falstaff purves aix en provence

La factoría Kosky

Aix-en-Provence. 06/07/2021. Patio del Arzobispo. Festival d’Aix en Provence. Verdi: Falstaff. Christopher Purves (Falstaff). Stéphane Degout (Ford). Juan Francisco Gatell (Fenton). Carmen Giannattasio (Alice). Daniela Barcellona (Mrs Quickly). Giulia Semenzato (Nanetta). Antoinette Dennefeld (Meg). Barrie Kosky, director de escena. Daniele Rustioni, director musical.

Barrie Kosky es sin duda uno de los directores de escena más cotizados y solicitados de la actualidad. Es el responsable artístico de la Komische Oper de Berlín (donde se pueden ver muchas de sus producciones) y además muchos teatros y festivales lo reclaman para nuevos proyectos, que luego giran por todo el mundo. Concretamente el Festival de Aix-en-Provence, que vuelve con gran impulso después del parón obligado del verano pasado, cuenta con dos nuevos trabajos suyos. En la segunda parte del Festival, que desarrolla su parte fundamental del 30 de junio al 25 de julio, se podrá ver una nueva producción de El gallo de oro de Rimski-Korsakov, y en la primera presenta Falstaff de Giuseppe Verdi, ambas con la dirección musical del maestro italiano Daniele Rustioni.

Para la segunda ópera cómica de la larga carrera de Verdi, y la última de sus composiciones para el escenario, Kosky vuelve a mostrar una de sus más grandes virtudes: la dirección de actores. Son muchos los méritos de esta producción en la que tras la aparente sencillez de los decorados ambientados en los 60s-70s del siglo pasado (y firmados, como los acertados figurines, por Katrin Lea Tag), se esconde un gran trabajo lleno de matices, de momentos cómicos y de guiños diversos que van desde las recetas que se oyen por megafonía en los cambios de escena, siempre con un timbre especialmente sensual, pasando por esa Inglaterra profunda de bebedores anónimos hasta llegar al mundo del rock.

El director australiano crea un Falstaff diferente a la figura habitual del gordo pícaro y pomposo que es manipulado y ridiculizado por las comadres de Windsor. El de Kosky (apoyado en las estupendas dotes actorales de su cantante protagonista, Christopher Purves) se ríe desde el primer momento de sí mismo, abandona esa ampulosidad y se muestra siempre socarrón y sarcástico con el mundo y, sobre todo, consigo mismo. Todos los personajes se impregnan de ese halo de humanidad, abandonando los arquetipos y entrando en un juego divertido y ejemplarizante en el que se ve incluido, en cierto momento, hasta el público. Llena de tics cómicos, a veces más trillados (el baile de los artistas al ritmo de la música) o menos (el juego de las pelucas de Ford y Falstaff), el resultado es la felicidad del público que admira el gran trabajo de los cantantes y la perfecta organización de elementos que en manos del malabarista Kosky consiguen no abrumar (aunque a punto están en el tercer acto, el más embarullado de todo el planteamiento escénico) y proporcionan un nuevo éxito a este maestro de la magia teatral.

Todo lo dicho no podría llevarse a cabo sin la compenetración que muestra Kosky con sus cantantes y con la colaboración también de la inspirada batuta de Daniele Rustioni. El maestro italiano aplica unos tempi vivaces pero medidos, sin que las escenas más tumultuosas se le desboquen. La maravillosa, inspirada, moderna y genial partitura de Verdi, nada fácil de interpretar sin caer en el histrionismo musical, es perfectamente comprendida por Rustioni, que crea silencios y momentos de suspense que contrastan con momentos trepidantes, como exige la escena, a la que estuvo atento en todo momento. En los atriles, la Orquesta de la Ópera de Lyon, que conoce perfectamente la escritura verdiana y que responde sin fisuras y con profesionalidad las órdenes del director.

La elección del bajo-barítono británico Christopher Purver es arriesgada. Seguramente muchos considerarán que no tiene la tesitura adecuada para el papel de Falstaff. Es verdad que resulta una vocalidad ligera para el personaje, pero él lo salva con una teatralidad excepcional que, a las órdenes de Barrie Kosky, resulta magistral. No aparecieron desajustes en la zona más grave y su bello timbre ennobleció la zona central. Y sobre todo, recalco, estuvo la intencionalidad, como en la famosa presentación con l’onore, ladri que nos avisó que su Falstaff no era al uso. Una diferente, pero magnífica interpretación.

También a gran altura, como siempre se espera de él, el Ford de Stépane Degout, uno de los barítonos más destacados del panorama internacional. Degout no sólo es un gran cantante sino que es un excelente actor y se le vio muy implicado en todo el trabajo dramático. Con su reconocible timbre y ese fiato espectacular tuvo momentos de gran lucimiento, aunque  destacó, con impecable estilo verdiano, en la famosa aria 'E sogno o realtà?'. Un buen trabajo como Alice Ford el de Carmen Giannattasio que estuvo a la altura de lo exigido. También fue muy correcto el trabajo del Coro de la Ópera de Lyon en la última escena.

¡Qué gran cantante y actriz es Daniela Barcellona, y cómo se conoce el papel de Mrs Quickly! Volvió a demostrarlo en esta representación, sobre todo en ese momento tan cómico y encantador que es 'Reverenza!'. Brava. A buen nivel también la Meg de Antoinette Dennefeld. Y sorprendió muy gratamente la Nanetta de Giulia Semenzato, una soprano de bellísimo timbre y que cantó a la perfección esa bellísima aria que es 'Sul fil d’un soffio etesio'. También estuvo a gran altura en los dúos de amor con Juan Francisco Gatell, su enamorado Fenton. El cantante argentino también defendió perfectamente otra de las arias más conocidas de la obra: 'Dal labbro il canto estasiato'. Buen plantel de comprimarios, destacando por su comicidad Rodolphe Briand como Bardolfo. 

Foto: Monika Ritterhaus.