mano hasta, sobre todo, los cantantes. Una demostración de grandes artistas en un emotivo homenaje, algo distinto a lo que se ha hecho en el Liceu, sí. Yo creo que el Teatro de la Zarzuela fue su verdadera casa en Madrid. También porque no había otra, es cierto…

Pero podría no haberlo sido, y lo fue.

¡Exacto! Me gustaría destacar, eso sí, el trabajo de Víctor Pagán en el programa de mano, con toda su cronología, en la que podemos ver cómo aquí, al Teatro de la zarzuela, nunca vino con limosnas, sino con su repertorio y sus grandes personajes. Terminar el homenaje, además, con Núria Espert, fue muy emotivo. Haciéndonos a todos ver la verdadera diferencia entre una diva y una gran artista…

No estaría de más realizar otros homenajes en esta casa, ¿no cree?

Mire, le voy a contar algo que aún no me ha dado tiempo a trasladar al equipo. Ahora se cumplieron los 20 años del fallecimiento de Alfredo Kraus y le dedicamos las funciones que hicimos de Doña Francisquita como homenaje, pero… me hubiese gustado poner su nombre a un palco. Así que no me importa contarle que para la temporada que viene le he pedido a Celso Albelo que realice un concierto a modo de homenaje y entonces, sí, dedicarle un palco. Ahora mismo los palcos tienen los nombres de Plácido Domingo (bueno, de su familia, porque así lo pidió él), de Perera, maestro del Coro del Teatro de la Zarzuela, y luego esta Teresa Berganza.

Por ahí iba yo más bien… ahí hay algún palco que aún no ha tenido el homenaje que se merece, ¿no le parece?

¿Se refiere a Teresa? ¡Sí! ¡Por supuesto! ¡Yo adoro a Teresa! A Teresa Berganza hay que hacerle un homenaje en vida y en ello estoy. Lo del palco de Kraus, también. No sé si el año que viene o el siguiente, pero ambas cosas quiero dejarlas hechas antes de irme, porque se lo merecen.

 

"QUIERO HOMENAJEAR A ALFREDO KRAUS Y TERESA BERGANZA ANTES DE IRME DEL TEATRO DE LA ZARZUELA"

 

¿Cómo arrancará la temporada?

Es una temporada con la que estoy muy ilusionado. Primero de todo, vuelve El Caserío después de 42 años. Guridi necesitaba volver a esta casa. Y volver de la mano del maestro Juanjo Mena, es un privilegio. Yo fui nombrado director de esta casa en noviembre de 2015 y ese mismo mes, ya estaba yendo a comer con él para ver cómo podía venir a dirigir aquí. Yo admiro a Mena. Además, él grabó la zarzuela ya en 2001 y ayer mismo me dijo “Daniel, olvídate de la grabación. Yo era más joven y esto va a ser muy distinto”.

Lo cierto es que intento no ser subjetivo a la programación. Mi público es muy variado, lo cual no pasa en la ópera. En la ópera hay una franja de edad y de gusto concreto que no se da en la zarzuela, donde somos un grupo muy variado. Hay un grupo de gente fiel al que hay que atender y respetar porque han hecho posible que la zarzuela exista. A ellos intento darles, quizá con una visión más contemporánea en la estética y siempre con buenos cantantes y maestros, lo que piden. El Caserío es ese tipo de obras que este tipo de público espera…

¿Va a haber un prado?

No, no va a haber prado. La escenografía es mía y le he dado la vuelta. La obra va a transcurrir en un frontón. Y nada más. Es muy bonita y creo que les va a gustar mucho. Musicalmente, por supuesto, porque ahí están Raquel Lojendio, Andeka Gorrotxategi, Carmen Solís… y una batuta verdaderamente importante.

Habla usted de público distinto entre la ópera y la zarzuela. En este sentido, en el que el Teatro de la Zarzuela es, digamos, La Meca a la que todos los amantes del género acudimos, ¿es más complicado llevar este teatro que uno de ópera en general?

No lo sé. Este teatro es difícil, pero no me quejo, estoy contento. Hay una cosa que no pasa con la zarzuela y que sí pasa en la ópera y que usted y yo hemos hablado en alguna ocasión. Si por ejemplo uno quiere ver Don Carlo, puede verlo en Lima, en Montréal, en Copenhague o en Salzburgo… y puede ver muchas versiones de Don Carlo… al principio, alguna producción puede chocar, pero al final todos se acostumbran a disfrutar de una variedad; más ahora que todo el mundo viaja, incluso los jóvenes. En la zarzuela no pasa eso, porque la zarzuela sólo sucede, sólo se da aquí, en este teatro, aunque se den otras producciones, mucho más pequeñas, de forma puntual, en algún otro punto de España. En la ópera estamos acostumbrados a que haya muchos caminos, pero en la zarzuela sólo hay uno… y salirse de ese camino, es lo que debemos plantearnos. No es que un frontón en El Caserío sea algo descabellado, porque los frontones, en el País Vasco, se sitúan en las plazas de los pueblos… ¡y el protagonista es un pelotari!

Y de ahí, insisto en ello: ¿tiene sentido que se puedan poner hojas de reclamaciones a una función? ¿Al arte?

Yo no se lo encuentro. Yo no lo haría. Eso sí, yo contesto a todas las que hay, que por cierto no son tantas como algunos se empeñan en decir, son bastantes menos. Y vienen de un perfil determinado de personas. Mire, cuando yo voy a ver una película, si no me gusta, comento con la gente lo que no me ha gustado, pero no me indigno tanto como para creer que debo poner una reclamación. Me decía Emilio Sagi el otro día: “Cuando hicimos La corte del faraón en la Zarzuela, con dirección de escena de Alfredo Arias, no te puedes ni imaginar la de cartas que me enviaban diciéndome: “Estimado Señor Director maricón”. ¡Y ese nivel de crispación es verídico! ¡Es algo que parece que sólo se da en este teatro y no en otros sitios! No tiene ningún sentido. Si no le gusta todo lo que ve en un teatro, deje de ir a ese teatro.

 

"EN LA ÓPERA HAY MUCHOS CAMINOS, PERO EN LA ZARZUELA SÓLO HAY UNO Y DEBEMOS PLANTEARNOS SALIR DE ÉL"

 

Con el revuelo de la última Doña Francisquita, ¿se auguran reclamaciones en la Luisa Fernanda que tienen preparada para esta temporada?

¡No, no! ¡Es un proyecto precioso! ¡En absoluto! Lo que ha presentado Davide Livermore es emocionante, porque todos aquí tenemos muy marcada la versión de Emilio Sagi y es realmente buena. Ni mejor, ni peor, pero es muy buena. La de Livermore se acerca más al Attila que ha hecho en la Scala, con un giratorio, un cine abandonado… que a la Norma que pudo verse en el Teatro Real, más en la estética de las proyecciones. Ayer Davide me dijo una cosa que me ha gustado mucho: “Sigo adelante, lleno de amor”. Está entusiasmadísimo.

He sacado entradas para venir con mi abuela y su temor, algo desorientada con todo lo que está ocurriendo, más que la escena, era si va a escuchar a Plácido Domingo, o no.

Sí, va a escuchar a Plácido. Y le voy a decir más, no sólo va a cantar el día 14, sino que también dirigirá la función del día 10. Al menos, así lo he hablado con él. Siempre lo digo: primero de todo, por favor, presunción de inocencia. Yo soy absolutamente solidario con cualquier mujer que haga una denuncia sobre abuso de poder, acoso, violación… ¡Por supuesto! Pero no podemos reducirlo todo a un mero plató de televisión, o a un debate vacío en redes sociales. Las denuncias deben hacerse donde deben hacerse. Los juicios baratos en público, no me parecen justos ni para él, ni para mí, ni para usted. Para nadie.

¿Qué línea estructural podríamos decir que erige esta temporada? Este año parece haber caído una de sus cartas: la revista.

No, la revista volverá la temporada que viene. Como resumen, hay un tema importante en esta temporada. Hemos volcado los esfuerzos en presentar una zarzuela de ida y vuelta. Haciendo por primera vez la zarzuela cubana, por primera vez con músicos cubanos, con Victoria Valdés. Con Carlos Wagner de director de escena. Otro tema de ida y vuelta es Mirentxu, con Óliver Díaz, Ainhoa Arteta y Mikeldi Atxalabandaso. Se hizo aquí por última vez hace 57 años, en castellano. Mostrar que la zarzuela va más allá de Madrid y sus personajes, mostrarla universal y amplia, es fundamental. Cantar zarzuela en euskera es fundamental, porque enseñamos que la zarzuela nos pertenece a todos. Del mismo modo ocurre con lo de cuba y próximamente quiero que se cante zarzuela en catalán en este teatro.

Luego, además, es vital programar los grandes títulos. En esta temporada tenemos Luisa Fernanda, que hacía tiempo que no se hacía en la Zarzuela. Otro punto fundamental, me parece, es la recuperación. Yo personalmente me he empeñado en ello porque soy un adicto a la recuperación. Farinelli es una obra maravillosa, que además tendrá a Maite Beaumont y Nancy Fabiola Herrera en un mano a mano.

Suena maravilloso que Bretón hiciese una zarzuela sobre Farinelli totalmente inventada. Apetece mucho escucharla.

¿Sabe quién quiso hacerla en su momento en el Teatro Real, pero no pudo? Jesús López-Cobos. De hecho, se la propuse a él, para realizarla; pero tristemente falleció. He pedido a Radio Televisión Española que, por favor, la grabe.

Por cierto, hablando de grandes títulos, vuelve La del manojo de rosas en la siguiente temporada, ¿no es así?

¡Sí! Por el 30 aniversario de la producción de Emilio Sagi. A modo de homenaje. Es una obra donde él hizo un cambio, consiguió un antes y un después en la historia de las producciones de zarzuela. Fue además el debut absoluto de Carlos Álvarez, cuando era muy joven y una apuesta personal de Sagi, que le pidió a José Antonio Campos (al que admiro profundamente y que ha hecho muchísimo por este teatro) incluirle. Y la gracia es que lo protagoniza él mismo, Carlos Álvarez… junto a Ruth Iniesta, a la que quiero muchísimo y a la que “regaño” muchísimo porque no tiene la agenda libre para todas las obras en la que yo quisiera contar con ella (risas). Es por tanto un homenaje, un homenaje a Sagi, a Carlos, a Ruth… va a ser precioso. Grandes títulos, recuperaciones (la próxima temporada serán dos, seguramente), un estreno, o casi estreno: Tres sombreros de copa en esta temporada, Los aspirantes en la siguiente; La casa de Bernarda Alba en la anterior (que es uno de los títulos que más orgulloso estoy de haber hecho, por muchos motivos)… en definitiva, abrir, darle aire a la zarzuela, elevarla en el sitio que merece estar, mostrándola en toda su plenitud y en todas sus vertientes. Ese ha de ser nuestro camino.

Foto: Laurent Leger.