OBC sept21 a 

Trilogía sinfónica

Barcelona. 17/09/21. L’Auditori. Inauguración de la temporada de la OBC. Obras de Vivancos, Elgar y Prokofiev. OBC. Dir. Mus.: Duncan Ward.

Estimulante inicio de la temporada 2021/22 de l´Auditori con el primer concierto de la OBC y un programa tripartito con música de los siglos XX y XXI. Estreno mundial de la obra U por encargo al compositor Bernat Vivancos (Barcelona, 1973), uno de los compositores residentes de la nueva temporada del Auditori, denominada “Amor i odio” como sello argumental de la estación.

Llamada U y pronunciada como “you” en inglés, la obra que no llega a los veinte minutos es una partitura que confronta la formación orquestal de la OBC en tres secciones, cada una afinada de manera distinta: la primera, un octavo más grave, otra en la afinación usual a 442 y una tercera, un octavo más aguda. La confrontación de estas tres secciones produjo un choque vibracional confuso buscado ex profeso por el compositor. La obra se distingue por una búsqueda de texturas sonoras que parecen emular ondas sónicas dentro de un océano sinfónico que simula crearse y destruirse a la vez.

Una utopía musical que sacó una atractiva prestación de la OBC con unas secciones de percusión y metales especialmente llamativas y con tintes sinestésicos. Vivancos que es profesor de orquestación y composición en el ESMUC de Barcelona, ha querido sumergirse en un estilo y creación musical lejos de su sello más conocido y atreverse a asumir riesgos, un atrevimiento de interesante resultado sinfónico. La dirección de joven Duncan Ward mostró una lectura minuciosa y analítica, muy atento al choque confrontaciones de las afinaciones, un trabajo sólido para un estreno mundial.

Cambio de tercio con un concierto de chelo de repertorio con la fuerza expresiva del compuesto por Edward Elgar. El Concierto para violonchelo en mi menor, Op. 85, estrenado en 1919, permanece en la memoria colectiva de muchos melómanos en la referencial grabación hecha por Jacqueline Dupré con la LSO y la dirección de Sir John Barbirolli. El hecho de que en esta versión en el Auditori, los dos protagonistas fueran dos británicos en plena ascendente carrera como son Duncan Ward (Kent, 1989) al podio y el cada vez más solicitado chelista Sheku Kanneh-Mason (Nottingham, 1999), sumó grados de expectativas para un concierto exigente y atractivo a partes iguales.

El explosivo inicio de la partitura pareció pillar algo desprevenidos al solista y al director pues sonó romo, falto de intención y con una proyección limitada por parte del chelo. Un inicio que marcó de alguna manera el primer movimiento pese a la mejora expresiva de Sheku, una de sus grandes armas interpretativas, con unas cuerdas y vientos de la OBC algo morosas y faltas de dinamismo. Las prestaciones mejoraron algo en el Lento-Allegro molto pero la ausencia de mordente en las intenciones desde el podio, descompensaron la implicación in crescendo emocional y expresiva del fraseo de Sheku. Más centrados en el Adagio, con un fraseo meloso desde el arco del chelo, la correcta labor de la orquesta cerró con el movimiento final una lectura solvente pero a la que le faltó lirismo en su conjunto. 

El chelista mostró la riqueza de colores y su virtuosismo expresivo y regaló un original bis en forma de adaptación de una melodía hebrea. Silbó y se acompañó con golpes en su chelo y pizzicatti del tema klezmer Mazltov Far Di Mekhutonim, en un alarde de atractiva distinción.

OBC sept21 b

El concierto se cerró con una selección de la obra Romeo y Julieta (1935) de Profofiev, hecha por el propio Duncan Ward. Aquí la orquesta mostró su mejor cara con un sonido pleno desde las cuerdas, con las secciones de maderas y vientos incisivas y melosas recreando con buena articulación las originales y exigentes dinámicas de la partitura de Prokofiev. Respondió con brillantez también la percusión, siempre tan determinante en las obras del compositor de Guerra y paz

La batuta de Ward se mostró aquí más implicada, con una lectura que buscó los contrates de rudeza y lirismo que laten con potencia en la obra. Es cierto que la selección de los tempi resultó algo peculiar en la icónica Montescos y Capuletos, pesante y falta del dinamismo casi de ballet que pide la pieza. En compensación Ward mostró mejor implicación y atención al lirismo en la sección Romeo y Julieta, con ese sello visual y cinematográfico que desprende la partitura y una sección de cuerdas y vientos de ensoñadora belleza. Subrayó la expresiva particella en La muerte de Tybald, y acabó con una orquesta bien conjuntada y de orgánico y atractivo sonido con La muerte de Julieta

Esperanzador inicio de temporada con una OBC que sigue a la búsqueda de su futuro nuevo director titular en relevo de Kazushi Ono, quien afronta su última temporada en Barcelona. ¿No debería haber sido él quien iniciara la temporada?

Foto: © L´Auditori / OBC