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Tomàs Grau: "Para emocionar al público, primero tiene que emocionarse la orquesta"

La Orquestra Simfònica Camera Musicae se acerca ya a los 15 años de vida con Tomàs Grau como director titular y artístico. Para abrir esta nueva temporada, realizan una gira española por Tarragona, Murcia y Madrid, visitando después Zaragoza. Contarán con Judith Jáuregui como solista y un programa de ensueño formado por obras de Schumann y Tchaikovsky. Hablamos de la gira, la actualidad de la orquesta y la temporada que empieza con su batuta.

 

Arrancan su temporada 19/20 con una gira española junto a Judith Jáuregui, ¿qué nos tienen preparados?

En primer lugar, tengo que decir que la gira tiene cuatro conciertos, pero tendrían que haber sido cinco. Con los desprendimientos del techo del Palau de la Música de Valencia, nuestra cita allí se ha visto afectada y hemos tenido que cancelarla. Volveremos allí, no sé si con el mismo concierto u otro, pero seguro que regresamos. Ahora mismo no ha habido manera de encontrar otra fecha. Así, pasaremos por Tarragona, Murcia y Madrid.

Después, más adelante visitarán Zaragoza con el mismo programa.

Correcto, como en noviembre grabamos el disco con el Concierto para piano de Schumann con Judith Jáuregui, que es nuestra solista en la gira, para el sello Ars Produktion, sello del año en los International Classical Music Awards el año pasado, aprovecharemos esa semana de grabación para hacer otro concierto en Zaragoza.

Cuénteme un poco sobre el programa de la gira: "Música para terapia", con dos compositores que acabaron como acabaron... 

Es un título de Sofía Martínez Villar, musicóloga, que escogio este "leitmotiv", en referencia a la música que ayudaba a estos dos compositores a expresar sus sentimientos. Los buenos y los no tan buenos. ¡A sobrevivir! Todo ello quedaba plasamado en la partitura. Luego, Tchaikovsky nueve días después de la Patética ya no pudo más y se suicidó, pero en su sinfonía está lo fúnebre, la melancolía, la tristeza... está todo. Y Schumann también tiene todos sus sentimientos en su Concierto para piano. Este último lo hemos programado a propuesta de Judith Jáuregui y precisamente yo tengo dos compositores de cabecera: Schumann y Tchaikovsky, por lo que para salir de gira, pensé que debíamos escoger una sinfonía que la orquesta ya hubiese tocado, con la que se sintiese cómoda y con la que pudiese mostrar todo su potencial. Como hace un par de temporadas la tocamos en el Palau y fue uno de los mejores conciertos que dió entonces la orquesta, he querido recuperarla. Los mundos interiores de Schumann y Tchaikovsky, pese a sus diferencias, tienen muchas similitudes. Estoy muy contento de hacer Schumann con Judith y quise poner con Tchaikovsky mi granito de arena. Quizá junto con Beethoven son los tres compositores que más he dirigido.

De hecho, Beethoven podría ser otro de los "ejes" de la temporada 19/20.

En parte porque es año Beethoven, sí, pero sólo en parte. Hace unos años que comenzamos a realizar la integral de sus sinfonías, pensando en terminar en 2020 con su Novena sinfonía. No quería hacer todas en la misma temporada porque, aunque es un proyecto bonito, para las orquestas también es cansado. Me gusta que el repertorio de una temporada sea muy variado, muy variopinto, de varias estéticas diferentes y que se enriquezcan así todos los programas. Que sea algo bonito para el músico y para el público. Esta temporada hacemos Sexta y Octava y para inaugurar la 20/21 tocaremos la Novena. Por otro lado, hemos interpretado su Concierto para violín y los de piano, pero ahora haremos, junto al Palau de la Música Catalana hemos preparado su integral de conciertos para piano.

¡Con Paul Lewis, un gran pianista!

Es un especialista y un grande en Beethoven. Es grande en muchas otras cosas, pero en Beethoven especialmente. Fue portada en la revista Piano. Es todo un artistazo, con un nivel altísimo. Poder tocar la integral con él en dos días consecutivos, va a ser muy especial.

 

"LA ORQUESTRA SIMFÓNICA CAMERA MUSICAE ESTÁ EN UN MOMENTO MUY DULCE"

 

¿Cómo estructura usted las temporadas, a grandes rasgos?

En cuanto a los artistas, intentamos traer nombres de prestigio internacional conocidos por el público, que es a quienes quiere ver el público. Al mismo tiempo, intento hacer un poco de descubrimiento con artistas jóvenes que son muy maduros en realidad, con mucho talento y al que hay que darles una oportunidad. Creo que esta orquesta es un buen marco para ello. Por ejemplo, Seong-Jin Cho debutó con nosotros en España el pasado mes de junio. Después ha ido a Budapest, a la Berliner, Londres... es muy satisfactorio que haya debutado aquí con nosotros. En la misma línea hemos hecho debutar a artistas locales y contamos con españoles cosagrados como la propia Judith Jáuregui o Leticia Moreno, con las que nos gusta mucho trabajar.

Luego, obviamente, el eje de la programación son las obras. Normalmente siempre hay una propuesta de mi parte hacia los solistas. Por ejemplo: Mark Padmore; nos gustaría que hicieras con nosotros la Serenata para tenor, trompa y orquesta de Britten. Aceptó. Gábor Takács-Nagy; nos gustaría que dirigieras la Sexta sinfonía de Beethoven. Aceptó. Alexei Volodin; nos gustaría hacer el Segundo de Brahms contigo. Aceptó... es decir, que gran parte de la programación es una propuesta de la orquesta.

Tampoco es que les propongan cosas muy descabelladas...

¡Claro! Es que si traemos a Mark Padmore, es para que venga con algo que esté en su salsa y primero de todo nosotros nos quedemos con la boca abierta. Y por nosotros quiero decir los músicos. Para que el público se emocione, ¡primero tiene que emocionarse la orquesta! Este es un tercer eje de programación que quería comentarle: yo programo mucho teniendo muy en cuenta al público, pero también a los músicos. Es decir, ¿cómo articulo las sinfonías de Dvorák, Brahms o Shostakovich? Escojo un camino ascendente en dificultad para que todo llegue de forma orgánica. Es ahora cuando vamos a dirigir la Quinta sinfonía de Shostakovich, por ejemplo. En los primeros años de vida de la orquesta no me lo planteé, pero ahora que tenemos 14 años de recorrido, creo que es el momento en que podemos abordarla con total garantía técnica, artística y emocional.

 

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A menudo se habla de la evolución de las carreras de los artistas solistas, pero no de la carrera de las orquestas... ¿Cómo ha evolucionado la orquesta y qué momento vive ahora mismo?

Ahora está en un momento muy dulce, a punto de cumplir su decimoquinto aniversario. Nuestro sonido es nuestra bandera. El balance, el fraseo, la calidad del sonido. Como una orquesta con 80-85 profesores, podemos hacer el mejor de los pianísimos o el forte más redondo y ancho posible. Durante todos estos años es en lo que me he centrado: en tener un sonido propio. Es el sonido creado entre todos los que formamos la orquesta. Claro está que cuenta con mi sonido propio como director, pero es la suma de las ochenta personalidades propias que le dan vida. El tocar por tocar no me interesa, me interesa el hecho artístico. Estoy muy satisfecho de los resultados y, por qué no decirlo, orgulloso de la orquesta. Comenzamos como orquesta de cámara, con veintidós músicos: 6-6-4-4-2. La formación se ha ido convirtiendo en sinfónica, un poco por petición del público y un poco porque hay una generación de músicos muy buena con los que hay que contar. Nuestra orquesta es de 100% músicos españoles. Que han estudiado en nuestros conservatorios y marchan a Europa a terminar sus estudios. De pronto aparece nuestra orquesta, que es un lugar con el que pueden volver a casa. Para formar parte de nuestra formación han de tocar en el 80% de nuestros conciertos, con lo que la estabilidad puede ser mayor que en determinadas orquestas públicas. De lo contrario seríamos una orquesta de bolo y eso sí que no nos interesa.

¿Cuáles son los mayores retos para una formación como la suya?

Yo diría que el reto principal es que en cada ensayo, en cada concierto, en cada programa, seamos mejores. El paso a paso. Cuando llegas a cierto nivel, hay que seguir buscando los pequeños detalles en los que mejorar, los pasos van siendo más pequeños, pero te siguen haciendo crecer. Al mismo tiempo el mantener la ilusión, que ese brillo en los ojos de los músicos no decaiga y que pueda verse hasta su jubilación, como aquel que dice. Y ojalá no nos jubilemos nunca, porque seremos músicos siempre.

 

"EL TOCAR POR TOCAR NO ME INTERESA. ME INTERESA EL HECHO ARTÍSTICO"

 

Lo cierto es que por los años que llevan, la calidad ascendente, la programación, los artistas... la Camera Musicae parece un oasis en nuestro país.

Es que para hacer música de cualquier forma, que no cuenten conmigo. No me interesa. Lo difícil es mantener ese oasis que usted comenta. Es muy difícil, pero ahí estamos. Mis referencias son la Mahler Chamber Orchestra, la Chamber Orchestra of Europe o la Mozart Orchestra; ese tipo de proyectos privados, pero sin entender el término "privado" como algo negativo, sino como la capacidad de poder decidir tu propio destino. Como director artístico y titular de la orquesta yo no quiero tocar todas las semanas. A mí lo que me interesa es que mis músicos se sientan realizados, que tengan su espacio para realizar otras actividades que les completen: para tocar como solistas, como músicos de cámara o para dar clases como profesores de enseñanzas superiores. Si tocáramos todas las semanas sería una doblegación muy grande para los músicos que quieren volar, además de perder frescura.

De hecho, el que toquen al mismo tiempo en formaciones de cámara nutrirá el sonido de la formación.

Es que eso enriquece al grupo. Todas las experiencias individuales hacen mejor a la orquesta. Obviamente luego tienen que dejar sus individualidades para potenciar al grupo, para sumar como uno solo, pero cuanto más formados estén todos en música de cámara, por ejemplo, mejor sonaremos como orquesta. De hecho, yo se lo comento muchas veces: nosotros somos una orquesta de cámara grande.

¿Ese sonido del que habla es lo que hace única a la Camera Musicae? 

Con este sonido no hay otra, pero es que cada orquesta tiene su propio sonido. Desde luego, lo que hace única a la Orquestra Simfònica Camera Musicae, es el directo. La emoción, la vida, la vibración que se crea y cómo se transmite al público, es algo que no puede sentirse igual en otras formaciones. Yo antes, cuando la orquesta no era tan grande, trataba de dirigir siempre sin tarima, para que me llegase la vibración de los músicos a través de los pies. Ahora, al haber crecido, necesito una tarima, pero cuando esta es de madera, sigo sintiendo la vibración de los músicos y eso es algo increíble.

 

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Fotos: Michal Novak.