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La reina del bel canto

Obituario. Tres tenores, Albelo, Bros y Kunde, rinden homenaje a Edita Gruberova 

Celso Albelo. Ella era Gruberova, una semidiosa, la gran diva y pronto entendí el porqué, cuando entonó las primeras notas: cuánta verdad aunaba todo su canto, su manera de decir, su manera de hacerte sentir, de entender la palabra cantada. Una artista total, diferente y fuera del establishment tan aburrido y requerido en nuestros tiempos.

Tuve la gran suerte y el honor de poder cantar con ella las reinas de Donizetti en varias ocasiones. La primera de ellas con Roberto Devereux en la Ópera Estatal de Viena. Sus consejos, su apoyo, ese encanto personal para con los compañeros: “Bella voce…” fueron sus primeras palabras, acompañadas de una pequeña pausa… "pure sa fare…”, mientras me brindaba aquella luminosa sonrisa que jamás podremos olvidar.

Muchos conocian su excelsa trayectoria como artista, pero me llevo como ejemplo su enorme calidad humana. Gracias Edita por toda tu universalidad, que te hace eterna.

 

José BrosConocí a Edita Gruberova en octubre de 1992, durante los ensayos de Anna Bolenaópera que ella iba a debutar en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona y en la que yo participaba como cover. Fueron unos días de autentico disfrute por mi parte, al poder asistir como oyente a los ensayos de tan maravillosa soprano y deleitarme del control absoluto que tenía de su instrumento.

Poco podía yo imaginar que, unos días más tarde, el 9 de noviembre, estaría debutando junto a ella en mi querido Liceu, de manera inesperada ante la cancelación del tenor titular. Recuerdo que, por aquel entonces, las funciones iniciaban a las 21:00 y que unos minutos antes del comienzo, Edita pasó por mi camerino y me dijo “Me he enterado que hoy cantas tú, estate tranquilo y disfruta, que todo irá bien”.

Desde aquella noche mágica en la que debutamos juntos Anna Bolena, todos sus consejos iban por esa línea y los momentos vividos en infinidad de conciertos, funciones y grabaciones que hemos compartido, son imborrables para mí. Serenidad, profesionalidad, descanso, estudio, luego más estudio era lo que imprimía a lo largo de su carrera.

Con ella aprendí la importancia de los días de descanso entre funciones, días (a veces hasta cuatro) que ella dedicaba al paseo y, como no podía ser de otra manera, al estudio constante de la obra que estaba interpretando en ese momento para intentar superarse a sí misma y volver al escenario con energía renovada.

Muchas fueron las óperas que debuté junto ella en el difícil arte del bel canto y otras en las que fui yo quien la acompañó con gran pasión en su debut en el rol. Anna Bolena, Roberto Devereux, Linda di Chamounix, Lucia di Lammermoor, Lucrezia Borgia, I puritani, La sonnambula, La straniera, La traviata... son títulos que pudimos disfrutar juntos en innumerables ocasiones.

Mi querida y admirada Edita, nos has dejado muy pronto y la tristeza es muy profunda. En tu último mensaje de whatsapp me decías al despedirte: “Bleib gesund” (mantente sano). Te doy las gracias por tu arte infinito, tu generosidad y tu confianza. Descansa en paz. Siempre en mi corazón.

 

Gregory Kunde. He tenido la suerte de haber podido trabajar junto a una de las mejores sopranos de mi generación. Edita Gruberova fue una profesional consumada, una colega maravillosa para mí y una mujer muy dulce. Su voz era angelical y su forma de usarla era única y reconocible.

Mi primer encuentro con ella fue hace muchos años, en 1986, cuando yo era Arturo para su Lucia en Chicago. Ella no me conocía, pero me recordó cuando nos volvimos a encontrar en 1999, en Niza, para mi única Fille du régiment en francés. Nos encontramos muchas veces después, cantando juntos I puritani y Anna Bolena. ¡Ella era tan querida por sus fans, admiradores y colegas! Y ella siempre fue tan generosa con ellos...

Recuerdo, en muchas ocasiones, haber estado durante al menos 30 minutos saliendo a saludar con ella ante los aplausos y aclamaciones de sus seguidores. Ella era capaz de saludarlos después uno por uno, con infinita paciencia, pero lo que más recordaré es la forma en que dio el cien por cien en cada actuación. Ella nunca dejaba nada en el camerino, lo dio todo por la música. Edita Gruberoa será profundamente añorada y recordada como una de las mejores artistas que jamás haya aparecido en un teatro de ópera.

Descansa en paz y que Dios te bendiga, querida Edita. 

 

Foto con José Bros: Javier del Real.
Foto con Gregory Kunde: © A. Bofill