Desplat OBC

Cinestesia sofisticada

Barcelona. 23/12/2016, 20:30 horas. Auditori de Barcelona, Sala 1 Pau Casals. Música de las BSO de: Twilight. “New Moon Love”, Girl with a Pearl Earring Suite, Stephen Frears Suite, The Imitation Game, Ghost Writer Orchestral Suite, The Grand Budapest Hotel, Godzilla - Main Tit, King’s Speech Suite, Pelleas et Melisande for Flute &Orch, Birth Orchestral Suite, The Curious Case of Benjamin Button Suite, Harry Potter and the Deathly Hallows Suite. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Dirección: Alexandre Desplat. 

Poder contemplar en directo a un compositor dirigir su propia obra siempre tiene algo de histórico, más si cabe, como fue el caso, si es su debut en España a frente de una orquesta sinfónica. Por lo tanto felicitaciones a los programadores del ciclo OBC Cinema del Auditori de Barcelona por este dato. 

Alexandre Desplat (París, 1961), como le llama en el programa de mano el crítico de cine Àlex Gorina, es ya un Grande, un Alejandro consagrado y premiado, coronado con el Óscar a la mejor BSO por la película El gran hotel Budapest (Wes Anderson, 2014). Un compositor que tiene una agenda de vértigo, con una media de 6/8 bandas sonoras compuestas por año, y al que es muy difícil ver dirigir su propia obra como fue el caso en los dos conciertos ofrecidos en Barcelona el 22 y el 23 de diciembre pasado.

Ambiente de gran expectación y sala prácticamente llena para disfrutar de este músico quien  reconoce en el gran Bernard Herrmann y John Williams a dos referentes que lo han influenciado en una obra poliédrica pero muy característica. 

La primera parte, algo menos brillante de lo esperado, fue de menos a más con una selección de obras, la palabra Suite usada en el programa de mano parece algo engañosa, pues lo fragmentario de las piezas no concluía en una secuencia orgánica precisa reconocible. Así con el comienzo del tema de New Moon Love  de la película Twilight, el intimísimo delicado de una melodía de vuelo lírico gustoso y pegadizo, siguió el preciosismo de la “Suite” de La Joven de la perla, donde la personalidad atmosférica de la música de Desplat se desplegó con un melodismo delicado, con una base de piano, muy presente en todo el concierto por lo que hay que felicitar la labor pulcra y intachable de Xavier Barbeta, más una flauta también destacable, con unas cuerdas de la OBC sensibles y maleables al gesto del compositor. 

Pudiera ser por la aparente fragilidad de unas composiciones muy etéreas, llenas de transparencias, sugerente y algo oníricas, que el público no acabó de despertar con evidente fruición al aplaudir hasta el final de la sección dedicada a The imitación game. Aquí el tema en obstinato del piano y su eco orquestal, con reminiscencias del minimalismo hipnótico de un Philip Glass, generó los primeros aplausos espontáneos más que de rigor, siguiendo con la Suite de Ghost Writer donde pareció asomarse también Glass, en esa curiosa mezcla de percusión evocadora y comicidad repetitiva. El final de la primera parte con su BSO oscarizada de El Gran Hotel Budapest, volvió a aparecer la curiosa mezcla de humor o caricatura en los temas con un fondo mayestático que Desplat sirvió con una gestualidad muy precisa y muy atento a la orquesta. Ver dirigir al compositor francés fue sin duda uno de los alicientes más atractivos del concierto, pues era evidente la necesidad de transmitir esa obra generada desde un conocimiento  y una creatividad irresistibles, donde la respiración, las miradas y las manos parecían construir en el aire las melodías y ritmos que lo han hecho célebre. Otra cosa es que una falta de ensayos, por cuestiones de agenda, pareció evidente en algún que otro momento falto de clímax conclusivo como fue en el final de esta primera parte. 

La segunda parte del concierto comenzó con Godzilla, donde la selección ofreció otra faceta de una compositor camaleónico que sabe dotar de personalidad cada obra, aquí con ecos góticos que recordaban al Batman de Elfman o al Jurassic Park de Williams. La orquesta pareció más homogénea y destacó el sonido compacto y fluído de la sección de cuerdas y la complicidad de los vientos y metales. De nuevo mención a la labor del piano en El discurso del Rey, para llegar a uno de los momentos más hermosos de la velada con la obra Pélleas et Mélisande para flauta y orquesta. Seguramente el carácter experimental y devocional al pasado impresionista de la música francesa finisecular, con un claro homenaje a Debussy, acercó esta bella obra más al público sinfónico que no al de las BSO. Notorio el trabajo minucioso de la flauta, bravo por Christian Farroni, que se proyectó con una respuesta orquestal sugestiva y de calidad por una OBC que pareció sentirse más acorde con esta pieza que con el resto del programa.

Después de una Suite de Birth sugerente y precisa, con las suites de El curioso caso de Banjamin Button y, sobretodo, Harry Potter y las reliquias de la muerte, se cerró un concierto que acabó en gratificante euforia de la audiencia, que supo reconocer la maestra de un músico que demostró calidad sinfónica, nobleza melódica, sentido de la complicidad y magia creativa en una obra serena y reconocible. 

Dos bises gracias a la insistencia del público hicieron aflorar un Desplat complacido y cómplice que se hizo tres selfies, smartphone en mano, con el publico de la sala desde cada uno de los lados de su podium. Con un vals del film Coco before Chanel, elegante y sofisticado como seña de identidad de la obra de Alexandre Desplat se cerró un concierto grato y

exitoso para un público cada vez más fiel a un ciclo ya consolidado y esperado dentro de la programación de la OBC.