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Consagraciones (II)

Berlín. 13/09/2021. Philharmonie. Obras de Igor Stravinski. Les Siècles. Rundfunkchor Berlin. Isabelle Faust, violín. François Xavier-Roth, dirección musical. 

En ocasión del 50 aniversario del fallecimiento de Igor Stravinski, el Musikfest Berlin ha preparado este año diversas citas de extraordinario interés, como el concierto que nos ocupa, un monográfico con tres de sus obras a cargo de Les Siècles y su fundador, el director François Xavier-Roth.

El concierto comenzó con una obra fascinante, el Canticum Sacrum ad honorem Sancti Marci nominis, un encargo de la propia ciudad de Venecia que el propio Stravinski dirigió en su estreno en 1956, en la basílica de San Marcos. Se trata de una suerte de cantata para orquesta, coro, tenor y barítono, donde Stravinski exhibe una brillante variedad de registros y estilos, en una insólita homogeneidad.

Esta suerte de aleación entre elementos a priori irreconcibliables, del neoclasicismo al lenguaje dodecafónico, es el mayor hallazgo de esta pieza. Y es que la obra tiene una extraordinaria valía, en términos históricos, puesto que se trata de la primera pieza en la que Stravinski se decidió a ensayar con las técnicas de composición del dodecafonismo. Un punto de inflexión, sin duda, dado que el compositor ruso había renegado siempre de los principios de esta corriente.

Originalmente, cuando Stravinski recibió el encargo de la Bienal de Venecia en 1954, el compositor concibió la idea de una Pasión según San Marcos, pero el plan original terminó reconducido a la idea final de una cantata de alabanza, con una estructura en cinco movimientos que simbolizan precisamente las cinco cúpulas de la basílica de San Marcos. Como dato anecdótico, el estreno de esta partitura en la propia basílica, en 1956, supuso el primer uso profano de este espacio desde tiempos inmemoriales.

Antes del descanso pudimos escuchar el Concierto para violín y orquesta de Igor Stravinski, una partitura relativamente poco interpretada, esta vez a cargo de la elegante y exquisita Isabell Faust, quien transitó por la partitura con una insultante sensación de desahogo y facilidad. Si bien contó con la partitura de la obra consigo en un atril, poco hay que reprochar a la violinista alemana, ante una ejecución descollante. 

Esta obra, estrenada precisamente en Berlín en 1931, tiene su origen en una propuesta del editor Willy Strecker, vinculado al sello Schott, quien pensó que Stravinski podría escribir un concierto para impulsar la trayectoria del joven violinista polaco-americano Samuel Dushkin.

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Sea como fuere, el plato fuerte de la velada era la Consagración de la primavera, la célebre partitura que catapultó a Stravinski a una extraña gloria entremezclada de críticas y cuestionamientos radicales. No era esta, ni mucho menos, la primera vez que Roth y los suyos se enfrentaban a esta célebre partitura. De hecho lo hicieron ya en 2013, en ocasión del centenario del estreno de esta partitura, llevando al disco su lectura, en una premiada versión ahora recién reeditada, por cierto, en una caja junto al resto de la música para ballet de Stravinsky.

Para dicha grabación Roth y los suyos contaron con una autorización en exclusiva por parte de la editorial Boosey & Hawkes, para interpretar la pieza en la misma versión que se había escuchado en el Théâtre des Champs-Élysées el 29 de mayo de 1913. Sin duda pocos recuerdan ya, dicho sea de paso, que el estreno de esta partitura corrió a cargo precisamente de un director francés, el célebre Pierre Monteux.

La versión de Roth es fascinante, poniendo en valor todo el elemento salvaje y primitivo que anida en esta partitura. El maestro francés entiende verdaderamente el caracter ritual y ceremonial de esta música. Y es que, como es bien sabido, la partitura ilustra el rapto y sacrificio pagano de una doncella al comienzo de la primavera. La joven baila hasta la muerte para alcanzar la benevolencia de los dioses.

Fundada en 2003, en el transcurso de casi dos décadas, Les Siècles se ha consagrado como una formación extraordinaria y sumamente singular, capaz de aprehender de un modo sumamente productivo los avances en la práctica historicista, sin caer en el excesos y abarcando un amplio repertorio, con igual fortuna. Empleando instrumentos de época en buena parte de sus apariaciones, el conjunto francés logró aquí sonoridades verdaderamente fascinantes, con instantes de absoluto virtusismo en las muchas progresiones rítmicas, verdaderamente acongojantes.

Roth brindó un despligue de nitidez y claridad en torno a la prodigiosa orquestación de Stravinski, en torno a una obra que sigue siendo vanguardista. Una Consagración brutal, bouleversant, como un puñetazo en la boca del estómago. Virtuosa y vertiginosa.

Fotos: © Phillippe Rebosz