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La fuerza del conjunto

Sabadell, 21 de abril de 2024. Teatre La Faràndula. Puccini: Turandot. Maribel Ortega (Turandot), Antoni Lliteres (Calaf), Ivana Ledesma (Liù), Jeroboám Tejera (Timur), Carles Daza (Ping), Jorge Juan Morata (Pang), Marc Sala (Pong), Jordi Casanova (Imperatore Altoum), Cristòfol Romaguera (Mandarino). Cor Amics de l’Òpera de Sabadell. Orquestra Simfònica del Vallès. Daniel Gil de Tejada, dirección musical. Carles Ortiz, director de escena.

El buen nivel de las temporadas de la Faràndula de Sabadell es tema recurrente cada vez que hay que realizar una crítica de alguna de sus producciones. Que con medios modestos se consiga hacer funciones de la dignidad de esta y otras es meritorio y reseñable. Pero ya llueve sobre mojado el decirlo y no hace falta insistir en ello. La función del domingo se cerró en medio del entusiasmo general motivado principalmente por una ejecución musical muy notable pero también por una puesta en escena (de Carles Ortiz) cuando menos efectiva.

El principal fundamento del éxito del pasado domingo fue el excelente rendimiento de la Orquestra Simfònica del Vallès. La calidad del sonido orquestal fue realmente notable y las prestaciones de esta orquesta son cada vez mejores. Es cierto que la formación era un punto "camerística" para las dimensiones de una obra como Turandot y que ello se hizo notar en momentos como el final del primer acto. Pero por lo demás la ejecución fue delicada cuando debía, atenta a las dinámicas, intensa cuando hizo falta, flexible para facilitar el trabajo de los cantantes y técnicamente brillante.

Todas esas virtudes tienen muchas causas y responsabilidades como cualquier trabajo colectivo, pero también tiene una cara visible en el director Daniel Gil de Tejada, de larga trayectoria ya en este teatro. Daniel Gil de Tejada es un director riguroso y detallista, conoce muy bien las partituras que dirige y tiene un estilo sobrio. Con el tiempo (y esto no es novedad ya) ha logrado también la suficiente amplitud de fraseo para completar un trabajo excelente que se hizo también extensivo al coro, a pesar de que el coro infantil fuera un tanto más naïf de lo que ya es habitual.

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Que todos y cada uno de los integrantes del reparto ofreciera unas prestaciones cuando menos correctas completó el círculo virtuoso. Maribel Ortega cantó con un fraseo convincente y una octava alta muy brillante. Tal vez la voz perdiera algo de calidad en zonas más graves pero nos regaló, junto a la orquesta, un momento mágico ("principessa Lou Ling") en su aria.

Antoni Lliteres tiene una voz brillante y sonora, un tanto lírica para su rol pero más que suficiente en un teatro no muy grande y con una orquesta relativamente reducida. En algun momento de su primera aria se podría haber obtenido un fraseo más elocuente ("il tuo signore sarà domani", "questo, questo o mia povera Liù") y el agudo del segundo acto tuvo un punto ligeramente forzado, pero la presencia vocal con la que afrontó una parte exigente como la de Calaf le reportó un éxito tan notable como merecido que obviamente fue premiado con gran jolgorio en un "Nessun dorma" notable coronado con un agudo muy brillante.

También dio la talla Ivana Ledesma en el papel de Liù, con un canto musicalmente irreprochable y voz bella y robusta. Resolvió convincentemente sus dos arias y sólo mostró alguna debilidad al tener que cantar piano en zona aguda en su frase del tercer acto ("come offerta suprema del mio amor"). Jeroboám Tejera cantó con voz sobrada por timbre y volumen, con un fraseo notable, y solo mejoraría sus espléndidas prestaciones si el timbre (precioso) se mantuviera igualmente brillante en zona aguda.

El trio de ministros fue un auténtico lujo. Evidentemente Puccini da más oportunidad de lucimiento a Ping que a los otros dos, y Carles Daza lo aprovechó para hacer una exhibición en el segundo acto ("Ho una casa nell'Honan") y en todas sus intervenciones solistas, en las que también llamó la atención la bella y timbrada voz de Marc Sala y la eficacia musical de Jorge Juan Morata. En sus pasajes de conjunto cantaron con la orquesta espléndidamente y aunque una representación de Turandot carga la responsabilidad en otros puntos no es menos cierto que un trio así da nivel al conjunto. Tanto Jordi Casanova en el rol de Altoum como Cristòfol Romaguera en el de Mandarino aportaron su granito de arena a un conjunto vocal de un nivel excelente.

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Fotos: © Toni Bofill