Konstantin Krimmel 

Un festival doctorado

Tuesta. 08/07/2023. Schubertiada de Valdegovía/Gaubea. Iglesia Nuestra Señora de la Asunción. Winterreise, de Franz Schubert. Konstantin Krimmel, barítono. Daniel Heide, piano.

Un festival dedicado a la música de Franz Schubert no alcanza su doctorado hasta que no afronta un ciclo como Winterreise; y no solo cuando lo afronta con dignidad sino que además lo presenta con enorme éxito de público. Y es que Winterreise es la cima del género del lied, lo que es decir que es una de las obras cumbres de Franz Schubert; y admitiendo estas dos premisas, este ciclo es una de las obras cumbres de la historia de la música clásica occidental.

No me cansaré de reivindicar este festival que nos permite disfrutar de esta obra principal en la pequeña y coqueta iglesia de Nuestra Señora de la Asunción en Tuesta, pueblo del municipio de Valdegovía. Más aun cuando la pareja que afronta esta obra es de una solidez artística que envidiaría cualquier festival musical europeo. Dicho de otra manera, en esta iglesia hemos podido escuchar un concierto que podría celebrarse en cualquier auditorio del centro de Europa, cuna del género que nos ocupa, sin que ello supusiera demérito alguno.

La iglesia estaba repleta y es de subrayar el comportamiento del público que, a priori, podría ser calificado de inexperto en esto de la música clásica y que, sin embargo, mantuvo un clamoroso silencio, símbolo de respeto tanto para con los artistas como para con el resto del público. En otros auditorios, donde acude público veterano y experto, que acude a todos los conciertos con su tos en la garganta, sus caramelos sin pelar en los bolsillos y el teléfono móvil sin apagar; hay que ir a un concierto como el que nos ocupa para comprobar que es posible encontrar seres humanos no tísicos, sin necesidad de caramelos urgentes y capaces de desconectarse de las redes sociales por una hora y media. Zorionak!!

Todo esto, casi idílico, no sería suficiente para justificar el concierto si no hubiéramos tenido la suerte de disfrutar de una pareja de artistas enorme. Konstantin Krimmel es joven pero, al mismo tiempo, ya tiene una larga relación con el lied. La pequeña bóveda que le recogía apenas podía contener su voz hermosa, firme y de color noble cuando Krimmel la desplegaba en ese desarrollo de los matices. Porque la voz sonaba ora suave, casi como un arrullo mientras se paladeaba el texto –que se podía seguir desde el público sin problemas- ora potente y rotunda cuando convenía subrayar el aspecto trágico del poema musicado. 

Daniel Heide le acompañó con enorme discreción y profesionalidad, “cantando” con el barítono, buscándole con miradas cómplices, respirando con él. Una maravilla de interpretación que nos descubrió una obra imprescindible.

Por poner un pero hubiera sido deseable que el espectador que encima de la última nota del piano cerrando Der Leiermann hubiera tardado algún segundo más antes de aplaudir y bravear a los intérpretes. No es que no fuera merecido pero hubiera sido deseable haber tenido unos segundos de reflexión para interiorizar lo escuchado. Como también hubiera sido más acertado no realizar ningún bis porque esta obra ya justifica per se un concierto, sin necesidad de añadido alguno pero aun se mantienen esas inercias que lleva al público a pedir, compulsivamente, un regalo. ¡Cómo si el concierto mismo no hubiera sido suficiente!

La Schubertiada de Valdegovía avanza en su sexta edición y, siquiera de forma simbólica, podemos decir que este festival se ha doctorado ante su público por haber sido capaz de saldar de forma tan satisfactoria un reto tan grande.