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Núria Rial: "No me siento profeta en mi tierra"

Hablamos con la soprano Núria Rial, vía Zoom, desde su estudio en Peñíscola. La cantante catalana vuelve a vivir ahora en España mientras su carrera como gran dama de la música antigua y barroca sigue viento en popa. Su nueva grabación Venice's Fragance, junto al grupo Artemandoline y canciones venecianas con acompañamiento de mandolina, nos sirve de excelente excusa para charlar con ella.

Nuevo disco, en su ya extensa discografía. ¿Cómo surgió la idea de este trabajo de mandolina y canción de compositores venecianos del siglo XVII?

El grupo Artemandoline vino a buscarme después de un concierto, aunque no tenía el gusto de conocerles, y me dijeron que querían trabajar conmigo. Al principio me sonó algo extraño: obras para mandolina y voz, pensé. ¿Originales y sin arreglos?, no lo tenía muy claro. A mí siempre me gusta hacer un trabajo musicológico previo a los discos, pero cuando vi que había partituras originales de Haendel, Bononcini, Mozart y tantos otros, enseguida me pareció genial. Con ellos ya es el segundo disco que grabo después del titulado Sospiri d’amanti, editado por Sony-Deustche Harmonía Mundi.

La verdad es que es un disco precioso. ¿Cree que podremos ver este trabajo en España en un concierto?

Por no intentarlo no ha sido…pero no se ha podido materializar. Teníamos varios conciertos fuera de España, pero todo se está cancelando por el covid19. Espero, eso sí, estrenarlo más adelante.

Permita que le diga que para muchos usted es la gran dama de la música antigua actual, catalana y también española. Por experiencia, madurez artística y carrera. ¿Cúal es el secreto de Núria Rial, la soprano española que más graba, con más de treinta discos en su haber?

Más complicado de lo que podría parecer, pues no hay dinero, es muy difícil y sacar adelante un disco es mucho trabajo. Grabas muchas horas, hay mucha labor previa. Desde luego de los discos uno no vive, casi se podría decir que no se gana un céntimo. Por otra parte, los hago con mucha ilusión. Ilusión que todavía no he perdido y que me permite además dar a conocer mi trabajo, presentar obras diferentes y singulares. Los discos son una manera también de invertir en tu propia carrera.

Además ha grabado y graba mucho repertorio poco usual o conocido. Este trabajo de Venice’s Fragance con el grupo Artemandoline es un claro ejemplo.

Bueno, he tenido mucha suerte, cuando entré como artista en exclusiva de Sony Classical el mercado discográfico no estaba tan mal como lo está ahora. Yo siempre tengo ideas de repertorio y hago propuestas, pero Sony sólo me acepta un mínimo de las que les presento. Además, con los músicos prácticamente no ganamos nada, es casi un trabajo por amor al arte. Un trabajo, eso sí, que llama al trabajo y nos ofrece la posibilidad de llenar nuestras agendas de futuro. Es un sacrificio, pero es la manera de seguir también en el candelero musical.

¿Lleva la cuenta exacta de cuantos discos de solista, de ópera y de oratorio tienes grabados?

Pues la verdad es que no los cuento, pero he de decir que incluso hay alguno por ahí a la venta que están sin mi permiso ni mi consentimiento…

¿Cómo es eso?

Algún día tendré que hacer algo con ello, son grabaciones de sello de la Radio Austríaca (ORF) que salieron sin saber yo ni ninguno de los músicos que iba a salir editado como CD comercial.

¡Increíble!

Pues sí, la verdad es que este mundo es a veces también como una jungla y cada uno sale como puede. Además son grabaciones mal hechas, sin la menor preocupación por la colocación correcta del micro para un concierto en vivo, con errores en la edición, ¡un desastre! Y son con el grupo La Risonanza y Fabio Bonizzoni, una grabación con cantatas de Haendel con el titulo de Roma, llano 1707 y otro con la obra Armida Abbandonata y arias de las óperas Giulio Cesare, Alcina y Agrippina, con L’Orfeo Barockorchester y la dirección de Michi Gaigg. Por increíble que parezca, de esos dos discos ningún artista sabía nada, ni ha cobrado un céntimo.

¿Qué próximos cedés están previstos en el futuro?

Si no me equivoco y todo va bien, para el 4 de octubre está previsto mi último trabajo de dúos de Haendel con el fantástico tenor sevillano, Juan Sancho. Un programa que hicimos y presentamos precisamente el año pasado en el Festival Castell de Peralada. También saldrá otro disco, este bajo el sello Coviello Classics, con el guitarrista Edin Karamazov, con canciones de Granados, las Siete canciones populares de Falla, y las Canciones sefardíes de Lorenzo Palomo. También está prevista mi participación en la grabación discográfica completa de la obra de Robert Gerhard. Otro proyecto será con el pianista Rubén Fernández Aguirre y música de Montsalvatge.

¿Tiene algún disco favorito entre tantos?

Uno que me gusta mucho es el Stabat Mater de Pergolesi, que grabé embarazada de mi hijo. ¡De hecho fue el último que grabé antes de dar a luz! Fue una grabación muy bonita junto a Carlos Mena, con el Ricercar Consort y la dirección de Philippe Pierlot ,editado por el sello Mirare, en 2005.

Y ya puestos…con todo lo grabado, aprovechemos carta blanca. Si le ofrecieran la posibilidad de grabar un nuevo CD con el contenido que usted quisiera y que nunca ha podido grabar…¿Qué elegiría Núria Rial?

Pues una grabación de Lied. Es que parece que solo puedo grabar repertorio poco conocido o grabado y el gran repertorio de Lied: Strauss, Wolf... o canción francesa, ¡me encantan! De hecho, grabé en Youtube À Chloris de Reynaldo Hahn durante el confinamiento, acompañándome a mí misma al piano. Fue una pequeña locura, pues el piano estaba algo desafinado, el video muy casero…pero ha sido también como mi pequeño granito de arena en estos tiempos de confinamiento, cuando los artistas han querido regalar su arte en la red.

 

 

Centrémonos en la ópera, un género con el que prácticamente comenzó en Barcelona, fue Carolina de Il Matrimonio segreto de Cimarosa en el Teatro Principal en 1998, pero es un género que ha abordado poco. ¿Se ve de nuevo en él? Se atrevería con papeles como, por poner un ejemplo, ¿una Mélisande?

Pues depende de la orquesta, del director, del cast y del teatro. Canté Yniol de Pelléas et Mélisande en Basel una vez y pensé entonces en el rol de Mélisande, que podría hacerlo, ¿por qué no?. Todo depende de muchos factores. Ahora cantaré la Cuarta de Mahler con Iván Fischer al podio, un director que me da mucha seguridad y con el que me encuentro siempre muy cómoda. Para mi Fischer es una garantía, sé que con él la orquesta no me ahogará, con él he hecho más de una ópera.

De hecho, con él cantó Pamina de Die Zauberflöte, un papel que parece clave en su carrera operística, y el rol con el que, por fin, ¡debutará en el Liceu!

Pues sí y será con una nueva producción firmada por Àlex Ollé, con Javier Camarena de Tamino y la batuta de Gustavo Dudamel.

¡Todo un reto! ¿Qué tiene el papel de Pamina que parece ser el que más ha cantado encima de una escenario?

Bueno, también se da la circunstancia que los teatros se atreven más a ofrecerte un papel que ya has cantando, pero creo que también podría hacer otros papeles. Debutar aquí en Barcelona y con todos esos grandes nombres en el cast es increíble; cuando lo pienso me da hasta vértigo. Ahora estoy en un momento vocal maduro, en el que me siento más cómoda y segura. Conozco mis límites y sé administrarme sin llegar cansada al concierto. Con la juventud y el ímpetu antes llegaba más cansada y ahora lo controlo mucho mejor y, sobre todo, sé administrar mis recursos.

¿Qué consejo le daría a los cantantes jóvenes en este aspecto?

He de decir que yo también escuchaba los consejos de los maestros en mi juventud, pero luego pensaba: bueno, yo sí puedo. En realidad es mejor ir poco a poco, ir probando con serenidad y sobre todo, en los ensayos no necesariamente siempre cantar con toda la voz, sino con más cabeza y menos chicha. No poner siempre toda la carne en el asador. Y por supuesto ir mejorando técnicamente siempre, la base técnica es fundamental. Hay que confiar mucho en uno mismo y creer en tus posibilidades. Salir al extranjero a mí me ayudó mucho, fuera hay menos prejuicios.

Ahora por fin Núria Rial ya dará clases, cosa que no había hecho todavía.

Pues sí, tengo muchas ganas. Me apetece mucho y ha surgido la posibilidad de hacerlo en un futuro próximo, en Madrid. Algunos compañeros cantantes me dicen que no lo haga, que gastaré demasiada energía y obtienes pocas recompensas. Yo creo que traducir en palabras mi manera de cantar a las jóvenes generaciones también me dará a cambio mucha enseñanza para mí misma, y la verdad, será por la edad, pero una ya tiene ganas de compartir lo aprendido. Así que cuando me llamaron para participar en este proyecto enseguida dije que sí. Me hace mucha ilusión.

¿Se siente ahora Núria Rial, después de los años de carrera vividos, profeta en su tierra?

(Piensa). Pues la verdad es que no. He cantado muchísimo en el extranjero, también es verdad que viví muchos años en Basilea y luego en Alemania. Es ahora que empiezo a cantar más en España. Ahora por ejemplo estoy nominada a mejor cantante del año 2020 por los premios Opus Klassik de Alemania, una especie de Óscar de la clásica germánica, por los discos Mother y Muera Cupido. Allí siempre he tenido un status que aquí, como artista, no tenía. Es todo un gran contraste: ahora que canto más aquí, lo hago menos allí. Son circuitos y caracteres diferentes. Allí en Alemania el idioma es muy importante, aunque suene lógico, se ha de dominar lo mejor posible, perfectamente de hecho, pero también el inglés. Has de poder ir a Italia y hablar en italiano con el director, de manera natural, A mí eso me ayudó muchísimo, con quince años ya comencé con el alemán y el italiano y eso ha sido una herramienta clave en mi carrera.

Ha podido trabajar con los grandes nombres de la música antigua y barroca ¿Hay alguno que le haya impactado más?

Bueno, todavía hay grandes nombres con los que no he podido trabajar y también algunos que ya no están con los que me hubiera gustado, como Helmut Rilling, que hacía mucho Bach, o con Nikolaus Harnoncourt. De los actuales no he coincidido tampoco con Tom Koopman. Yo he hecho mi camino, muchas veces también he trabajado sin director. Incluso he hecho mis pinitos con la dirección musical, con leves indicaciones de dirección en esos casos, en orquestas con concertino, durante los ensayos marcando cositas y luego levemente durante el concierto.

¿Es que podríamos visualizar a Núria Rial como directora musical?

Pues es un mundo que me merece mucho respeto, pero tampoco lo descarto de cara a un futuro lejano. Desde luego estudiaría mucho antes de dar ese paso. Yo sin una formación previa nunca lo haría, pero interesarme, me interesa y ¡nunca se sabe!

También ha trabajado con Teodor Currentzis, uno de los directores más codiciados de la actualidad. ¿Qué nos puede decir de él? ¿Cómo fue la experiencia?

¡Currentzis es increíble, hace magia! Ojalá pueda volver a trabajar con él. Teodor coge una orquesta y la transforma. Con los cantantes puede ser extremadamente insistente y exhaustivo, no cede hasta que uno cante como él quiere, pero el resultado luego es maravilloso. Yo he podido hacer con él el Stabat Mater de Pergolesi y Dido y Eneas de Purcell. Me llamó para grabar Le nozze di Fígaro, pero no pude hacerlo por cuestiones de agenda. Una pena. Desde fuera puede parecer que es muy extravagante, pero cuando lo conoces es una personalidad interesantísima. Busca el contacto humano con el músico más allá del mero profesional. Es un músico muy sincero y muy exigente, no para hasta que uno hace lo que él quiere y tiene en mente. Con él se ensaya hasta que hay resultado. Es toda una personalidad y con él aprendí muchísimo.

¿Cómo ves el talento español y el nivel de los músicos españoles ahora?

Hay un gran nivel, los músicos españoles cada vez trabajan más fuera y se nos valora mucho la energía y espontaneidad. Hay un gran nivel técnico al mejor nivel europeo. La lástima es que aquí no existen las ayudas que sí se ofrecen en Francia o Alemania. En ese aspecto España no mejora.

Para terminar, con este parón producido por la crisis del covid19, ¿qué reflexión personal ha sacado fruto de esta pausa obligada?

Pues que amo la música más que nunca, que todo es muy efímero y que estamos demasiado estresados en la vida. Yo me volví a encontrar con el piano como instrumento, a tocarlo, a compartir música en las redes con los demás. La relación con la música se ha vuelto mucho más sincera; es la música y yo, sin intereses comerciales. Ya tengo pensado en colgar más vídeos si vuelve a haber confinamiento, por el simple hecho y placer de compartir la música. Espero ayudar a alguien de esa manera.

Foto: Mercè Rial.