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Víkingur Ólafsson: "En la música hay que tratar de conectar con todo el mundo, no sólo con unos pocos"

Los nuevos tiempos y la dramática situación sobrevenida por la pandemia del coronavirus Covid-19 provocan que esta entrevista tenga lugar a través de una de las nuevas aplicaciones de videollamada, entre España e Islandia. Allí reside Víkingur Ólafsson, uno de los pianistas más prometedores del momento, quien ya sorprendió con sus discos dedicado a Bach y Glass y quien ahora vuelve a poner sus tablas sobre la mesa con un nuevo álbum, dedicado a Rameau y Debussy. Una ocasión perfecta para conversar con él.

¡Saludos desde Barcelona, Víkingur! Aquí en un día lluvioso. ¿Qué tal por Reikiavik? 

Yo estoy aquí en mi casa, le enseño las vistas desde mi ventana (la cámara enfoca las vistas desde su ventana en su recién estrenada casa en la capital de Islandia. Se ve una arboleda desnuda y un campo marrón al fondo, bajo un cielo nublado gris). ¡Pronto será todo verde!

Víkingur, le recuerdo muy bien porque tuve la suerte de poder ver su debut en España. Fue en el Palau de la Música Catalana, en enero de 2019, con un programa todo Glass, sold out y un ambiente inolvidable. ¿Qué recuerda de ese debut?

¡Recuerdo una comida muy buena después del concierto! (Risas). Era mi segunda visita en Barcelona, había estado anteriormente como turista y creo que es una de las ciudades más hermosas del mundo. Mi padre es arquitecto, así que he podido disfrutar de bellas ciudades, como esta, en muchos lugares. Recuerdo que fue un viaje corto, pero muy agradable. Pude encontrarme con amigos y comí un marisco fantástico después del recital. Mi mujer estaba en Islandia, con un embarazo muy avanzado, aunque el bebé nació en abril finalmente. Recuerdo la pequeña sala del Palau (Olafsson debutó en la sala del Petit Palau), bonita y agradable. Mi próxima visita será en la Sala Grande.

Ciertamente, si la nueva normalidad lo permite, volverá a Barcelona con un hermoso programa Rameau y los Cuadros de una exposición.

La verdad es que tengo muchas ganas, pues creo que la Sala grande del Palau de la Música Catalana es una de las más increíbles del mundo. La sala pequeña está bien y además la acústica es buena, toqué con un muy buen piano, pero claro, uno quiere tocar en la sala grande, ¡qué es mucho más bonita y espectacular!

En aquel recital, un monográfico dedicado a Philip Glass, explicó a la audiencia, entre piezas y micro en mano, sus sensaciones y las claves de las obras. ¿Es algo que le gusta hacer en tus recitales normalmente? ¿O fue para acercar mejor al público la obra de Glass?

Me gusta hacerlo especialmente con la música de Glass, ya que no es para todos tan conocida como el gran repertorio de piano, no es una música que suene familiar. Además creo que ayuda explicar que no son meras repeticiones de estructuras musicales, el llamado minimalismo, sino que es una nueva manera de ver un objeto desde diferentes puntos de vista, como expliqué ese día. De hecho, toda mi filosofía para mi proyecto Glass (Ólafsson le dedicó todo un CD monográfico al compositor editado por DG en 2017), esta basado en esa idea. A veces también hablo en un programa monográfico de Bach; no siempre, pero creo que en este caso era buena idea interactuar desde dentro. Además conozco bien a Glass, personalmente, o sea que creo que a veces está bien hacerlo. De todas maneras, sólo hablo si lo siento en ese momento y no siempre es así, ha de salir de manera natural, de la misma manera que siento la música me gusta hablar de ella.

Ahora que lo menciona, ese día recuerdo que el público era diferente al usual en el Palau. Gente más joven y más heterogénea, ¿cree que la música de Glass llega a un público más amplio o diferente al que nos parece más “típico” de las salas de concierto? 

Sí, creo que puede ser por dos razones: primero, por la música de Glass en sí misma, y también que como músico suelo tener una audiencia más joven de la media de otros instrumentistas. No sé bien la razón, pero es así y me lo preguntan mucho. En mis conciertos no es que haya adolescentes, pero sí se puede ver una media mayor de personas en torno a los veinte, treinta y cuarenta, por debajo de la llamada clase de la cincuentena.

Entiendo que le gusta tener ese público.

Por supuesto, pero me gusta todo el tipo de público: mayores, niños, creo que lo interesante es llegar a todo el espectro de edad de la audiencia. En la música, hay que tratar de conectar con todo el mundo y no se trata solo de llegar a unos cuantos.

 

"Un pianista que sea puro instinto y libertad no resulta interesante"

 

Puede ser que la manera de transmitir sus lecturas, con un uso muy instintivo, si me permite la valoración, hace que su interpretación llegue de una manera muy fresca y empática. ¿Podría ser ese su sello personal?

Puede ser, para mí es un equilibrio-tensión entre disciplina y libertad, entre el estudio y la práctica y en pensar mucho en la música. Cuando estoy en el escenario, si tengo la música bien estudiada, pensada y analizada, entonces es cuando realmente me siento libre para interpretarla y eso es lo que yo quiero. En el escenario uno tiene que tener su instinto, eso seguro, pero cuando uno estudia la música en casa hay mucho de cerebral, también instinto, pero es diferente. Cuando uno escucha a un pianista que es puro instinto y libertad, no resulta interesante, igual que tampoco lo es uno que suene cuadrado y meticuloso, uno ha de tener ambas cualidades. Eso pasa con Bach de hecho, hay mucha fantasía, pero también mucha arquitectura.

Es curioso porque sus cedés más celebrados por crítica y público han sido los de Bach y Glass, dos compositores que tienen una especial relación de la música como arquitectura sonora. Sus inicios discográficos fueron con Brahms, Beethoven (2009), luego vino Chopin (2011) y una vez firmaste exclusividad con DG, vinieron los monográficos sobre Glass (2017), Bach (2018) hasta llegar a su actual último trabajo con Rameau-Debussy (2020). ¿Cómo ha sido este arco y esta elección de la música para sus trabajos discográficos? ¿Cúanto hay de libre elección y de propuestas de la discográfica?

Cuando firmé para DG, no estaba previsto grabar un CD con música de Glass. De hecho, estaba planeado grabar las Variaciones Goldberg de Bach. Las había tocado no hacía mucho en Berlín, en esa época y fue cuando DG me propuso el contrato, pero entonces conocí a Philip Glass, quien estaba a punto de cumplir los ochenta años por la misma época en la que saldría mi primer trabajo para el sello. Así surgió la idea de hacer algo más inusual e inesperado, no grabar unas Goldberg o unas últimas sonatas de Beethoven como suele ser lo habitual en muchos casos. Pudo haber sido una idea arriesgada, pero fue maravilloso ofrecer una música tan distinta, fuera de Chopin o el Beethoven que todos esperan y graban. Fue una idea acertada y la mejor elección, estoy muy contento con el resultado, se vendieron todas las copias y tuvimos muy buenas críticas.

Entonces, desde la discográfica quisieron hacer otro CD de Glass, o de otro compositor estadounidense, y tuve que luchar mucho por otro autor, para que no me encasillaran en ese repertorio y se dijera que solo sabía tocar ese repertorio. Así que dije Bach o nada... ¡y grabé Bach! Es un compositor al que me siento fuertemente ligado. No quise grabar las Goldberg, sino un programa totalmente diferente, porque en realidad todo el mundo graba las Variaciones Goldberg. Existen demasiadas versiones y muchas son bastante malas, hay que decirlo, con muy pocas excepciones, como todas las grabaciones que hay del Tercero de Rachmaninov, o de la Sonata número siete de Prokofiev, así que quise hacer algo completamente diferente con Bach. Así surgió la idea del álbum de miniaturas de Bach. Entonces ocurrió algo similar, y quisieron que volviera a grabar un segundo cedé de Bach y fue cuando propuse el tándem Rameau-Debussy.

Una preciosa elección y bastante novedosa a nivel discográfico

Escogí a estos dos compositores porque de alguna manera conectaban con mis trabajos anteriores. Rameau como contemporáneo de Bach, pero a la vez tan diferente y tan francés, y Debussy otro grande de la música francesa, que interactúa con la música de Glass, quien estudió en París con la gran Nadia Boulanger y donde se sumergió en la cultura y tradición de la música gala. Así, la interacción entre Bach-Rameau-Glass-Debussy tiene todo el sentido. Me gusta crear un cuadro diferente con cada álbum, así que después de este Rameau-Debussy no habrá un Couperain-Ravel, querré hacer algo completamente diferente, aunque no puedo decir nada todavía. 

Centrándonos ya en su último trabajo, quería comentarle que una de mis piezas favoritas del cedé es The Arts and the Hours de la ópera Les Boréades de Rameau, además en una maravillosa transcripción suya a piano. Rameau fue un gran operista, al igual que Debussy un compositor muy especial y particular en su escritura para la voz. Bach también fue un gran compositor vocal. ¿Qué tiene de especial esta simbiosis de compositores vocales con su vertiente pianística? ¿Hay conexión?

Desde luego, especialmente con Debussy y Rameau, no tanto con Bach aunque algo haya, pero sí mucho con Rameau y Debussy. Las piezas que seleccioné para este último trabajo son muy teatrales, muy operísticas y con esos títulos que ya te explican casi la mitad de la historia: Le Rappel des oiseaux (el diálogo de los pájaros) de Rameau, La damoiselle élue (La damisela elegida) o Nieve que baila de los Children’s Corner de Debussy, son poemas visuales, tienen una narrativa muy icónica, como pinturas sonoras. Cuando toco estas piezas me siento como un director de teatro. Tienen un carácter muy marcado, Los salvajes de Rameau y ese ritmo fantástico del tambourin que no deja de ser una folksong francesa que proviene de la época medieval, así que sí, siento ese fuerte carácter teatral en esta música. En Bach, en algunas obras ciertamente, pero mucho menos y en Glass desde luego nada porque él lo que construye son espacios sonoros, no tanto teatro como si las escenas donde el teatro ocurre, donde ocurre la acción.

 

 

Usted siempre habla de la sensación sinestésica que tiene cuando toca. ¿Sólo ve imágenes, o también sabores, olores...?

Es una sensación de ver colores, no veo imágenes. Si me preguntas por la tonalidad de mi menor, es verde; re mayor es marrón, la mayor es azul o sol mayor es rojo, etc. Cuando toco en esas tonalidades tengo una fuerte sensación del color. No es que cuando toco en sol mayor tenga un filtro rojo delante de mis ojos, es más bien una profunda conexión con la naturaleza del sonido, es muy extraño, No se explicarlo de una manera mejor. Para mí es algo natural. Hasta los siete años pensaba que era lo normal y que todo el mundo veía esos colores con la música, pero descubrí que no. Y cuando he encontrado a alguien con las mismas relaciones sinestésicas, los colores eran distintos, su do mayor no era blanco, sino amarillo... ¡Lo que para mí era una locura, porque es como llamar a un gato, perro! ¡No sé, es algo muy curioso!

¿Qué opina de los dos compositores sinestésicos más conocidos: Skriabin y Messiaen? 

Me gustan. He tocado piezas del Catálogo de pájaros de Messiaen y alguna de la visiones de Jesús, pero ya no las toco actualmente. De hecho, prefiero el sonido de los pájaros natural, el original de la naturaleza. Para mí, Messiaen es un grande, pero a veces es demasiado azucarado. Sé que algunos me matarán por decir esto, pero es lo que siento. Skriabin me gusta mucho, pero creo que es un compositor para el que necesitas estar en sintonía con sus obras según el momento, tiene piezas muy oscuras, te has de sentir bien para tocarlo. De ambos tocas unos  acordes y se les reconoce enseguida, lo que es fantástico y dice mucho de ellos frente a otros contemporáneos. 

¿Quizá los grabará algún días?

No a Messiaen, me gusta en vivo pero no para grabarlo, creo que es un compositor que se disfruta mucho mejor en vivo, no me gusta escuchar grabaciones de piano suyas. Skriabin si podría ser posible, junto con otros rusos. Veremos. 

Trabaja mucho con compositores actuales, ha tocado varias premieres de conciertos para piano y también toca mucho Barroco. Este nuevo disco vuelve a ser una unión del barroco con el siglo XX. ¿Qué relación encuentra entre la música barroca y la contemporánea? 

La música contemporánea puede ser muchas cosas, es muy variada. La que a mí me gusta suele ser muy interesante de estructuras, como una arquitectura musical y en ese sentido tiene mucha relación con la música barroca. La libertad, las transiciones, los ritmos tan intrínsecos a estos periodos también los unen, así como esa capacidad de improvisación a lo jam session. Cuando trabajo con compositores como John Adams, Tomas Adès u otros grandes compositores y vuelvo al barroco, me siento muy libre. Los grandes compositores contemporáneos siempre están muy abiertos a experimentar con la música cuando trabajas con ellos sus obras. No creen en un solo camino interpretativo. Así que cuando trabajas con compositores vivos y vuelves a los muertos, estos vuelven a revivir de manera más vívida.

En el artículo incluido en su nuevo álbum de Rameau-Debussy, usted habla de la unión de dos compositores tan aparentemente distantes pero a la vez tan majestuosos y de una misma tradición histórica. Rameau es un compositor muy poco grabado en piano, además de ser un compositor que fuera de Francia se interpreta muy poco, a pesar de su inestimable calidad. ¿A que cree se debe eso? De hecho, aquí en España todavía no se ha estrenado nunca una ópera suya escenificada, en ningún gran teatro del país.

Ahora hay un revival de la música de Rameau en Reino Unido; por supuesto también en Francia, pero sí choca mucho ver lo poco que se interpreta debido a su asombrosa calidad. Lo que dice de sus óperas en España no lo sabía, es muy sorprendente porque sus óperas son obras maestras. Pero creo que esto esta cambiando por fin y es una de las intenciones que hay detrás de este nuevo trabajo, el de reivindicar su figura y que su música llegue a una audiencia mayor, es los que intentamos desde D.G. que la puedan escuchar millones de personas. Y creo firmemente que Rameau está en el panteón donde están Haendel u otros. A nivel de creación para el teclado diría que, incluso, está por encima de Scarlatti o Haendel. Su música es tan única, poética, rica e impredecible... nunca es una música como fórmula, es siempre poética. La estructura de su música es siempre un reto, siempre se pregunta cosas.

La historia de la música es muy curiosa en ese sentido, siempre están los campeones y luego los olvidados, esto ocurre más veces de lo que debería. En términos pianísticos por ejemplo, tenemos a la increíble Alicia de Larrocha, que por supuesto en España es conocida y en los círculos pianísticos también, pero a nivel internacional debería ser mucho más célebre ya que ella es una de la mejores pianistas de la historia sin ninguna duda. Mucho mejor que otros pianistas más conocidos que ella. La adoro. Para mi es algo obvio, así que la historia no siempre es justa con los artistas. Rameau merece conocerse más y ocupar el sitio que le toca, de eso no hay duda. 

 

"La música para teclado de Rameau es siempre poética, nunca una fórmula"

 

Ahora que ha mencionado con tanta admiración a Alicia de Larrocha, ¿está interesado en tocar el repertorio español? ¿Le interesa la música de Falla, Granados, Mompou? ¿Se ve grabando la Iberia de Albéniz, por ejemplo? 

Iberia es una obra maestra increíble, desde luego me encantaría grabarla y tocarla más, sin duda. Falla me encanta también, soy un enamorado de  su música vocal, me parece fantástica y de lo mejor. Granados también es muy interesante, me parece un poco más azucarado, pero también es muy bueno. ¡Y Albéniz... qué decir! Me encanta también la Musica callada de Mompou, que descubrí gracias a la grabación de Arcadi Volodos. La escuche en un concierto en Berlín hará unos siete años y me dejó totalmente enamorado, es una música preciosa. Tengo la partitura, o sea que algún día me animaré a tocarla.

Esperemos que el coronavirus pase y pueda volver la normalidad y que vuelva a España, quizá con un programa que incluya Monpou. De momento, si todo va bien, le esperamos la temporada que viene en el Palau. ¿Cómo lleva el confinamiento?

Bueno, me ha pillado con mi familia, en mi nueva casa, con mi hijo, y estoy aquí todavía de mudanza, pintando y dedicando mi tiempo a la familia. Aquí puedo trabajar también en mi nuevo álbum y también en el siguiente, que de momento es secreto, como el otro. Aprovecho para hacer mucho trabajo de búsqueda de repertorio y practicar mucho. Pero echo mucho menos los recitales, me encantan los conciertos...

¿Escucha mucha música en esta cuarentena? ¿Qué tipo de música?

Más que escuchar, toco mucho y muchas partituras. Últimamente estaba con los cuartetos de Mozart por ejemplo, tocados en piano. Es un ejercicio muy interesante poder tocar tanto y cosas tan diferentes. Los artistas no solemos tener tanto tiempo para tocar repertorios tan distintos y ahora aprovecho todo lo que puedo, es muy enriquecedor.

Por cierto, tiene cinco álbumes solistas grabados y de momento ningún concierto con orquesta. ¿Es mera coincidencia o es por alguna razón en especial?

No he encontrado la orquesta adecuada y el repertorio adecuado. 

¿En serio? ¡Pero seguro que le han hecho ofertas!

¡Sí, claro! Pero creo que el hecho de tocar un álbum solista y grabarlo en el estudio con la soledad del piano es mucho más difícil y más personal. Para un concierto con orquesta has de encontrar el director y la orquesta que case contigo, que tenga tu visión y eso es muy difícil. Esa sensación de rodearte de una gran orquesta y ver a algún músico que va mirando el reloj, para ver cuando acaba el ensayo… Es difícil encontrar ese espíritu colectivo, no es imposible, pero es difícil. Se tiene que encontrar ese feeling, hacer un tour previo de unos nueve o diez conciertos y luego grabarlo. Grabar un concierto para piano directamente en estudio es muy complicado y difícil de que salga bien, por supuesto habrá excepciones pero estoy seguro que son los menos. 

No hay planes entonces

No por el momento. También esta la libertad que me da crear nuevas composiciones sobre las piezas que selecciono muy cuidadosamente en los trabajos solistas. El tiempo que le dedico a la selección de las piezas, en Debussy-Rameau o en el de Bach, con piezas en transcripciones mías  por ejemplo. Como mencionónusted antes con la pieza de Rameau, en medio de la grabación del disco Rameau-Debussy, no es una simple coincidencia. Me imaginé como una ópera en dos actos, con el primer track de Debussy La damoiselle élue como obertura. The Arts and the Hours como inicio del segundo acto y el cierre del segundo acto y fin de la ópera con el Hommage a Rameau de Debussy al final. Esta especie de trabajo solista me estimula y para encontrar este elemento de creatividad con un álbum de concierto con orquesta me es más difícil, no es imposible, pero de momento me centro en mis trabajos solistas.

¿Le interesa componer?

La verdad es que compuse mucho en mi adolescencia y ahora no voy más allá de las transcripciones que incluyo en mis trabajos solistas. Desde luego ha habido grandes pianistas, como Rachmaninov ,que fueron grandes intérpretes a la vez. Yo no me considero tan talentoso y ahora mismo es una cuestión de falta de tiempo, pero en el futuro creo que me pondré con ello.

Foto: Ari Magg / Deutsche Grammophon.